Rachel El sol apenas comienza a filtrarse por las cortinas cuando abro los ojos, todavía envuelta en las sábanas desordenadas de mi cama. La noche fue corta y agitada, plagada de pensamientos turbulentos que me han impedido conciliar un sueño reparador. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Ariadan se proyectaba en mi mente, trayendo consigo un torrente de emociones y preguntas sin respuesta. Me siento en la cama y paso una mano por mi cabello despeinado, tratando de ordenar mis pensamientos. Hablamos tanto, compartimos tantas revelaciones impactantes, que todavía me cuesta asimilarlo todo. El simple hecho de ser consciente de que soy la compañera destinada de Ariadan me llena de confusión y temor. Recuerdo claramente cómo reaccioné cuando él me dijo que seré su reina. El mero