Emily respiró profundamente al escuchar las palabras de Axel, estaba nerviosa y su corazón latía de una forma que a ella le parecía exasperante.
—¿Cuál es esa plática pendiente, señor King? —preguntó con el tono más natural que pudo mostrar, mientras se inclinaba para recoger las tres cajas que Agnes le había pedido. Para su sorpresa, eran demasiado pequeñas, ligeras y apenas ocupaban espacio en ambas manos. Emily apretó los labios al comprender que nunca fue necesario que los dos fueran a esa bodega por el pedido de Agnes.
De pronto, una sensación de incomodidad se apoderó de Emily al recordar lo ocurrido con Axel. Recordaba sus labios arder por el beso que compartieron, y la forma en que él la miraba le hacía temblar de nuevo.
«Concéntrate Emily» se ordenó mentalmente. «Sólo son unas
