Salvados por la campana

1646 Words
ANTHONY Después de algunos minutos, entramos nuevamente. Tome un respiro demasiado hondo, sabiendo lo que me iba a encontrar una vez ahí dentro, pero trate de disimular. Por suerte, no se encontraba a la vista, y unos cuantos buenos amigos, me distrajeron hablando de negocios, solamente así pude deshacerme de su imagen en mi cabeza, no fue, sino hasta que la divisé. Se encontraba caminando a lado de mi hija, riendo y charlando, con una copa en la mano, atrayendo la mirada de algunos idiotas de ahí. La seguí con la mirada, fingiendo prestar atención a la charla, cuando ni por asomo me interesaba en ello. No podía quitarle los malditos ojos de encima, es como si su simple presencia me pidiera buscarla, después de unos segundos, mi hija la dejó sola, caminando rumbo a las escaleras y ella se levantó rumbo al jardín, pero me di cuenta de que el hijo de uno de mis socios la siguió. Me disculpé con los presentes, en seguida busqué a mi esposa con la mirada y me di cuenta de que se encontraba charlando con un par de amigas, así que me dirigí hacia donde ella fue, con el pretexto de ayudarla, si es que requería de mi ayuda. Me apresuré y alcancé al tipo, quien se encontraba un poco ebrio al parecer. Esperé unos pasos detrás y entonces pude ver que él quería hacer algo que ella no aprobaba. —Será mejor que la dejes en paz, antes que llamé a seguridad y te echen a patadas —el chico se encontraba ebrio, pero no lo bastante como para saber qué es lo que estaba haciendo. —Lo siento, señor Conner, lo siento, señorita —habló un poco extraño y salió enseguida de ahí, dejándome a solas con ella— ¿te encuentras bien?, ¿se propasó de alguna manera contigo? —traté de hacerla sentir mejor. —No, al parecer, llegó a tiempo, gracias por ayudarme —sonrió levemente, supongo que, para no preocuparme, pero parecía que quería salir corriendo, aunque no lo hizo. Yo quería acercarme, pero no era lo correcto, y gracias a Dios, Ellie llegó para ayudarla y ayudarme de cierta manera a mí también. —¿Qué pasó? —nos miró a ambos. —Tu padre me salvó de un chico que quería… —No digas más, seguro fue el imbécil de… —Ellie, no importa, por suerte tu padre se encontraba cerca y, de todas formas, no sucedió nada, así que no te enojes. —De acuerdo Anya, pero será mejor que nos vayamos ahora o mataré a ese pendejo. —¡Ellie! —alcé la voz, algo que no toleró de mi hija es su vocabulario tan… florido. —Lo siento padre, pero es lo mínimo que se merece. De todas formas, gracias por ayudarla, no sé qué hubiera sucedido si no hubieras estado cerca —asentí, sin muchos ánimos de responder nada— y bueno, solo para avisarte, que ya nos esperan, nos cambiaremos y nos iremos. —Está bien, no las entretengo más —me di media vuelta y regresé a la fiesta, donde nadie se había percatado de lo sucedido, excepto mi esposa, quien, con cara de preocupación, se acercó para preguntarme que había sucedido al ver mi rostro furioso. —Cariño, ¿qué sucedió?, ¿te encuentras bien? Le tuve que explicar todo, omitiendo algunos detalles, por supuesto. Me pidió que me adelantara y ella iría a revisar que todo se encontrara bien con Anya. Las escuché hablar un poco mientras pasaban a mi lado, era obvio que mi esposa y ella tenían una muy buena relación. Lisa se fue junto con ellas a la planta alta, seguramente para seguir interrogando a Anya, mientras yo solo pude hacer nada, el idiota ese, al parecer, ya se había largado de mi casa y mejor así, porque de encontrarlo, o habría molido a golpes. Un par de minutos después apareció Lisa junto a Ellie y Anya, quienes ya se encontraban vestidas de diferente manera, no podía creer que mi hija saliera vestida de esa forma, pero no había nada que pudiera decirle o hacer para hacerla cambiar. Ambas traían puestas un vestido demasiado corto para mi gusto, seguro que, si por cualquier motivo se agachan, se les verá todo el maldito culo, ¡no puedo creerlo!, ¿cómo es posible que Lisa permita que Ellie se vista así?, la verdad quería ir a reclamarle, pero no tenía caso hacer una escena, justo ahora. En realidad, ni ahora ni nunca, porque en su momento, Lisa también vistió de esa forma y aunque su belleza fue lo que me atrajo de ella, lo que me terminó de caer rendido a sus pies, fue que en todo momento se dio a respetar. Ellie llegó a despedirse de mí, Anya parecía estar buscando al chico que pensaba atacarla y Lisa me pidió que fuera yo quien hablara con ella. No sé en qué momento se le ocurrió semejante estupidez, pero tampoco me pude negar, porque quería pasar un tiempo a solas con la chica, sin que nadie malinterprete las cosas. —Papá, hemos venido a despedirnos, mi madre me ha dicho que quieres hablar con Anya —Lisa me miró para que no le llevara la contra. —¿Verdad que si amor? —se aproximó Lisa y nos apartamos un poco de ellas para que no pudieran escucharnos— habla con ella, al parecer tiene miedo de salir, seguro que tú podrás calmarla. —Pero Lisa… —ni siquiera me dejó terminar, cuando ya me encontraba pidiéndole a Anya que me siguiera a mi despacho. Ella caminó delante de mí, y yo lo único que pude mirar fue su culo y pensar en lo hermosa que se veía, ni siquiera tenía idea de lo que planeaba decirle, porque mi mente se encontraba ocupada, imaginando todo lo que podría hacerle ahí dentro. Me adelanté rápidamente, porque estábamos cerca de llegar a mi despacho, abrí la puerta y le pedí que pasara, ella sonrió un poco y paso delante de mí, dejando su maldito aroma a su paso, cerré los ojos porque mi polla estaba reaccionando únicamente por instinto. Le pedí que tomara asiento mientras yo me acomodaba un poco el pantalón para que no se notara la campaña en mis pantalones, me senté rápidamente y quedamos frente a frente. —Lo siento mucho, señor, no pretendo incomodarlo de ninguna manera —, fue ella la primera en hablar— le pedí a Lisa que no le dijera nada, pero suele ser demasiado persuasiva —ambos reímos un poco. —No te preocupes, sé a lo que te refieres, conozco demasiado a mi esposa como para saber que siempre termina haciendo lo que se propone, pero dime, quisiera conocerte un poco, supongo que Ellie me habló de ti en algún momento, pero el trabajo y todo eso… —Lo entiendo, debe de ser una persona demasiado ocupada. —Pero dime, ¿ya te encuentras mejor?, noté que te encontrabas un poco incomoda al bajar y llegar a la estancia donde se encontraban los invitados. —Si ya me encuentro mejor, y tenía un poco de miedo al bajar y volver a encontrarme con ese chico, pero por suerte, no lo encontré. —No lo encontraste, porque al parecer el bastardo se fue antes de que yo mismo pudiera echarlo. Si algo te hubiera hecho, te aseguro que ahora mismo… —me hallaba un poco alterado de solo pensar en lo que le pudo suceder, así que dejé de hablar y guarde todos esos pensamientos solo para mí— no importa, ese idiota no volverá a poner un pie en esta casa. —Gracias, señor Conner —ansiaba tanto que me llamara por mi nombre, pero no podía pedírselo sin borrar esa ligera línea que nos separaba. —Siempre podrás contar conmigo para lo que necesites, también tienes a Lisa o Ellie —deje una tarjeta con mi número sobre el escritorio para que ella lo tomara— si necesitas algo y no puedes contactar ni a Ellie ni a mi esposa, siempre puedes llamarme a mí, a la hora que sea, no importa. Asintió y se levantó rápidamente, supongo que eso la tomo por sorpresa o quizá yo había cruzado la raya, tomó la tarjeta y yo también me levanté, aunque no me esperaba lo que estaba a punto de hacer. Se acercó a mí y me dio un abrazo, pero ese abrazo se sintió más como cuando Ellie me abraza. —Gracias por sus palabras y espero en verdad nunca molestarlo —la abracé de regreso, pero de igual forma, como si me encontrara abrazando a mi hija, después de un momento ella se limpió su rostro y salió rápidamente de mi despacho. Una vez que salió de mi despacho, me quedé un momento pensando en sus palabras y en su actuar. Después Lisa entro con una enorme sonrisa y me agradeció. —Cariño, muchas gracias por hablar con ella, no sé lo que le hayas dicho, pero parecía realmente feliz —estaba un poco confundido, porque creí verla derramar un par de lágrimas. —De nada amor, pero ¿tú conoces a su familia? —No la conozco, pero por lo que me ha contado Ellie y hasta la misma Anya, no creo que se preocupen por ella, aunque ya te podremos hablar más tarde de eso, ahora salgamos que los invitados están preguntando por ti. —De acuerdo —asentí, dejando un beso en su frente y también quedándome con una enorme duda sobre esa chica. Cuando salimos, ellas ya no se encontraban, al parecer se acababan de marchar, y mejor así, porque necesitaba dejar de pensar en esa chica, sacármela de la cabeza o terminaría haciendo una tontería de la cual me arrepentiría por el resto de mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD