Acepto el trato.
Regresar al día siguiente al club sin ninguna ganancia la noche anterior me hacía sentir incómoda. Sentía que debía empezar de cero. Pensé en irme a otro lugar, pero en ninguno conseguiría el apoyo que tenía en Madame Sashim, bien es cierto que defendía los intereses del negocio por encima de nosotras pero sentía que era una mujer en la que podía confiar a ciegas.
Entré al club, me tomé dos bebidas energizantes porque con la borrachera anterior había quedado destruida. Los trasnochos ya empezaban a dejar mella en mi cuerpo.
Ayude a decorar con globos de corazones y algunas flores, la temática de esa noche sería el tema del amor y la amistad. Sentía el corazón arrugado porque después de tener tres hombres a mis pies, ahora no tenía a nadie para celebrar el día.
Me puse guapa porque tenía que trabajar bastante esa noche para reponer las perdidas del día anterior. Salí y quise bailar un poco en la tarima antes de seleccionar a un hombre.
Movía mis caderas como si no hubiera un mañana y como me dió calor empecé a sacarme la blusa y quedé de nuevo con mis senos al aire, solamente con unos cubre pezones de conejita playboy.
Antes de terminar de bailar un tipo grandote me cogió por las piernas y me dirigía a una mesa. Pero me daba la impresión que ese hombre musculoso era el mismo que había tenido un enfrentamiento con el Doctor Deninsón. Me bajo en una de las mesas VIP más caras del lugar y el hombre que estaba fumándose un puro habló:
—¡Hasta que al fin te tengo en mi presencia, diosa! —Era un hombre de unos cuarenta años, vestido con traje de gala de color plateado. Su corbata azul rey resaltaba en su atuendo. Extendió su mano y yo le acerqué la mía.
Me halo hasta su regazo y me olió.
—No me agrada mucho tu perfume barato, Canela. ¡Puedo ser tu salvación si solo me aceptas! Tienes el temple pero te falta la clase. Y eso no es inconveniente. —De inmediato las palabras de Madame llegaron a mi mente, éste debía ser el político que deseaba contratarme. No tenía una mejor opción, necesitaba recuperar mi posición en el club y si significaba aceptar ser la mujer de ese tipo por seis meses lo iba a hacer.
—No sé ¿Cómo puedas ser mi salvación? Pero si hay buena pasta de por medio, acepto. ¡Necesito trabajar mucho para pagar mis deudas! —Aquel hombre se levantó de su mesa, agarró mi mano y me dirigió a la calle.
Vi que Madame estaba en una mesa y le dije adiós para captar su atención y que supiera que me iba con ese hombre. Ella solo sonrió complacida. Ese simple gesto hizo que me tranquilizara.
—Súbete al auto que iremos con un abogado para cuadrar las condiciones del contrato. —Bueno si así estaban las cosas, solo podía aceptar.
Llegamos a una casa lujosa, nos acercamos al portón y el celador de inmediato le dió el paso. Me bajé del auto y aunque el lugar donde estacionó el auto estaba un poco oscuro todos el lugar derrochaba elegancia.
—Mucho gusto señorita. Soy el Abogado de la familia y me complace ser quien lleve a cabo éste importante contrato. —Le dí mi mano y vi como no dejaba de observar mis senos, no había tenido chance de buscar algo que me cubriera el pecho.
—Inicialmente el contrato durará seis meses a partir del próximo mes de marzo. — Aun faltaba mucho tiempo para esa fecha. Pero bueno era un hombre precavido, fue lo que en mi mente inocente deduje.
—Canela, aunque prefiero llamarte por tu nombre verdadero: Alejandra, antes de que firmes para ser mi escort por seis meses debes saber que tengo una serie de condiciones respecto a la forma de tu cuerpo y a tu parte estética. —No estaba entendiendo mucho pero entendía que si lo iba a representar para un cargo político debía cumplir con algunos estándares de belleza.
Pues asumo que un corte de cabello, ropa más recatada y uso de algunas joyas caras… Pero esa parte iba mucho más allá de lo que yo podía pensar.
—Para que te hable de los cambios que se te van a hacer, te presento al Doctor Lewis Suárez, es un reconocido cirujano plástico y yo confío en su buen gusto. —Le dí la mano y me quedé fría cuando observé que era el caballero del Audi R8 naranja, al que le había prestado un servicio y se había dedicado a estudiar mi cuerpo.
—¡Buenas noches preciosa! —Respondí a su saludo y me pegó a su cuerpo en un abrazo caluroso.
—Claro que si, Juah Daniel. He estudiado un poco el cuerpo de la niña y te garantizo una obra monumental. Señorita, solo debes confiar en mí profesionalismo y dejar que haga la magia. —Bueno pero una cirugía plástica era costosa, por eso nunca lo había siquiera pensado entonces quise preguntar:
—¿Quién pagará los costos de la cirugía? Deben saber que yo no podría costear ni una simple inyección de botox. —El doctor se puso a reír y dijo:
—No te preocupes. Ya está todo pagado. Tú solo debes disponer de tu tiempo y de tu cuerpo para que la recuperación sea satisfactoria. Además a partir de hoy tendrás un sueldo que se duplicará apenas firmes el contrato en seis meses. —Bueno si esa era una de las condiciones aceptaba pero quería conocer de qué cambios hablaban así que pregunté:
—¿Cuáles cambios son los que me harás? Sé que eres experto en tu tema pero necesito saber cuál es el objetivo final. —Me enseñó una carpeta con fotos de cuerpos esbeltos, tomó una impresión y empezó a dibujar:
—Necesitamos hacer varios cambios, el primero que harás será subir de peso, estás muy delgada y necesitas un peso adecuado para los cambios que involucran elevación y aumento de senos, un trasero grande y redondo, le haremos la bichectomia, tus finos labios se transformarán en carnosos, y te haremos un rejuvenecimiento vaginal. Además el cabello lo llevarás de color rubio claro a media espalda y por último en una de tus nalgas llevarás un gran tatuaje. —Todos los cambios que el sugería implicaban dolor. Claro que todos esos retoques aumentarían mi valor. Ya podría decir que me convertiría en una puta cara y fina.
—Olvide mencionar que tu piel debe estar completamente bronceada de forma natural. La primera operación será la del rostro. Y a medida que ganes peso con un tratamiento de hormonas que te prescribiré procederemos con lo demás. También te pondré un aparato anticonceptivo en el brazo. —En seis meses estaría irreconocible. Firme el primer preacuerdo y Juah Manuel me dijo que no me volvería a ver hasta que todas las cirugías estuvieran hechas.
El doctor Lewis sería el encargado de controlar mis gastos y mis cambios físicos. Si llegaba a surgir alguna emergencia económica él respondería. No podía volver al club, podía asistir a piscinas, gimnasios o clubes a hacer ejercicio. No debía mantener contacto s****l con ningún hombre pero debía mantenerme activa así que me entregaron una gran cantidad de juguetes sexuales para endurecer mi suelo pélvico y .varios vibradores de diferentes tamaños.
No me podía oxidar. Ya estaba acostumbrada a tener sexo a diario y por ende debía mantener mis rutinas si quería estar al día en seis meses.
Me propuse estudiar un poco para mejorar las técnicas en la cama porque si ese hombre ganaba yo quería que me renovará el contrato.
No me estaba creyendo más que las demás, pero de ser posible a ese oscuro club no regresaría. Madame Sashim me hizo llegar un cheque con mi liquidación y decía que las puertas quedaban abiertas para mí, sentí un poco de nostalgia porque allí había aprendido todo lo que sé.
El lunes bien temprano llegué a la estética por la bichectomia, de una vez me inyectó los labios. Sería una semana guardando reposo, pero comiendo chocolates, dulces, frituras, grasas y demás productos que me ayudarán a subir de peso. Cuando se me desinflamó la cara, no me reconocía.
Mi rostro se veía estilizado, sonreí y vi que me hacía falta un nuevo diseño de sonrisa para lucir mi nueva cara con más elegancia. Sería algo que hablaría con el doctor Lewis. ¡Espero que no se salga del presupuesto!
Esas semanas de recuperación estuve al lado de mis chicos. Cuando mamá vió lo que me habían hecho no daba crédito que hubiese gastado tanto dinero en esas modificaciones. Cuando le comenté que aún faltaban las más notorias se puso furiosa y empezó a sacarme en cara que una prima de ella se había muerto por inyectarse sustancias desconocidas en el trasero. ¡No estaba de acuerdo por nada del mundo con cualquier proyecto que emprendiera! Bueno cuando me casé con Xavier si estaba feliz porque me iba a independizar.
Recuerdo que cuando le dije que empezaba a trabajar en el club como striper, me dejó de hablar algún tiempo y me amenazó con quitarme los niños. Pero después cedió y hasta me los cuidaba. ¡Era una buena abuela!
Empecé a entrenar para agarrar masa muscular, porque con el tratamiento que me estaba tomando sentía que me iba a volver demasiado gorda, estaba comiendo demasiado, así que mientras me operaban iba a hacer ejercicio. Empecé a entrenar en gimnasia, natación y corría cerca de una hora a diario.
El resto del tiempo lo dedicaba para consentir a mis niños y para estimular unos orgasmos inolvidables al menos tres veces al día con los juguetitos que me habían regalado. Se acercaba la fecha del rejuvenecimiento vaginal y tenía miedo, pero el doctor me explicó que no llevaría más de una hora porque se hacía con láser y no necesitaba hospitalización.
Por los resultados que me había enseñado en fotografías, iba a engrosar un poco la parte de los labios y a recortar el exceso, se me iba a ver más estrecha, además iba a aprovechar para aclararme la zona del bikini, con los dos embarazos se había oscurecido un poco.
Para el siguiente día la cita era para depilación definitiva, me despedirá de rasuradoras y cremas depilatorias. Los únicos vellos que quedarían en mi cuerpo serían los de mis cejas.