En el Trabajo parte dos

1172 Words
- ¡Ay! Mi niña, voy por los informes. - Se va con su tumbao al escritorio, es una mujer de treinta y siete años, bajita, un poquito regordete, dice que se parece a "Marie Jones", de cabello teñido de rubio, blanca de ojo marrón claro, casada pero no podido tener hijos, han intentado de todo y nada que lo logran. -Carmencita, dame un momento ya vengo por ellos, se me olvido un carpeta.- Salgo casi que corriendo para que no me agarre el tarde, apenas entro al depósito siento el impacto del frio en mi cara, es un depósito de procesos de mariscos y siempre está a veinticinco grados centígrados, en la cuidad en que vivimos, el sol está presente cada día, estamos en Vigo en la zona industrial de Beira mar es una de las sucursales más pequeñas de las empresas de Exportaciones D'ALTRUI, aunque también hay una temporada que llueve muchísimo, me encanta cuando llueve, el olor a tierra mojada y estar bajo la lluvia me da paz, hoy no es uno de esos días, está muy caluroso, me consigo con Esmeralda es una mujer de cabello rojo, blanca y con ojos verdes saltones es muy linda pero su maldad se lleva toda esa belleza. -Buenos días. - La saludo por educación, no estaba temprano y no le reclamarle, no me voy amargar mi día. -Que tendrán de buenos. - Me mira de arriba, abajo torciendo sus ojos, respiro hondo para no matarla aquí mismo, es con una que tengo que liar todos los días, hago todo mi esfuerzo hoy no quiero pelear, voy a los archivos ella se empeña en buscarme la piedra y hacerme pasar un mal rato, diciéndome que mi cargo no lo merezco, que ella es quien debería tenerlo, la ignoro y salgo del depósito me voy al depósito de Señor Sánchez, tiene cincuenta años y ha trabajado toda su vida aquí es un afroamericano. -Buenos días, señorita Martínez. -Vengo por los informes de la semana pasada, si no los tiene listos, paso más tarde. - Le doy media sonrisa. -Ya te los dejé en el salón. - Me señala con su mano las oficinas, es un edificio pequeño, aparte de los depósitos, están todas las oficinas y las salas de reuniones. -Muchas gracias, apenas termine de recoger los otro, voy por los de usted. - Nos despedimos y voy por la que me tiene preocupada -Holaaaaaaa... - Entro al depósito. -Hola. - Está con su cara agachada para que no me dé cuenta de que estuvo llorando, no le pregunto nada, no es el momento, se pondría peor, ella ya sabe por lo que vengo, me da los informes sin decir una palabra, voy al depósito de Carmencita. - ¡Ayyyy! , mi niña te estaba esperando y ¿a ti que te pasa que vienes pensando en pajaritos preñados.? - Me gruñe moviendo sus manos, me saca de mi ensimismamiento, empiezo a contarle como vi a Paty y lo preocupada que me tiene. -! ¡Ay! mi niña, tenemos que sacarla de esa depresión... - ¿Y cómo hacemos?, Si no quiere hablar. - Ella me entrega las carpetas. -Lo más seguro es que se volvió a pelear con el gilipollas de su marido. - Acordamos que tenemos que buscar la manera de sacarla de ahí lo más pronto, me fui a buscar el resto de los informes para terminarlos en el salón, no los facilitaron para poder tener un sitio, donde volvernos locos entre tantos papeles. -Buenos diassss. - Le digo a mi vecino Giovanni, vivimos en el mismo edificio, su esposa e hijos son un amor, son de México. -Bien, no me quejo. - Me da una leve sonrisa, lo dice sarcástico, esta entre una montaña de papales, mi móvil me saca de mi ensimismamiento, veo de reojo a Giovanni está también metido entre los documentos.... ¿En dónde carajos estas mi niña, no piensas venir almorzar? (Mario Jone), Carmen Lamas -Me río de su comentario, miro la hora son las doce y media. Ya voy...... Estefanía Martínez. -Acomodo los informes y salgo del salón, Giovanni no quiso venir, quiere terminar las montañas de carpetas que tiene, entro al comedor, busco a las chicas con la mirada se pone muy lleno a la hora del almuerzo, Carmencita sube la mano para decirme en donde están, pasado un rato de comer nos quedamos hablando, Carmencita le reclama a Paty que ya dejé de llorar, que ese hombre no la quiere y que se busque otro. -! ¡Ay! mi niña, no me veas así, que a ti te vamos a beatificar, desde hace mucho que no estás con un hombre, ya debes de ser virgen de nuevo. - Le abro los ojos como platos, tomo de mi jugo no le prestare atención. -Les tengo la última. - Se acerca más a nosotras... -A ver, ¿cuál será señora periodista? - Me mofo de ella, no le gusto me dio un codazo en las costillas. -Les van a poner nuevo jefe a los depósitos de almacenes principal, viene cortando rabo y oreja - Se cruza de brazos. - ¿Quién te dijo eso? - Quede sorprendida. -No te voy a decir, son unos informantes muy anónimos. - Arquea una ceja y poniendo su cara de que se las sabe todas, después de hablar un rato, regreso a buscar los informes, se los llevó a mi jefe. -Buenas tardes, señora Martha. - Es una mujer irlandesa, cabellos rojizos, pecosa, cuarenta años, saluda con una sonrisa de lo más linda me hace pasar a la oficina ya el señor Herrera estaba esperando. - Se puede saber, ¿Por qué me has traído los informes tan tarde? - Gruñe apenas entro. -Disculpe no volverá a pasar. - Gruño entregándole los informes, su mirada es de un pervertido, trato de ni verlo. -Ya tiene los informes, me retiro. - Abro la puerta. -Recuerda que tú estás aquí, gracias a mí, me debes muchos favores. - Que gilipollas, lo fulmino con la mirada, me agarro del pomo de la puerta muy fuerte, los nudillos ya están blancos. -Le agradezco que me diera este trabajo, que yo recuerde no le debo nada, más que mi agradecimiento. -Se le olvida que usted está aquí, porqué su tía me hacía ciertos favores y como ella no está, te los tendré que cobrar a ti. - Esta encaminándose hacia mí, tan cerca que dan ganas de vomitar. -Usted lo dijo muy bien, mi tía era quien le hacía favores, yo no. - Le gruño cerrando la puerta con fuerza, que un poco más me queda el pomo en la mano, veo de reojo a Martha que dio un respingón del susto, voy al depósito termino mi jornada laboral, ya las chicas estaban en los vestidores listas para irse, entro a las duchas tardo un buen rato bajo el agua, necesito desestresarme un poco, ellas se despiden, salgo de la empresa, para ir a ver a mi princesa y mis abuelos. Liskarlyn Rodríguez.
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