—No —sacudí la cabeza ante la pregunta de Félix Ferrer—. No es nada, es que ando un poco nerviosa últimamente, ya sabes... Él asintió, mientras su rostro se tornaba triste y sus ojos comenzaban a cristalizarse. —Yo también lo he estado —admitió la antigua oficial pareja de Tommy. Lo demás es historia repetida, me conversó acerca de las cosas que hacía en Australia y de qué planes había tenido con Tommy, por supuesto que una que otra lágrima larga fue secada por su pañuelito de tela cara y yo sólo le escuchaba como un zumbido lejano, asentía y era puntual con lo que le respondía, intentando no parecer grosera al no estar pendiente de todo lo que hablaba. El bus me dejó en la parada indicada y a partir de una despedida nerviosa y corta bajé a toda velo