Pulsé el botón del control remoto en mi mano y el viejo aire acondicionado comenzó a enfriar la estancia. Aún con la otra mano sostenía el móvil cerca de mi oído. —Estaré bien, mamá —dije después de una extensa conversación con ella en la que me contaba cómo se había sentido al mirar de lo que se me acusaba en las redes—. Sólo... no estés indagando en las redes, es algo que debes evitar ahora más que nunca, ya estoy trabajando en arreglar la situación. Ésta mañana fui al CICPC. —No estés sola en ningún momento —suplicó mi madre—. Creo que es mejor que regreses a casa, tu padre y yo iremos a buscarte... —No —interrumpí de inmediato—. Ya te dije, mamá. Voy a estar bien. Si no estoy aquí no sabré nunca quién está detrás de todo esto. Y debo averiguarlo pronto.