Un halo de briza meneó mis cabellos, acomodé mis gafas aunque no hubiera necesidad de hacerlo. —Esta mañana fue suspendido un funcionario del comando —informó, cortando más carne—. Él alegó siempre que fue un error de sistema, un accidente en la red —pausó y yo deseaba que hablara de una vez, algo me decía que la cosa estaba yendo como no debería—. Ya habíamos dado con el IP correcto, se tenía el dispositivo localizado. Ya sabíamos dónde encontrar a quién te persigue —mi corazón se aceleró—. Los ordenadores comenzaron a parpadear apenas logramos eso, pensamos que sería un virus, luego se apagaron. Cuando las reiniciamos no encontramos la información, nos quedamos donde empezamos. Lo más probable es que esto se extienda un poco más, a estas alturas la persona que usa el perfil