La expresión del hombre frente a mí era de impavidez aunque se esforzara por disimularlo, pero yo me sentía tan iracunda como impotente, luchando por no alzar mi tono de voz o llorar. —Mi padre —me avergonzaba llamarlo así, de modo que fui más fría—. Robert se acostó con Tommy en mi cara, y no me di cuenta hasta que revisé su móvil sin que se diera cuenta, pude ver —dije con asco—, fotos de Tommy desnudo y palabras en las que le subía el ego diciéndole cuán buena fue la cosa. Fue muy fácil indagar en los asuntos que Robert tuviera en su móvil, pero me dejé descubrir por él, me arrebató el dispositivo y fue cuando estallé —inhalé y exhalé, GianPaolo me miraba con las cejas ligeramente enarcadas y tenía razones para hacerlo—. Intentó reprenderme por revisar su móvil, pero le di