Ese otro día me encontraba vestida con una franela verde fosforescente sobre la cual me puse un chaleco gris que dejé desabotonado, un ajustado pantalón de mezclilla color n***o de talle alto y un par de zapatos deportivos blancos. —¿Se encuentra el inspector Bonsignore? —pregunté después de dar los buenos días. Todo el camino de ida hasta el comando del CICPC estuve meditando acerca de lo importante que es no ir todo el tiempo de mal genio. —Claro, señorita —me contestó la recepcionista totalmente cordial, cosa que agradecí internamente—. Espere un momento, ya nos dirá si está disponible. —Acordamos vernos aquí a esta hora —respondí antes que ella levantara el teléfono. La señora de castaño cabello lacio en una cola alta se detuvo. —Entonces le avisaré que u