Cherry Olsen.
–Es un estudiante cabeza dura, pero cuando quiere algo, se esfuerza lo suficiente. Solo necesita paciencia y un gran empujón. –sonrió el profesor, intentaba darme ánimos.
‹‹No lo estaba logrando››
Dios, me sentía tan nerviosa, habiendo tantas personas en la escuela con malas notas académicas en álgebra tenía que tocarme con el chico que me pone los nervios de punta, el chico que me roba los pensamientos y me deja como idiota.
Y en realidad, no me preocupaba que Cedric no me pusiera atención, realmente el problema es que soy muy tímida y no sé como manejarlo. ¿Cómo lucharé contra mi timidez? En toda mi maldita vida en la escuela, jamás le he dirigido la palabra a ese rubio. Le dedico minutos de mi tiempo, suspiros de mi pecho, intensos anhelos y rebosantes sentimientos románticos, pero jamás... una palabra.
Esta vez, mi karma estaba siendo totalmente despiadado con mis sentimientos y propósitos, espero lograrlo, por mí propio bien.
Cedric Lennox
–Tu tutora será Olsen...
–Quiso decir, tutor, ¿no es así? –interrumpí a mi profesor.
–No Cedric, no hablo de Olsen Benedict, sino de Olsen Cherry. –afirmó Mr. O'Ryan.
–¿Olsen Cherry? ¡¿Quién rayos es Olsen Cherry?! –cuestioné exaltado.
–¡Eres tan necio! –me reprendió. –¡Cherry Olsen es la prima de Benedict Olsen! ¡¿Es tu amigo y no sabes algo tan importante?! –argumentó enojado mi profesor, se frotaba la sien con esmero.
–Mmmm...–balbuceé y me detuve a pensar un instante. –No, no sabía que Benedict tenía una prima. –afirmé.
–¡Están en la misma clase! ¡Se sienta cerca de ti! ¡¿Hablas en serio?! ¡¿De verdad no sabes quién es?! –estaba histérico.
Yo negué con la cabeza, no tenía idea de quien era esa chica.
–¡Eres una cabeza hueca!
–¿Benedict no puede ser mi tutor? –cuestioné, es mi amigo y sé que sería más fácil para mí si él me ayudaba.
–No.
–¿Max Hamilton? –cuestioné de nuevo, porque él también es muy inteligente y nos llevamos genial.
–¡Qué no! Ellos mismos te rechazaron Cedric, saben lo torpe que eres y lo fácil que te distraes, no te quieren como su pupilo, la única que queda es Cherry. –me explicó muy alterado Mr. O'Ryan.
–Per...
–¡Adiós, joven Lennox! –me empujó hacia la puerta y me cerró la puerta en las narices.
Miré el papelillo que tenía entre las manos.
–Cherry Olsen...–balbuceé.
¿Quién será esa chica? No tengo ni la más remota idea.
–¿Mi prima será tu tutora? –chilló Benedict, al parecer, la idea no le gustaba para nada.
–¡Así es! ¡¿por qué jamás me dijiste que tenías una prima?! –le reproché, estaba muy indignado.
–Credric...– me llamó. –¡Todos saben que tengo una prima! ¡Eres bastante idiota! –me gritó.
Odio cuando Benedict grita.
–Bueno, a mí no me habías dicho.
Solo logré apreciar como mi castaño amigo rodó los ojos, nunca me ha tenido mucha paciencia en realidad.
–¡No es ningún pretexto, solo que jamás le prestas atención a nada! –está disfrutando gritarme. –¡Más te vale no ser un patán con ella, sino te las verás conmigo! Es una chica tímida y maravillosa...–afirmó mientras me sujetaba de la corbata de mi uniforme con bastante fuerza. –¡Te mato si le haces algo! –me amenazó con bastante rudeza, al parecer, le tiene mucho cariño a esta chica, lo mejor es no meterme con ella.
–Calma, me portaré bien. –afirmé. –Confía en mí. –le aseguré.
Nunca había visto a Benedict ponerse de esa manera. Realmente sentí un poco de inquietud ante su agresivo comportamiento.
–¡Y has tu mejor esfuerzo! –agregó.
–Si claro...– sonreí.
–Más te vale, idiota. –agregó y solo lo observé sujetar su mochila deportiva y salir del campo de entrenamiento.
Cherry Olsen
Estaba sentada en la biblioteca, en ese lugar hay tanto silencio que podía escuchar el retumbar estrepitoso de mi corazón. Estaba al pendiente del reloj de pared y a la par, arrugaba la falda de mi uniforme, mis manos sudaban.
Ya era tarde y no llegaba, eso solo provocaba que mis sentidos estuvieran cada vez más a la deriva. Deseaba tirarme por la ventana o salir corriendo, mis nervios estaban a punto de reventar.
–¡Ya estoy aquí! –exclamó el rubio mientras pateaba la puerta de la biblioteca haciendo su: "entrada triunfal"
–¡Silencio! –reclamó la encargada de la biblioteca mientras le dirigía una hostil mirada.
–Oh sí, disculpe. –susurró.
Comenzó a caminar, me buscaba con la mirada. Está de más decir que estaba totalmente petrificada a la galanura de su figura, a su altivo porte y su atractiva mirada. El aire me faltaba. Debía facilitarle el que me encontrara, ¿cierto?, pero es que no podía gesticular nada.
Se agitó su hermoso cabello rubio, creo que estaba tocando el límite de su nula paciencia al no dar conmigo.
–Debí pedirle a Benedict que me la presente. –susurró.
Con claridad podía escuchar lo que salía de sus labios, estaba a tan solo unos metros de él. Lo visualicé sacar un papelito del pantalón de su pantalón.
–¡¿Quién rayos aquí es Cherry Olsen?! –gritó a pesar de que segundos antes lo habían reprendido por la bibliotecaria.
Yo, enrojecí en breve. Mí rostro ardía, podía sentir que la temperatura del lugar se había elevado en cuestión de milisegundos. El suelo, mi suelo, había vibrado ante el retumbar de su tinte de voz. Qué dulce se escuchaba mi nombre al ser conjurado por esos labios.
Se quedó parado en medio de la biblioteca.
–¡Joven! ¡Salga inmediatamente de la biblioteca! Este es un lugar en donde el silencio es fundamental para la concentración. No permitiré que se la pase gritando aquí. –le regañó la señora de edad.
–Yo...–susurró él.
–¡Salga! –replicó la mujer.
–Pero...–intentó justificarse.
–¡Fuera! –repitió.
–Viene conmigo...–argumenté poniéndome de pie tan de prisa como mis piernas me lo permitieron.
–¿Está con usted señorita Olsen? –ahora, esa mujer dirigía su mirada hacia mí.
–Así es, él es mi tutorado. –anuncié con cierta dificultad.
–Eso cambia la situación. Entonces, supongo que puede quedarse. ¡Pero guarde silencio, jovencito! –amenazó de manera estricta la mujer mayor.
–Sí, sí, se lo prometo. –asintió con la cabeza Cedric.
Cedric Lennox.
Lo miré detenidamente, su cabello era oscuro, liso y largo; tenía un flequillo que se deslizaba justo en su frente, apenas y permitía contemplar el tono claro de sus ojos. Era una chica de estatura media, delgada.
Quedé absorto unos instantes ante la imagen de la prima de Benedict.
‹‹Por suerte, no es bonita, eso sí sería un problema porque entonces, no lograría concentrarme o tendría conflictos con Benedict por intentar enamorar a su prima. ›› pensé aliviado.
La seguí hasta una mesa cercana, en ella, había muchos libros, hice un gesto desaprobatorio, no habíamos comenzado y una terrible jaqueca comenzaba a apropiarse de mí. Maldición, necesito pasar esta maldita materia si quiero seguir jugando futbol, no me puedo perder el campeonato porque será contra mi rival de toda la vida y la única manera en la que el profesor Roberts me permitirá participar es pasando este fiasco examen. Suspiré intentando tener una actitud más optimista.