–No juegues así. –exclamé. Estaba muy nerviosa. Siento arder mis pómulos. Él sonreía con verdadera travesura, ladeé la mirada, no quería toparme con ese gesto rebelde. –Di sin pensar, tu lugar favorito…–me incitó con esos ojos azules tan brillantes. –“hyde park” –exclamé sin titubear. Cedric echó una carcajada. –No pensé que dirías un parque, pensé en un lugar distinto como una discoteca, el boliche, algo de ese estilo…–se rió. –Vamos ahí. –asintió y nos encaminamos a ese lugar. Llegamos al parque, este se encontraba en medio de la ciudad. Tenía varías áreas de recreación, aún había luz del día, un ligero atardecer comenzaba a asomarse con sutileza, las hojas de los árboles eran de un tono ocre, estábamos en otoño, ardillas corrían de un lugar a otro. Los tacones eran incómodos,