POV. ATLAS. Me vendí. ¿Satisfecho? Las palabras de Olympia quedan suspendidas en el aire. El silencio es casi perturbador y puedo ver lo difícil que es para ella pronunciar esas palabras. La miro desde mi altura. Su pómulo está verdoso a causa del golpe en su mejilla, su brazo en el cabestrillo y el pie sobre los cojines, me recuerda que está convaleciente. Y fui honesto cuando le dije que estaba feliz de que estuviera en casa. Desde el accidente de Olympia mi cabeza se ha vuelto un nido de ideas, sospechas y certezas. Y cada día se hacen más grandes. —¿Atlas? Parpadeo y me aclaro la garganta. —Cuando llegué aquí, imaginé encontrarme a una trepadora, una oportunista que solo se casó por conveniencia. Creí que tus motivos habían sido simplemente egoístas. Pero te he llegado a co