Tallo con ahínco sobre la arcilla humedecida y cualquiera diría que la pobre me hizo algo malo cuando el único culpable de mi mal humor está a pocos metros de distancia, encerrado en su oficina mientras yo intento manejar mi ira. Esta mañana me levanté antes de que el sol saliera y vine al taller para empezar a trabajar lo más temprano posible eso y olvidar lo ocurrido con Atlas y su nefasta y estúpida propuesta. «Aunque también debo admitir que sus palabras tampoco ayudaron a que descansara, palabras que estuvieron llenas de verdades y desconocimiento al mismo tiempo». Tal vez eso sea lo que me tiene de pésimo humor. Arrojo a un lado el pincel de goma, me acerco al baño que tiene la habitación y me lavo las manos rudeza antes de secarlas con una toalla y salir de la habitación antes de d