POV. AMELIA. Mis pulmones protestan y mi ritmo cardiaco se acelera. Apresuro el paso y siento mis piernas como queman, pero lo necesito; ha sido un día largo, lleno de confesiones. Saber lo que Olympia está viviendo en manos del desgraciado de Kostas. Jamás imaginé que un hombre con la reputación de ser todo un caballero, una persona intachable, fuera esa clase de monstruo. Porque le creo a Olympia, no la veo siendo una mentirosa y levantando falso a otras personas, no cuando es un tema tan delicado como lo es la violencia doméstica. Golpeó el tablero de la caminadora y activó el modo de enfriar. Respiro profundo tratando de llevar aire a mis pulmones, sintiendo cómo el sudor perla mi cuerpo. Miro la hora sobre la pantalla frente a mí y me doy cuenta de que llevo en el gimnasio más de