Capítulo 2

2632 Words
El dolor de cabeza me invade y ello hace que lentamente me despierte. Casi de inmediato, noto que abrir los ojos sólo aumenta mi dolor de cabeza, pero no puedo quejarme por ello cuando todo en sí me duele. — Oh, Dios mío — susurro intentando no perder ante el dolor de cabeza que me tiene en la lona. Esta vez, logró mantenerme con los ojos abiertos por un tiempo y es este el que me dice que no estoy en mi habitación, sino, en una habitación de hotel. Pero eso no es lo que me deja sin palabras, sino, el hecho de estar solamente cubierta por la sabana de la cama. Lentamente levanto las sábanas comprobando lo obvio y me escandalizó al estar completamente desnuda y no recordar en qué momento pasó todo esto. Quisiera gritar ante lo que veo, pero seguramente el dolor de cabeza no me lo va a permitir. Desesperada, intento recordar como terminé aquí y es cuando finalmente mi mente cede haciendo que recuerde a Zac debajo de mi cuerpo mientras ambos estamos desnudos. Asombrada por esas imágenes, tapo mi boca y es en ese momento que alguien a mi lado se mueve. Lentamente giro mi cabeza asustada de que haya hecho algo grave bajo los efectos del alcohol y es cuando veo a Zac completamente desnudo a mi lado. A diferencia de mí, a él no lo cubre nada y al igual que yo, esta completamente desnudo. Oh Dios ¿Qué he hecho? La culpa me invade y me siento como una pecadora sin remedio. En mi religión, no está prohibido tomar pero si emborracharse. Lo cual, no fue el único pecado que cometí anoche. Dios, ¿Qué hice? ¿Por qué me dejé llevar y actúe de esta manera? Martirizada por lo que hice, intento levantarme de la cama y es allí cuando las consecuencias de anoche, me golpean con fuerza. No sólo me duele mi entrepierna por obvias razones, sino que mis piernas duelen de tanto haber bailado. Es por ello que, libero un gemido de dolor al intentar moverme. El mismo que hace que Zac se mueva levemente. Con temor porque despierte y note mi miedo, me alejo lentamente de él y cubro sus partes antes de tomar mi ropa e ir al baño a cambiarme. Cuando estoy lista, tomo mis cosas y me marcho de esa habitación, con la culpa carcomiéndome por dentro. Mientras bajo a la entrada del hotel y tomó un taxi a mi apartamento, me regaño mentalmente por las locuras que hice bajo los efectos del alcohol. Si no hubiese tomado tanto, habría evitado que mi primera vez terminará de esta forma. — me digo mentalmente mientras me culpo por haber cedido a la tentación. Zac es mi novio desde hace varios años y nos amamos, pero mi sueño era hacer el amor en nuestra luna de miel. Una que disfrutaríamos al estar casados y por ello, no seria pecado. Pero teniendo nuestra primera relación s****l bajo los efectos del alcohol y sin estar casados, hicimos que algo único y bendito, se convirtiera en algo sucio. Algo de lo que poco recuerdo y lo que recuerdo, lo disfruté. Rápidamente golpeó mi cabeza cuando las imágenes llegan a mi mente. Yo no puedo ser lujuriosa o este será el inicio de mi vida en pecado — me recuerdo mentalmente intentando despejar esas imágenes obscenas que no debieron suceder aún. Bajo del auto y subo a mi habitación. Al momento de abrir la puerta, puedo ver a Adara claramente molesta caminando de un lado al otro. — ¡Por fin llegaste! — grita enojada y eso causa que tome mi cabeza para que no estalle ante su ruido. — Adara, baja la voz. Tengo una resaca que no puedo con ella. — susurro mientras camino hasta mi habitación y ella me sigue claramente indignada. — ¿Dónde estabas, Charlotte? — pregunta molesta. — Estuve llamándote desde las cuatro de la mañana y no me contestaste ¿Qué te pasó? Me tenias muy preocupada. — Sabias que estaba con Zac, así que, no debías preocuparte por mí — digo acostándome mientras cubro mi rostro con la almohada y cobro todo mi cuerpo y cabeza con el edredón. — Por eso mismo estaba preocupada. — se queja — Zac no es alguien que me agrade y el saber que estas con él, para mí es sinónimo de preocupación. Por lo que, necesitaba saber dónde estabas y qué regresaras pronto. Pero la señorita no apareció y Ji-Ho tampoco cuando fue a buscarte. — se queja. — ¿Ji-Ho me fue a buscar? — pregunto quitándome la almohada de la cara. — ¡Claro que sí! — grita y ello hace que vuelta a agarrar mi cabeza. — No grites, Adara. Me siento mal así que, no grites. — le pido. Adara rueda los ojos y se marcha. A los pocos minutos llega con un vaso de agua que hace burbujas. — Tómate eso, te ayudará con tu resaca — dice entregándome el vaso, para después sentarse a mi lado. Asiento y tomó el líquido para después volverme a acostar. Adara, sentada a mi lado, acaricia mi estómago lentamente. — Nena, necesito que me cuentes que pasó y porque tú y Ji-Ho no respondieron mis llamadas. — De Ji-Ho no sé sus motivos. Pero yo solo puedo decir que salir fue una mala idea. — ¿Por qué lo dices? — pregunta y yo le entrego mi teléfono para que lo ponga a cargar mientras me siento. Conociendo a Adara, ella no me dejará tranquila hasta que no le diga todo lo que pasó y la verdad, yo necesito desahogarme o no podré siquiera comer en paz. — Anda, dilo de una vez. Seguramente te estás sintiendo culpable por haber bebido y ya te odias por defraudar a tu Dios ¿No es así? Adara es una buena chica. Ella es muy servicial y buena persona, pero ella no cree en Dios y ve mi devoción como una tontería. La cual respeta, pero no comparte. Es por eso que, el que yo me sienta culpable por pecar, a ella le parece tonto. — Deja el drama, Charlotte. Seguro tu Dios entenderá y no te llevara al infierno por ello. — No creo que sea así. Porque no solo me embriague, sino que, tuve relaciones sexuales con Zac cuando aún no nos hemos casado. Mi confesión deja asombrada a Adara. — ¡¿Perdiste la virginidad con ese tonto?! — pregunta asombrada y yo le cubro la boca para que no grite más fuerte. — Baja la voz, ¿o quieres que todo el edificio lo sepa todo? — le regaño y ella asiente. — Ahora entiendo tu martirio. Perder la virginidad antes de casarte, es lo más terrible que te puede pasar. — Lo sé. — susurro arrepentida. — Tu sueño era llegar virgen al matrimonio y todo el cuento. — incitaba Adara. — Lo sé. — También te genera culpa haberlo hecho bajo los efectos del alcohol, lo cual es algo trágico. — Lo sé. — Pero sentir dentro a ese hombre vale la pena . — Lo sé… un momento — digo y Adara comienza a reírse — ¡Adara, deja tus pensamientos lujuriosos! Mi respuesta alarmada solo causa que se burle más de mí mientras yo lucho con la resaca y la culpa de haber actuado de manera incorrecta. — Deja el drama y cuéntame como paso. Después de todo, escuchar que alguien perdió la virginidad a los veintitrés años es un testimonio valioso. — Para por favor, Adara. — Ya, no voy a molestarte más y te dejaré quieta. Así que, cuéntame tu historia y te prometo que intentaré no reírme ¿de acuerdo? Suspiro profundo y asiento — Ese es otro problema. Mis recuerdos están borrosos y yo solo puedo recordar un pequeño fragmento de lo que sucedió anoche. — ¿Y que recuerdas? — pregunta Adara expectante. — Solo me recuerdo encima de Zac mientras subo y bajo — susurro. El rostro de Adara cambia de curioso el impresionado y es ella esta vez quien cubre su boca para no gritar. Su reacción causa que cubra mi rostro apenada. — Por favor, dime que durante ese momento que recuerdas, lo disfrutaste. — pide y ello hace que me avergüence aun más. — Lo disfruté — susurro con vergüenza. Mi confesión hace que Adara aplauda y yo bajo mi cabeza. — Eso no es todo. Cuando desperté estaba completamente desnudo a mi lado y ahora que lo recuerdo, la vergüenza me invade al penar cosas lujuriosas al recordarlo. Adara salta de la cama y brinca emocionada mientras se muerde su dedo índice para no gritar. — Oh, rayos. A este tipo de cosas se refieren cuando dicen que los devotos de corazón, le pasan cosas increíbles como estas. — Déjalo así, Adara. Por favor, deja ese tema así. — Por favor, dime que estando despierta te lanzaste a sus brazos para intentar recordar lo que sentiste en la noche de pasión que tuviste con él. — pide Adara y yo niego. — No pude hacerlo y eso no es correcto. Por lo que estando sobria jamás lo haría. — ¿Entonces que hiciste? — pregunta aburrida. — Lo cubrí para que no tuviera frío y me regresé a casa. Su reacción es como cuando ve los partidos de fútbol y su equipo lanza al arco y falla en el tiro. — Realmente no puedo creer lo tonta que eres hasta que cuentas esto. Con remordimiento por todo lo que hice carente de raciocinio, me acuesto en mi cama y cubro mi rostro con la almohada, esperanzada en que 4sto sea un sueño. Uno del que ya deseo despertar. — Esta bien, entiendo tu punto. Te sientes culpable, pecadora y todo lo demás. Así que, te dejaré para que implores por la limpieza de tu pecado y para que duermas un poco. Después de todo, en tres horas llegan tus padres y debes atenderlos. Oh, es cierto. Había olvidado por completo ello. — Te perdono por no llamarme diciendo que te quedarías. Después de todo, lo que hiciste fue muy entretenido. Tanto que sé me olvido Ji-Ho y su también desaparición. Oh, cierto Charlotte ¿De verdad no lo viste? Él fue a buscarte y no represó. — Ojalá nos hubiésemos encontrado. Él sin duda evitaría que yo cometiera esa locura. — Seguro que él podría. — responde Adara saliendo de mi habitación. Con más remordimiento, me quedo pensando en como solucionar esto. Pero por más que piense en alguno, no logro encontrar solución a lo inevitable. Narrador Omnipresente Zac despierta y se encuentra solo. En la habitación, no encuentra a su amada, como tampoco una nota de ella. Pero decide no darle importancia. Después de todo, pasó una noche agradable que con ella. Una que ella jamás olvidará. Sonriente, se levanta de la cama se ducha y cambia para marcharse a la cita con Charlotte y sus padres. Después de todo, no quiso llamarla cuando seguramente debe sentirse mal por lo que pasó. Aunque a él le fascinó conocer esa faceta de ella que seguramente ella no conocía. Cuando ellos llegaron al hotel, jamás pensó que ella fuera quien tomará las riendas en la cama y que le hiciera disfrutar cada comento a su lado. Sin embargo, era momento de dejar de imaginar esa noche magnífica para marcharse a la reunión con sus sueños y amada. Por otra parte, alguien que también estaba en ese hotel y no recordaba nada de lo que pasó y mucho menos como llegó al lugar. Despierta lentamente mientras se queja del dolor de cabeza insoportable. — Oh Dios mío — se queja Ji-Ho ante el dolor de cabeza. — ¿Te sientes bien, cariño? — pregunta alguien a su lado. Casi de inmediato, Ji-Ho gira su rostro para encontrarse con un hombre a su lado complemente desnudo. Él asustado, dirige su mirada a su cuerpo y levanta las sábanas que para su desgracia, cubren su desnudez. — Fue una noche magnífica. Tú eres magnífico — susurra el hombre colocado su mano sobre el pecho de Ji-Ho — Eres un asiático magnífico. El susto puede más que su dolor de cabeza, por lo que rápidamente se aleja de él cayendo al suelo donde su trasero recibe la peor parte. — Oh, cariño. ¿Estas bien? — pregunta el hombre corriendo hacia él mientras Ji-Ho se aleja. — ¡No me digas cariño y aléjate de mí! — grita Ji-Ho asustado. — ¿Por qué actúas así? Anoche eras rudo, pero también amoroso. No como ahora — se queja el hombre musculoso que aún está desnudo. La cabeza de Ji-Ho está en blanco y duele cuando sol9 intenta recordar algún fragmento de lo que sucedió la noche anterior. Pero lo último que recuerda es cuando fue a buscar a Charlotte a la discoteca y esta le regalo su bebida y su novio le dio otras más. ¿Qué le había pasado y como terminó todo así? — ¿Qué te sucede? ¿No sabías que te atraían los hombres? — pregunta el hombre herido por su actitud. Ji-Ho se levanta del suelo y toma su ropa para correr al baño. Estaba perdido y no sabía porque estaba pasando todo eso cuando a él nunca le habían gustado los hombres y no le pueden gustar. Él lo sabe porque sí así fuera, no estuviera tan enamorado de su mejor amiga. Ji-Ho se viste rápidamente y sale del baño notando que el hombre ya cambiado lo espera. — Creo que debemos hablar. Ayer lo hicimos mucho y por eso terminamos así. Por lo que, creo que ahora debemos aclarar nuestra situación y así saber que vamos a ser a partir de ahora — comenta el hombre serio. — No fuimos, no somos ni seremos algo. Cualquier cosa que haya pasado entre nosotros. Debe quedar así. Yo no diré algo al respecto de esta noche y tú no dirás tampoco ¿De acuerdo? — dice molesto para después marcharse cuando ve como el chico con tristeza asiente. — Si decides cambiar de opinión, llámame. Guardaste mi número en tu teléfono — susurra antes de que Ji-Ho abra la puerta. Aun más perdido, abre la puerta y se marcha deseando que todo lo que dentro de esa habitación pasó, fuera una pesadilla. Una terrible pesadilla de la que quiere escapar. Rápidamente, baja al vestíbulo del hotel y antes de salir, ve como Zac sale del mismo. Rápidamente se esconde y espera que él se marché. Ya que, si él lo ve, Charlotte sabrá que Ji-Ho estuvo en ese hotel y le pedirá explicaciones que desea borrar de su mente. Avergonzado por lo que pasó y no recuerda, ruega mentalmente que todo esto sea un episodio en su vida que morirá hoy mismo. Mientras lo hace, Zac se marcha y Ji-Ho sale de su escondite para pedir un taxi a su casa. Después de todo, necesita un baño y trabajo para entretenerse. Sabe que por el grado le dieron hoy y mañana libre, pero con todo lo que pasó, el necesita despejar su mente trabajando antes de que se vuelva loco por haber tenido relaciones sexuales con un hombre. Uno que no conoce y espera jamás volver a ver, porque si él vuelve a aparecer o dice algo de lo que pasó, su reputación y la de su familia, estará por el piso. Algo que él no se puede permitir ante una situación delicada que su país de origen rechaza. Sin duda, él debe hacer todo lo posible por borrar lo que pasó en la mañana y prometerme no volver a beber licor o podría hacer cosas peores que esa.
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