Mi vida es genial. Mis padres se aman y a cada momento muestran cuan caliente esta la llama del amor aunque llevan veinticinco años de casados. Aunque soy hija única, nunca sufrí la ausencia de un hermano porque he tenido primos que han pasado más en mi casa que en la de ellos. Tampoco puedo decir que he tenido dificultades económicas porque mi padre, maneja una empresa de moda con mi suegro Samuel Clein. La empresa ha tenido momentos duros durante su crecimiento, pero no fue algo de sufrir al extremo. Ya que, el esfuerzo de ambos empresarios y noches de trabajo extenuantes ante cada lanzamiento, daban muy buenos resultados en los que resaltaba la marca Zafiro.
Continuando con mi excelente vida, hice mi carrera como piloto en la academia de Ottawa, de la que me gradué con honores. Pero no pienso detenerme allí. Soy consciente que amo viajar y fue por ello que escogí esta carrera tan hermosa, pero también me gusta diseñar y es por ello que, decidí estudiar la misma en una de las mejores universidades de moda. Claramente mis dos sueños son difíciles de cumplir entre sí y si hablamos de las clases y trabajar, el solo pensarlo es una locura. Pero, ¿Qué cosa magnífica inicialmente no fue una locura? Toda acciones, cosa o característica distinta a lo habitual, hace que uno piense que quien creó o hizo eso fue un loco, ya después de conocer sus resultados es que uno comprende si esa locura fue buena idea o no. Y ello, espero verlo pronto.
De acuerdo a mi físico, mi estatura heredada por mi padre, ganándome él por dos centímetros, me ayudó a no ser rechazada en la academia de aviación. Ya que, mi madre mide un metro cincuenta y con esa estatura es básicamente imposible ser piloto. Y no se rechaza por discriminación injustificada, es solo que hay paneles altos en la cabina y levantarse por no alcanzarlos no es adecuado.
En fin, mi padre mide un metro noventa y dos. Por lo tanto, mi estatura es de un metro noventa que he entrenado para tenerlo con curvas radiantes como mi madre tiene en su cuerpo. Mi cabello rizado y rebelde de un tono castaño y mis ojos oscuros como la noche, me hacen ver una chica poco común. No parezco una modelo, eso es evidente, pero para mi amado novio Zac Clein, soy eso y más.
Mi familia junto con la de Zac, han sido amigos desde hace mucho tiempo. Mi padre y él de él, eran vecinos desde que tenían cinco años. Por lo que, su amistad pasó de jugar juntos a crear un negocio que se ha consolidado a través de los años. Su amistad, ha pasado por cambios de ciudades, universidad, novias y matrimonios. Cada quien siguió con su vida sin olvidarse del otro. Es por ello que, cuando la segunda generación; Zac y yo nacimos. Ellos ya veían en nosotros una gran unión. Una de la que no se han equivocado. Porque mi hermoso novio de un metro ochenta, es ese apoyo y fuente de amor que necesito para salir adelante. Él es un hombre tan excepcional que, me hace sentir excepcional y extraordinaria a su lado.
Soy feliz, tengo veintitrés años, recibiré en dos días mi diploma como piloto y mi familia, novio y su familia, además de mi mejor amigo de origen coreano, estarán ese día para mí. Como siempre lo han estado en momentos importantes como este.
Cansada, me acuesto en mi cama a la tortuosa espera de graduarme. Al poco tiempo que lo hago, mi mejor amigo, Choi Ji-ho, se acuesta a mi lado.
— ¿En que piensas? — pregunta Ji-ho.
— En todo y nada a la vez — susurro.
— Tan poética como siempre — se burla, para después levantarse de la cama.
— Charlotte, hemos sufrido rodo este tiempo por llegar a este punto. Ahora no vengas a decirme que deseas torturarte más cuando lo que debes hacer ahora es preguntarte que te harás en el cabello — se queja.
Mi vida no es mala, pero yo no puedo ser optimista. Quizás ello se deba a que siempre de una u otra forma, las cosas salen a mi favor. Por ejemplo, en esta agotadora profesión, sufrí mucho en la práctica. Comprender ubicaciones y cada función de cada mínimo punto de los paneles, no fue difícil para mí. Pero lo que sí fue difícil, fue el hecho de volar. Cuando te encanta volar, resulta realmente difícil quitar tu vista de la tranquilidad del cielo para hacer tu trabajo. Era por esa razón que, mis profesores me regalaban constantemente. Ya que, en la prueba de realidad virtual, hacia todo muy bien, pero cuando realmente iba a volar, me era imposible no quedarme embelesada en lo que la naturaleza me mostraba.
— Deja de volar en tus pensamientos y aterriza en la tierra firme que te necesito — comenta Ji-ho sacándome de mis pensamientos.
— No entiendo porqué estás tan estresante. Tú todo lo hiciste perfecto, te graduaste con honores como yo y no sufriste los regaños que yo si sufrí. Sin mencionar que no debes pensar en vestidos y que hacerte para lucir hermosa y elegante en tu grado. Así que, no molestes. — respondo sin levantarme de la cama.
— Llevas todo el día así. A este paso, sufriremos de depresión ambos — se queja.
Ji-ho, es un gran amigo que tuve al ingresar a la academia. Él es un chico de un metro ochenta y dos que a su edad, estudió un ciclo formativo profesional de grado superior para poder hacer las reparaciones y mantenimiento de aeronaves para tener su primer acercamiento a los aviones. Después de trabajar en ello, siguió esforzándose para culminar una licenciatura de mantenimiento aeronáutica.
Fue con ambas profesiones que una prestigiosa empresa pidió sus servicios profesionales aquí en Canadá. El cual acepto bajo la condición de ser becado para estudiar por tercera vez para ser piloto. Claramente él ama todo lo relacionado a aviación y es por su amplio conocimiento que todo lo hace perfecto en este campo. Para ser sincera, mi nivel sobresaliente en esto fue en gran medida a su ayuda. Él sabía que y como estudiar, por lo que, tenía un paso adelante ante mis compañeros. Es por eso que solo nosotros dos nos graduaremos con honores.
— Piloto Yuen, tiene permiso de aterrizar ¿Ya puede hacerlo? — pregunta Ji-ho impaciente.
— ¿Qué quieres Choi? — pregunto frustrada y molesta.
— ¡Quiero que te des un respiro! Si no estás corriendo con las clases, estás todo un día en una cita con tu novio. Mujer, en estos años no has tenido un día para ti y ahora que lo tienes, te quedas todo el día en la cama mirando al techo. Dime, Charlotte ¿Qué te sucede?
Suspiro profundo y me levanto de la cama.
— Ahora sí, estamos haciendo un avance. Ya te levantaste de la cama y eso es bueno.
— Sabía que si tú no podías, nadie lo haría — responde mi compañera de cuarto desee su computador.
— Por eso lo hiciste ¿No es así, Adara? Tú sabias que él no descansaría hasta hacerme levantar y por eso lo llamaste — me quejo.
— Sí, eso hice. De nada — responde colocándose sus audífonos para no escuchar mis quejas
— No culpes a Adara y cuéntame que te pasa. Tanto ella como yo deseamos saber que te tiene mal y si no nos cuentas, no podremos ayudarte.
— Solo pueden ayudarme si tienen una forma ilegal pero segura de mi ingreso a la universidad de París. Porque solo sabiendo eso podré estar afligida por mi segundo fracaso al intentar ingresar a esa universidad.
Mi respuesta hace que ambos guarden silencio.
— Ahora lo entiendo — susurra Ji-ho.
Mi teléfono suena desde un lugar de la habitación y con m estado de ánimo, no tengo interés en hablar con alguien.
— Charlotte, contesta. Es Zac — me dice Adara y yo niego.
— No quiero hablar con nadie. — respondo en un susurro.
— Entonces tendrás que decirle eso, porque te envío un mensaje diciéndote que esta fuera esperándote — responde Adara.
Su respuesta hace que mi ánimo decaiga. En la mañana recibí el correo donde soy rechazado y no tengo animo para fingir estar bien, sobretodo con Zac, quien no entiende mi anhelo por ser diseñadora además de piloto.
— Charlotte, creo que deberías ir a verlo. Tú sabes que él vino por ti y no sé irá hasta verte. Además, puedes desahogar tu malestar con él. Eso quizás te ayude más que hablar con nosotros — comenta Ji-ho y yo cubro mi rostro con mi brazo.
Sé lo que me dirá, pero aun así me toca recibirlo. Después de todo, si no lo veo seguramente se molestará por mi poco interés de estar con él y, aunque él me entienda muchas veces, dejarlo esperando no es algo que este en su entendimiento.
Sin muchas ganas de siquiera caminar, me levanto de la cama y le escribo un mensaje para que me espere mientras me arreglo. Los cuales utilizo para cambiarme de ropa y salir.
— Buena suerte — me dice Ji-ho antes de que me marche y yo asiento, sabiendo que mi suerte está vez no estará a mi favor.
Camino hasta el ascensor, tomo el mismo y bajo hasta la planta baja. Cuando salgo, me encuentro a mi hermoso novio sosteniendo un ramo de chocolates. Porque sí, él me conoce y sabe que prefiero un regalo comestible a flores.
Con una sonrisa, me lanzó a los brazos de mi novio quien me abraza con fuerzas.
— Hola, hermosa. Sé que quedamos en vernos el día de tu graduación pero quería verte hoy y por eso quise darte esta sorpresa. — susurra aun abrazándome.
Sé cuanto significa que él esté aquí. Él está estudiando administración de empresa y está teniendo un tiempo difícil entre las prácticas y las clases. Por lo que el que esté aquí es un sacrificio grande.
— Aprecio que lo hagas, porque te necesito — susurro y ello hace que me abrace aun más.
— Amor, estoy para ti en todo lo que necesitas. Así que, cuéntame lo que te tiene triste.
Lentamente me separo de él para decirle ello.
— Nuevamente me rechazaron en la universidad de París —susurro al borde del llanto.
— Oh, pobre de mi chica — dice abrazándome nuevamente. — Tranquila, amor. Si ellos te rechazan es porque la vida te está diciendo que lo tuyo es ser piloto y eso vas a ser en menos de cuarenta y ocho horas. Así que, no te sientas mal por este fracaso, cuando has triunfado tanto en la vida.
— Pero, aun así.— susurro.
— Nada amor. Ya has estudiado para aviación, con ello puedes viajar como te gusta mientras te pagan ¿No crees que es genial?
— Aun así, quiero seguir intentándolo.
— Hazlo, puedes hacerlo todas las veces que quieras. Pero si no lo logras, no te sientas mal. Después de todo, ser diseñador no es tan divertido.
— Pero la empresa de mi padre.
— Yo puedo encargarme de ello y tú puedes ser libre en las nubes. Así todo está equilibrado ¿De acuerdo? — pregunta y yo asiento sin ganas — no te sientas mal y salgamos a disfrutar de la noche. Porque, aunque suena duro, sería imposible que tú pudieras con dos profesiones. Sin mencionar que solo los locos por sobresalir se arriesgan a trabajar y estudiar varias profesiones. Y tú no necesitas atención cuando tienes toda la mía ¿De acuerdo? — dice tomando con ternura mi nariz.
— De acuerdo — susurro aunque sus palabras no me generan la tranquilidad y el respaldo que he tenido de su parte cuando quise ser piloto.
— Perfecto. Entonces, amada mía. Prepárate porque hoy la pasaremos muy bien tú y yo. — comenta con emoción llevándome hacia el parqueadero donde tiene su auto.
— ¿A dónde iremos? — pregunto curiosa
— A una discoteca. Hoy despediremos tu mala noticia con alcohol y en el proceso nos vamos a divertir, demostrándole a los franceses que tú no te afliges por tu rechazo, sino que, te lo gozas. — comenta abriendo la puerta para que suba.
Mientras él rodea el auto, yo pido mentalmente que así sea. Después de todo, Ji-ho me lo repitió todo el día. Yo necesito distraerme. Aunque claramente Ji-ho me llevaría a un lugar colorido, bonito y tranquilo para que yo me inspire más a hacer mis diseños y encuentre el entusiasmo para seguir insistiendo. Pero no pienso desmeritar el esfuerzo de Zac cuando él quiere ayudarme.
El viaje en el auto es tranquilo. Zac me cuenta sus dificultades y logros mientras yo lo escucho. Aunque quisiera decir que escuchar su día me ayuda a entretenerme, lo que realmente me hace sentir es que fue un error acceder a vernos. Pero evidentemente, ya es tarde para ello.
Llegamos a la discoteca, la fila para ingresar es larga, pero Zac muestra un pase que nos ayuda a entrar fácilmente. Cuando lo hacemos, nuevamente la alarma en mi cerebro que me grita que no debo estar aquí se enciende. Pero no me niego al ver el entusiasmo de Zac y como este me lleva directamente a la pista para bailar.
Bailamos dos canciones y nos dirigimos a la barra donde Zac ordena por mí mientras yo voy al baño. Agotada y con menos interés por estar aquí, pero sabiendo que no me iré por estar con él un poco más, salgo del baño y me siento a su lado.
— Brindemos — dice dándome mi Martini — por lo que hemos logrado y nos falta por lograr. — dice con una sonrisa mientras chocamos nuestras bebidas.
Lo que nos falta por lograr. Sí, nos faltan muchas cosas y agradecería que todo ese proceso, fuera a su lado. Sonrió al igual que él y tomó la bebida que quema mi garganta.
— Ahora sí, bailemos — dice bajándose de su asiento para llevarme nuevamente a la pista.
Los Martinis que he tomado, ya han sido muchos al igual que las canciones que juntos hemos bailado y que sin duda, han mejorado mi ánimo.
Esto era lo que necesitaba, yo necesitaba esto para despejar mi mente y disfrutar de una noche para mí, o en este caso, para los dos.
De un momento a otro, las luces giran a mi alrededor y siento como poco a poco pierdo el equilibrio. Es allí cuando los brazos de Zac me atrapan y yo sonrió antes de perder el conocimiento.
Fragmentos borrosos de mi cuerpo encima del de Zac es lo que puedo ver mientras nuestros cuerpos chocan entre sí y se vuelven uno solo. No sé como terminé en una habitación desnuda con Zac y menos disfrutando de nuestra primera noche juntos, pero no me voy a quejar, menos cuando ni siquiera puedo hacerlo. Esta no soy yo, mi cuerpo se mueve por sí solo importándole poco la punzada de dolor que confirma que ya no soy virgen. Pero no voy a quejarme, no cuando la satisfacción supera el dolor y lo estoy haciendo con la persona que amo.