— Señor, ya puede bajar. Hemos llegado a Ottawa — dice la azafata que despierta a Ji-Ho. Es allí cuando él descubre que todo lo que había sentido, escuchado y visto fue solo parte de su sueño y la cruel imaginación de su mente. Rápidamente se levanta y nota que es el único que queda en el avión. Por lo que, rápidamente baja del mismo con su maletín cerca, sale del aeropuerto y toma un taxi rumbo a la iglesia, con la esperanza de que la realidad sea mejor para él que lo que soñó. Por otra parte, Charlotte ya estaba llegando a la iglesia, feliz como alguna vez lo imagino. Sabía que las cosas no serian fáciles y que debía acostumbrarse a nuevas cosas, pero sabía que con la ayuda de su esposo, todo sería mejor. Por eso, cuando su madre salió del auto y entró a la iglesia. Sabía que su ner