La idea de llegar junto a mi angelito era tentadora, pero Benjamin ya se había ofrecido a acompañarme. Incluso aunque no lo hubiera hecho, no le agradaría que fuera con Gabriel. —Esos dos siempre se han llevado mal —dijo Olivia cuando se lo conté —. Tú no tienes nada que ver con esa rivalidad absurda. Además, Benjamin sabe que te gusta Gabriel, ¿no es así? —Sí. Siempre lo ha sabido. —Entonces va a entender que prefieras ir con Gabriel. Si Benjamin y tú son tan buenos amigos como dices, incluso capaz que se alegre por ti. —Tal vez tengas razón —respondí sin mucho convencimiento, pero cada vez más seducida por la idea de ir con mi angelito. La noche siguió entre confidencias, risas y más tragos hasta que nos echaron del restaurant. Al final de la noche, felices y un poco achispadas, Oli