Tercer Cielo Hace miles de Eones... Samael, o como lo apodaron los titanes en su lengua olímpica, “Lucifer”, por significar “aquel que porta la luz”, salió de la gran ala oeste del palacio de los arcángeles, zona en donde estaba su residencia, para acudir al llamado de su Padre. Desplegó sus grandes y esplendorosas alas doradas, tan brillantes como una estrella, porque después de todo, él fue creado con la esencia de la primera estrella del universo. Jehová había tomado esa estrella en sus divinas manos, y la moldeó para crear así a su primogénito, el primer ángel, el primer ser celestial. Y el más perfecto entre todas las creaciones de Jehová. Lucifer aterrizó elegantemente en la entrada del palacio del Padre, y les sonrió dulcemente a los querubines que custodiaban la entrad