Jelena se puso un vestido muy...atrevido, como los que estaba tan acostumbrada a usar. Se trataba de un vestido dorado metálico, insultantemente escotado, cortísimo y con unas aberturas en los lados que iban desde más arriba de la cadera. De esos vestidos con los que no se usaba ropa interior. Mientras se miraba frente a los tres espejos de cuerpo completo de su gran vestidor, vio en el reflejo de estos el maniquí que tenía el majestuoso vestido que usaría en unas semanas en el “Kyawalar”, la celebración más importante para los ángeles, en donde se conmemoraba el aniversario de la creación de dicha r**a celestial. Una festividad que solo se celebraba cada eón, es decir, cada mil millones de años, aproximadamente. Eso sí que era mucho tiempo para los nefilim que hasta ahora empezaba