Isla Saint Barth. Mar del Caribe. Merlín bebía un frío mojito, acostado en su silla de bronceado, mientras veía cómo Ethan jugaba con Bella en la piscina. La niña estaba en un pequeño flotador de unicornio, pero pataleaba y manoteaba con fuerza, queriéndose salir de él. Ethan solía bromear cada vez que veía la impresionante fuerza que la niña tenía en las piernas, diciendo que debería ser futbolista. Y lo sería. Merlín había tenido una que otra visión sobre el futuro de su hija, no muy reveladoras, solo pequeños flashes, pero en una de ellas la había visto enfundada en el uniforme de la selección femenina de fútbol de Inglaterra, levantando la copa del mundo. Había escogido aquella selecta isla para sus vacaciones de verano por lo tranquila que es. Es incluso elegida como el d