Capítulo 5

1012 Words
Después de la cena Riley llevó a Klaus a su dormitorio. Él le preparo su baño, terminó todo en un desastre mojado y cuando fue suficiente lo llevó a colocarle la pijama. –Podemos ver otra película –propuso el niño. –Es mejor que duermas ya, mañana debes ir a estudiar. El niño suspiró desanimado, vio un par de peluches en el suelo y tuvo otra idea, se bajó de la cama en el momento que Riley tomó la secadora de cabello. –Juguemos al vaquero –gritó entusiamado. –Klaus, es tarde –señaló la cama. –Pero mamá no ha venido –confesó finalmente. –Debe trabajar hasta tarde –explicó, Mijaíl le había informado a la hora de la cena que ella no llegaría a comer –. La verás mañana temprano, lo prometo. –¿Te quedas a dormir conmigo? Klaus abrió sus ojos y movió sus pestañas varias veces, Riley lo vio tan tierno que no pudo negarse, pensó que se quedaría hasta que el niño se quedará dormido, pero apenas cerró los ojos se quedó dormido. * Kalia se encontraba a un par de kilómetros de la casa, tenía una oficina donde habían reuniones con otros mafiosos, principalmente se dedicaba al tráfico de armas y drogas dentro y fuera del país, aunque eran escasos también hacía algunos trabajos para personas poderosas, en ocasiones recibía dinero y otras prefería cobrarlo con algún favor, el negocio había empezado con su padre, pero la inteligencia y astucia de Kalia la habían llevado a su grupo a ser uno de los más poderosos del país, aunque otros grupos no estuvieran de acuerdo por el mismo hecho de que era una mujer al mando, ella parecía inalcanzable, solo los más poderosos e importantes habían logrado tener el honor de verla. Mijaíl entró después de que un hombre saliera de su oficina. –Veo que el trato se logró. –Necesito que prepares todo, Colombia enviará el producto en dos semanas –respondió Kalia. –Lo haré mañana, es tarde –mencionó Mijaíl –. Debemos ir a casa o al menos tú debes hacerlo. –Hay demasiado trabajo –respondió, detuvo el bolígrafo de sus manos –. ¿Has ido tú? –Fui a cenar, Klaus estaba con el chico y preguntaron por tí. –¿Cómo está Riley? –Lo vi bien, es demasiado dramático y el doctor que le siguió el juego. –Hum… –musitó Kalia, Mijaíl la vio con diversión. –¿Quieres algo con ese chico? –curioseó él. –¿Por qué preguntas eso? –Porque a Larissa parece interesarle y no quiero que viva con el miedo que la vas a asesinar cada vez que está cerca –contestó –. Además, en todos estos años, es la primera vez que vas a ver a alguien cuando está herido. –Solo llevé a Klaus porque quería verlo –explicó. –¿Y por qué cambiaste con mi hija? –Larissa es una buena mujer, tú te encargaste de eso –señaló –. Pero no sabemos nada del chico, incluso podría ser un espía. –¿Y por qué pediste llevarlo a casa? –Por Klaus y te recuerdo que también pedí seguridad para él las 24 horas del días, Larissa debe alejarse y Riley concentrarse en cuidar a Klaus, no quiero dramas en mi casa. –Entiendo, se lo diré –indicó Mijaíl al levantarse de la silla –. Pero ahora debemos irnos. Kalia cedió sabiendo que Mijaíl solo quería velar por su salud, era él único que podía hablar con ella de cosas personales, aunque ella no tenía una vida personal de la cual hablar, la mayor parte de su tiempo lo ocupaba a su trabajo y programaba algunas actividades con su hijo. Subieron al auto juntos y cuarenta minutos después llegaron a la casa, Larissa que aún se encontraba en la cocina, les preparó algo de cenar. –¿Ya comiste? –preguntó Kalia cuando la chica dejó el plato sobre la mesa. –Sí señora. Mijaíl la vio y ella entendió que debía decirle algo más. –Larissa espera –la llamó y la chica se detuvo –. El chico que vino es alguien que no conocemos, no sabemos si fue enviado por alguien y no podemos confiar en lo que diga; está aquí solo por Klaus y lo único que debe hacer es cuidarlo. –Lo entiendo señora. –Solo quiero cuidarlos. –Sí, gracias. Larissa regreso a la cocina y ellos cenaron en silencio, al terminar la chica regresó a limpiar, Kalia subió a su habitación a darse un baño, después de secarse el cabello, salió para ir a ver a su hijo, siempre lo hacía cada noche, llegaba a su habitación cuando él dormía, le decía lo mucho que lo amaba dándole un beso en la frente, pero está vez se encontró con Riley junto a él. No recordaba la última vez que su corazón se agitó de esa manera, soltó un suspiro para tranquilizarse y se detuvo para ver a los dos en la cama, primero vio a su hijo que se encontraba cruzado en toda la cama con los pies sobre el abdomen de Riley y los brazos enrollados en su cuerpo, era más gracioso que tierno; su mirada siguió con hacía el chico que tenía los brazos extendidos en la cama, ninguno estaba cubierto por la sábana y Riley ni siquiera parecía afectado por tener medio cuerpo el niño encima, finalmente Kalia decidió acercarse para mover a Klaus, el niño sintió los brazos y se acomodó sin despertarse, ella lo cubrió con la sábana, lo pensó antes de tocar a Riley, no lo iba a ser, pero miró el vendaje en su brazo y pensó que podría lastimarse, se veía demasiado delicado. –Aquí estoy Klaus –murmuró Riley entre sueños. Ella soltó el brazo cuando lo escuchó, se dio cuenta que seguía dormido y sonrió, tal vez existía la posibilidad de que a Riley realmente le importará su hijo.
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