Enfocada en mis deberes, estoy sentada con mis ojos frente a la pantalla de la laptop y también del iPad. Miranda no deja de enviarme correos queriendo que le cuente todo sobre lo que sucedió, pero preferí enviarle mi número personal para poder cotillear sobre el tema, no sea que me meta en problemas por comentarios fuera de contexto. Mientras trabajo y organizo algunas cosas en la agenda de Cedric que Miranda me ha enviado -lo cual agradezco con el alma, porque apenas llevo dos días aquí-. La antigua asistente tenía un desastre y yo no sé si se debía al terror por Cedric o es que, de verdad, no sabían hacer las cosas. O quizás, era la misma Priscilla saboteando todo. No me extrañaría. Lo que sea, sigo sentada aquí desde que sutilmente me lo ordenó mi jefe. No me he levantado de mi silla