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1088 Words
—¿Dónde estabas?—gire de inmediato para ver de quién se trataba —Ne....... nena, me asustaste—en realidad, me sorprendió, el que ella estuviese aquí —¿Dónde estabas?—parece molesta, lo distingo por el tono de su voz, está sentada en la orilla de mi cama, cruzada de brazos —Fui por unas víctimas, nena—me acercó hasta ella y mis manos estaban llenas de sangre —No me gusta que hagas esto Beck, sé que es por tu naturaleza, pero hazlo con más cuidado—me acaricia la mejilla, puedo notar que su mal humor desaparece poco a poco —Descuida, lo haré—beso sus manos y ella hace muecas —Huele mucho a sangre y tu ropa también tienen sangre—no pensé que ella tuviera esa habilidad de oler —Sí, bueno, tú sabes—le muestro mis manos —Huele bien—se acerca a mis manos y cierra los ojos no sin antes oler fuerte —¿Estás bien?—es extraño que ella actúe así —Quisiera un poco—abro más los ojos sin poder creerlo, pero, ¿qué le pasa? —¿De verdad?—no puedo creerlo en serio y ella asiente, yo sonreí —Como tú digas, mi amor—beso sus labios y me acercó a la ventana —¿A dónde iras?—ella me mira confundida —Traeré lo que quieres—sonríe y salgo por la ventana Ahora la pregunta es, ¿adónde tengo que recurrir para conseguir sangre? Claro, el banco de sangre del hospital, es la única manera, podría matar un animal, pero, no me resulta tan accesible para Susy. Voy hasta ahí y sin que nadie se dé cuenta, me mezcle en el hospital y robe dos bolsas de sangre, mi poder de manipular y controlar todo, hace que me infiltre de un modo rápido. Voy hasta casa y entre de nuevo por la ventana, ella me esperaba aún despierta, en cuanto le mostré la sangre sonrió y se abalanzó contra mí —Qué rápido eres—besa mis labios y sonríe —Todo sea por ti, nena—nos besamos por unos segundos, le entregó las bolsas Vaya que tenía deseos de sangre, se le olvidó el enojo de verme llegar tarde y a escondidas, ella agarró las bolsas de sangre y sin necesidad de algún vaso, ella destapó la bolsa y lo bebió rápidamente, me sorprende que este así, todo sea por mi bebé hambriento, siempre y cuando no le perjudique la salud a ella. Después de que ella bebiera una bolsa, sintió pesadez, ambos nos dormimos y quedamos juntos. A la mañana siguiente, bajamos a desayunar, no quería hacerlo, ya que tenía que toparme con el señor Thomas, pero en fin, lo hice Todos estaban en la mesa y el señor Thomas estaba muy serio, le resté importancia, trato de fingir que nada me afecta, pero con el sí siento inquietud, es un maldito policía, tiene medios de investigación. Ayude a Susy a sentarse, yo me pare y agarre un poco de leche, el ambiente estaba tranquilo, casi nadie hablaba, Susy decidió decir chistes, pero la verdad era pésima, yo giraba a verla y me reía por qué ella se esforzaba en sus chistes. Me senté junto a Susy, de nuevo el ambiente se puso en silencio, el señor Thomas me estaba incomodando a lo igual que molestando —Qué gusto que ya estés de vuelta Beck, mi hija se puso bastante mal desde que te fuiste—rompió el silencio la señora Marie, agradezco eso —Me imagino, pero ya nunca más la dejaré sola, siempre estaré con ella—tomó de su mano dándole un beso en los nudillos —¿Y para cuándo sería la boda, chicos?—pregunta Gina emocionada —Bueno, aún no lo hemos planeado, pero tal vez sea después de que el bebé nazca—todos se pusieron serios, ya que pensaron en lo que el doctor les dijo—¿O tú que opinas Beck?—ella pareció no notarlo —Lo que tú decidas está bien, nena—sonrió de lado, sonó el teléfono y la señora Marie se paró a contestar —Thomas, es para ti—se para el señor y solo escuchamos que decía “yo me encargo” “Creo que sé dé quien se trata”, le reste importancia —Tengo que irme—toma sus cosas y se despide de la señora Marie —¿Todo bien?—pregunta Susy y el señor asiente, lanzándome una mirada —Tú vendrás conmigo—dice de repente —¿Porque papá?—dice Susy inocente —Para que retome su trabajo, hija—no creo que sea eso —Nos vemos en la tarde, nena, cuídate mucho, te amo—la bese en los labios y luego bese su vientre —Bien, vámonos—incitó de nuevo el señor Salimos de casa dirigiéndonos a su auto. Él condujo bastante serio, yo lo miraba de reojo sin saber que decirle, durante todo el trayecto el ambiente estaba silencio, todo el camino se me hizo tan largo. Llegamos a la comisaría, él me pidió que bajara y lo siguiera, entramos a lo que parecía un cuarto con poca luz, una mesa y dos sillas en medio del cuarto, ya se ha donde va esto. Él cierra la puerta quedando los dos solamente —¿Qué hacemos aquí?—admito que estoy nervioso —No te hagas, sabes bien el porqué estas aquí—saca un cigarrillo y fuma —No sé dé que habla, ya le dije que yo no tuve nada que ver con esa chica, ya basta de eso—golpeó la mesa molesto —¿A no? Entonces, ¿dime por qué encontraron el cuerpo de esa chica en un callejón? —Yo que voy a saber, yo estuve anoche en su casa y con su hija—lo apuntó molesto —Qué casualidad que cuando te dije sobre esa chica, ese mismo día amaneció muerta—me está colmando la paciencia —No lo sé y no me interesa, ahora sáqueme de aquí—estoy que no puedo más —No permitiré que alguien como tú arruine y ponga en peligro la vida de mi hija—pero, ¿qué mierda está diciendo? —¿Y qué piensa hacer?—lo miro fijamente —Te haré desaparecer para siempre—esto ya valió mierda
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