AGNES
Vade Conduce y me despojo del blazer rosa. Me Desabotono un poco la camisa arriba dejando mi top a la vista y mi sugestivos pechos; el rubio me observa de reojo.
Vamos a divertirnos un poco, Vade.
Me empiezo a desabotonar la parte de abajo y lo veo ponerse algo tenso en su asiento. Amarro las puntas de la camisa dejando el ombligo a la vista. Me arrodillo en el asiento con mi cuerpo hacia él.
Me observa extrañado mientras me recojo el cabello en una coleta alta y paso mi lengua sugestivamente por el labio inferior. Le doy una mirada provocativa y me inclino hacia su entrepierna. Él automáticamente se traga el cuento y se acomoda en el asiento, con una sonrisa de demente.
— ¿Siempre quieres el oral? —le digo con la voz más sensual.
Lo observo con mi mejor cara de seriedad en el asunto y él se empieza a desabrochar el pantalón.
—Espera —Detengo su mano—, déjame poner un poco de ambiente para los dos.
Vade se limita a sonreír mientras me acerco hasta su cuello; huele muy bien el condenado, demasiado bien, pero no permito que eso me desconcentre, voy por algo y lo voy a obtener.
Dejo pequeños besos en su cuello y lo siento estremecerse a mi tacto; paso mi lengua por los mismos puntos y sonríe glorioso. Espero solo unos pocos segundos entre beso y beso en su cuello y lo muerdo salvajemente.
Vade grita y detiene el auto de golpe. Yo me caigo hacia adelante.
— ¿Qué te pasa? ¿Estás demente?
Claramente no estaba pensando en las consecuencias.
¡Súper raro!
No respondo nada, solo paso mi mano por el golpe que me acabo de dar en el brazo.
— ¡Bájate! —me grita Vade con los ojos desorbitados.
— ¿Es en serio? —Se toca el mordisco y no me mira—. ¿Vade?
— ¡He dicho que te bajes! —grita frenético.
Ruedo los ojos, tomo mi blazer, abro la puerta y me bajo del carro. Antes de empezar a caminar le lanzo los lentes y el arranca el auto de inmediato, dejándome en medio de la calle. Imágenes de él y mi padre gesticulando un bravo se alternan en mi cabeza.
Vaya, parece que mi propósito en la vida es joder todo a mi paso.
Tal vez sea mejor así, no quiero tener que lidiar con chicos como Vade, a leguas se ve que es una mierda igual o peor que yo.
Me arreglo la camisa, me coloco el blazer nuevamente y continúo caminando hasta llegar a casa. Los pies me están matando, no era mucho lo que faltaba para llegar pero se sintió una jodida eternidad.
Nana me consiente un rato como solo ella lo sabe hacer. No tengo tiempo para amigas o amigos porque simplemente nunca me quedo más de un año en un mismo lugar. Desde que tengo memoria hemos sido mi papá, nana y yo contra el mundo.
Mi rutina entre semana es la misma cada vez que empiezan las clases: me despierto, tomo un baño, me visto, desayuno con papá o con Gretel, voy a clase, hago lo típico en clases o tal vez no, regreso a casa, almuerzo con Gretel, hago mis deberes, me distraigo con cualquier otra cosa, ceno puntual con mi padre, me baño y me voy a la cama.
Es lo que mi padre espera de mí, pero no lo que los demás se imaginan.
༺ ⚜ ༻
A la mañana siguiente bajo para desayunar con mi papá pero se ha ido temprano, eso no solo significa que me puedo vestir como quiera y como me gusta, sino que aún no sabe lo que ha pasado con Vade, ah, y además no tengo quien me lleve a clases.
Genial.
Subo de nuevo a mi habitación, me quito el vestido que me hace lucir como un horrible pastelito y me coloco pantalones ajustados y una blusa oscura de mangas largas ceñida al cuerpo con la espalda descubierta y tenis. Pinto mis labios de rojo y dejo caer mi melena rubia natural en mis hombros.
Salgo a la calle y ubico un taxi; no es raro que Vade no haya pasado por mí, era de esperarse después de lo que hice ayer.
El vehículo demora en llegar, así que entro tarde a clases. Toda la jornada me la paso aburrida, de vez en cuando le lanzo miradas a Vade pero el imbécil me ignora por completo.
Me da un poco de pesar y risa al mismo tiempo. Trajo un suéter de cuello alto, por Dios, con este clima cálido, seguro la está pasando mal. Por lo menos aquello hace que me miren menos raro a mí y más a él.
Durante el receso busco un lugar donde poder estar sola y alejada de todos; donde nadie me hable ni se haga ilusiones de una amistad conmigo porque no va a pasar. Mi padre no me va a permitir salir ni a comprar un inocente helado con una potencial amiga.
En la detención es un poco de lo mismo, limpiamos la cancha de basquetbol cada uno en silencio y a la salida me pasa por un lado y ni me determina. Espero otro taxi para regresar sola a casa.
༺ ⚜ ༻
VADE
Llego a casa y me entero que esta noche tendremos visita. Sí, la apestosa carnívora y su padre. No le he contado a nadie lo que me hizo porque no soy ningún llorón y ¿Qué voy a decir? Estaba casual, esperando un oral, besos en el cuello van y besos vienen y la muy desgraciada me mordió.
Bastante normal para un chico como yo, no mucho para ella. Fuego durante el día y cálida lluvia durante la noche.
Salgo a abrir la puerta cuando tocan y ahí esta; oculto con esfuerzo una sonrisa porque aunque siempre joda todo, me pone demasiado verla en modo niña bonita de papá. Tan diferente cuando usa ropa oscura y labios rojos; no es que no me guste verla así, solo que esta versión que tengo enfrente me enloquece más. Luce demasiado virginal y eso me está matando en la entrepierna.
Intento alejar esos pensamientos de mi cabeza. De verdad que es otra al lado de su padre.
¿Qué diría si viera su comportamiento en Wetland?
Cenamos y ella no habla mucho; me oculta la mirada, responde por cortesía a lo que se le pregunta y del resto se limita a comer en completo silencio. De repente me entran nuevas ganas de animar la noche.
—Sr. Maksimov ¿Le ha dicho su hija lo que me hizo ayer? —La observo divertido pero ella me mira como si estuviese a punto de sacar un hacha para matarme.
— ¿Qué fue lo que hiciste, Agneshka? —el señor Maksimov se dirige a ella.
— ¿No le vas a decir? —intervengo.
— ¿Qué es lo que está sucediendo, Vade? —pregunta mi padre.
—Me mordió y por eso no pasé hoy a recogerla. —Si antes me miraba como si me quisiera matar, ahora lo hacía como si en su mente ya yo estuviese muerto.
El señor Maksimov se pone de pie y se disculpa llevándose a Agnes afuera para hablar en privado. No me aguanto la curiosidad y los sigo hasta el jardín.
— ¿Qué es lo que te pasa? ¡Levanta la cabeza cuando te hablo! ¿No puede haber un poco de tranquilidad en nuestras vidas? Deja de ir arruinando todo lo que construyo para ti, todo mi esfuerzo es por ti, Agneshka y tú simplemente te dedicas a parecer una malcriada, una salvaje sin remedio y sin educación.
»Te di la oportunidad de estudiar la secundaria fuera de casa ¿Y así me pagas? ¿Quieres volver a las clases en casa? ¿Eso quieres? Es por eso que no tienes amigos, porque nadie quiere tener cerca el desastre que eres cuando te lo propones —le hablaba Maksimov a su hija mientras ella le ofrecía una mirada que en algún punto me pareció vacía.
De repente le lanza una fuerte cachetada y yo me encamino hacia ellos, pero mi padre me detiene.
— ¿No era eso lo que querías? —Me dice mi padre—. No te metas con ella, que no te puedo mandar de vuelta ahora con tu madre y sabes muy bien porque. Deja que ella y su padre solucionen sus conflictos.
Ruedo los ojos. Mi padre y yo nos regresamos al comedor. El señor Maksimov regresa al rato sin su hija. Me pide disculpas en su nombre y se retira con mi padre para hablar de negocios.
No me aguanto y salgo a buscarla; no tardo en encontrarla, llorando y arrecostada a un árbol del jardín.
—Hey, yo…
—Vete —interrumpe con la rabia creciendo en sus entrañas.
—No me puedes echar de mi propia casa.
De inmediato empieza a caminar alejándose de mí. La sigo y la sujeto del brazo.
—Déjame en paz, Vade. —Me encara con los ojos desechos en lágrimas, se suelta y empieza a alejarse nuevamente. Trago grueso y la vuelvo a seguir.
—Agnes —la llamo buscando detenerla.
—Déjame sola. ¿No estás feliz?
—No. —La retengo por ambos brazos—. ¿Qué fue todo eso que dijo tu padre?
—¡No te importa! —Las lágrimas huyen sin permiso de sus ojos.
No me contengo y la estrecho a la fuerza entre mis brazos, ella solo se deja llevar, soltando más lágrimas e ira retenida.
—Discúlpame —susurro en su hermoso cabello rubio.
—No quiero ni necesito tu lástima.
— ¿Vas a seguir siendo una idiota conmigo y confirmar las cosas que dice tu padre?
—Tú no sabes nada. —Se separa de mis brazos.
—Entonces explícame que sucede.
—Nada, todo lo que oíste es cierto.
—No te creo —replico.
—Pues no me importa.
Su padre y el mío aparecen muy cerca y nuestro intento de conversación acaba.
Mierda, lo he jodido todo.
༺ ⚜ ༻
Durante la noche no hago más que pensar en todo lo que le dijo su padre, en que presencié que la golpeara y me tuve que contener quizás porque mi estadía aquí depende de mi buen comportamiento y eso solo lo vuelve peor.
En la mañana decido ir por ella pero su padre ya se la ha llevado.
Al llegar a clases ella estaba en su asiento con el modo princesa encendido a toda marcha. Evito mirarla porque de repente me siento un poco mal, lo que ya es demasiado para mi.
¿Por qué tendrían que importarme sus problemas con su padre?
Durante el receso la busco pero no está por ningún lado; le pregunto a varias personas y nadie sabe dónde anda metida la rubia. Finalmente se aparece a la hora de la detención como si nada hubiese pasado.
—Te busqué durante el receso —le digo mientras acomodamos libros devueltos en la biblioteca—: Pero no te vi por ninguna parte.
Se queda arreglando los libros que le corresponden en silencio.
— ¿Ahora me vas a ignorar? Ya me he disculpado.
Silencio. Me da la espalda.
—Ok, si no vas a hablar, lo haré yo.
— ¿Qué es lo que quieres? —Se gira para encararme.
La observo con su cara muy cerca a la mía, sus labios rosados con brillo, sus rizos rubios que caen en sus hombros, sus enormes ojos azules, sus cejas simétricas y una piel que se me antoja muy suave. Solo pienso en desnudarla, acostarla en mis piernas y azotar ese culo carnoso que se manda.
Me giro ocultando una sorpresiva erección.
—Nada, olvídalo.
Mis ganas de llevarla a casa se esfuman con esos pensamientos que empiezan a surgir como la creciente de un río en mí. No puedo hacerlo de nuevo, se supone que vine aquí para alejarme de mi vida anterior, usando un nombre que no me pertenece en una ciudad que no encajo.
Aunque mi situación sea en extremo complicada de manejar, realmente necesito terminar mis estudios y largarme del país si es posible, a un lugar donde mi pasado quede enterrado para siempre, donde no tenga que huir ni cobijarme en otra piel de los fantasmas que dejé en mi ciudad natal.
La rubia es una tentación andante, de aquello no me cabe la menor duda y mis ansias por descubrir su verdadera piel, por deleitarme recorriendo su cuerpo y perderme en esa voluptuosidad, no me dan tregua alguna, por el contrario, me golpean cada vez que la tengo enfrente y solo deseo sucumbir a sus labios.
༺ ⚜ ༻
Los siguientes días resultan ser todo un martirio; su padre la trae a diario al instituto por lo cual adopta su estilo de princesita hasta nuevo aviso. El problema es que verla así vestida desbloquea constantes fantasías en mí que pretendo alejar.
No sé en qué estaba pensando al creer que en esta ciudad iba a vivir sin tentaciones de por medio. Es absurdo incluso para mi obligarme a experimentar sin recrear viejos patrones de conducta s****l, tampoco es que me ande conteniendo mucho.
La última detención de la semana llega y logro salir de esta sin una erección. Ella abandona el lugar primero, yo voy al baño y me refresco un poco.
Lo único que tengo bastante claro es que Agneshka me está poniendo mal. Necesito controlarme y alejarme de ella. Seguir con mis planes, sacarla de mi pensamiento. Cambiarme de curso, de escuela, no sé…
Salgo en mi auto y no llevo mucho recorrido cuando la veo sola caminando por la acera; imagino sus caderas perfectas bajo ese vestido lila. La sobrepaso y ella me mira de reojo. No me aguanto y a pocos metros me detengo.
Espero que pase.
—Sube. —Le abro la puerta del copiloto.
Ella me observa por unos breves segundos, la duda se refleja en sus orbes pero de inmediato algo cambia en ella, se arriesga y se sube.
No imaginas todo lo quiero hacerte, Agneshka.