La noche en Le Rosey se sentía ordinaria, como siempre, el hermoso jardín de rosas lucia abarrotado por el vaivén de los muchos estudiantes que ocupaban el colegio, decenas de voces que se deformaban en murmullos y risas llenaban el aire en los alrededores, era francamente tranquilizador de alguna manera volver a la “normalidad” que ofrecía Le Rosey, Helena observaba sin ganas aquello, pero al menos lograba sentir recuperar algo de esa pequeña rutina a la que se había acostumbrado, su vida había dado un giro inesperado y tan terrible que estaba completamente fuera de si misma, era como si de pronto el control sobre su vida le hubiese sido arrebatado por completo…si es que alguna vez lo tuvo. Cuchicheos aquí allá la habían enterado de la desaparición de su hermano, Caín no había asistido