Míriam.
Cuando estuve en mi habitación me metí a bañar para después ponerme mi pijama y meterme a la cama, porque en verdad estaba muy cansada;cuando me encontraba acostada mi mente me empezó a traicionar, empecé a pensar y eso no me gustaba mucho. No sabía por qué Jace me miraba tanto desde que habíamos salido de la casa, ¿acaso le gustaba?, no podía pensar eso, ni siquiera me conocía, además él tenía novia y seguramente la amaba mucho, la verdad no me importaba tanto la novia, el me gustaba y mucho, jamás lo había mirado tanto hasta que estuve frente a él en el restaurante donde nos habíamos parado a comer, me descubrí mirándolo de pies a cabeza, yo no era de las personas que juzgan a un libro por su portada, al contrario, me gustaba conocerlos y saber que clase de personas eran, pero él.. . era algo muy misterioso y su rostro no dejaba ver nada de su personalidad, bueno, no toda su personalidad, por lo que me había contado Emeth era un hombre muy reservado en su vida personal, además de que le gustaba vivir la vida loca, cambiaba de novias como cambiar de ropa interior, tenía el carácter fuerte además de ser un hombre extremadamente celoso con lo que según el, era suyo, no sabía que pensar acerca de él, pero lo cierto era que me encantaba. Tenía una altura sobrehumana, media 1.97 centímetros, además de una complexión un tanto robusta, era musculoso, sus músculos se notaban a través de su camisa, un abdomen tan marcado se le nota a él llamado six pack del abdomen, brazos sumamente trabajados y de igual manera la espalda y las piernas, todo su cuerpo era musculoso, un musculo grande pero discreto que podía dejar al descubierto un cuerpo escultural, como aquellos guerreros romanos, sus glúteos eran grandes, pero lo mejor no se acababa ahí, su m*****o era grande, se le hacía un gran bulto en el pantalón y la verdad no se ni porque me fije en eso pero una sensación me recorría la espalda de solo pensar en el tamaño de aquel pene, pero dejare ese tema atrás, para concentrarme en su hermoso rostro, tenía el cabello color n***o, un corte de cabello que le favorecía en mucho al contorno de su cara, sus ojos eran azules, un azul tan encendido que podías perderte en su mirada , nariz sumamente recta, sus labios carnosos y de color rojo, cejas pobladas finamente depiladas y delineadas, no encontré rastro de barba o bigote, seguramente se la quitaba usando un poco de cera, su tez era pálida, casi al grado de decir que no tenía ninguna imperfección en su rostro, su mandíbula estaba hermosamente detallada, lo que más llamó mi atención, fue descubrir que tenía un tatuaje en forma de dragón con rosas y unas cuantas grecas desde el cuello hasta la mano, la cabeza del dragón descansaba en su dorso de la palma y en sus dedos estaba su nombre escrito en letras cursivas, además de que le gustaba usar anillos muy gruesos y de oro, ese pequeño detalle de los tatuajes me excitaba mucho, bueno, todo él me excitaba, tenía ganas de conocerlo y saber muchas cosas de Jace, sus más oscuros deseos, no sabía cómo acercarme a él.
Me puse a pensar en todas las chicas que seguramente Jace se a llevado a la cama, y me invadió la idea que el era muy experimentado en el tema del sexo, el cual yo desconocía por completo, sabía todo lo que un hombre y una mujer hacen cuando se aman, y de los métodos anticonceptivos, pero de lo que no tenía idea era de cómo se sentiría tener sexo por primera vez, jamás había tenido la oportunidad de estar con un chico en la cama, nadie en la escuela me gustaba, y la realidad era que quería tener mi primera relación s****l cuando amara realmente a alguien, jamás me había masturbado, no sabía que era lo que se sentía porque tenía miedo a la sensación que esto provocará en mi, quería que la primera sensación de placer me la diera un hombre cuando tuviera sexo, pero ese día aun no había llegado. Dejé atrás mis locuras y cerré los ojos para poder dormir.
Me levante temprano y me fui a bañar, cuando salí del baño me puse un traje de baño color amarillo, un pantalón color blanco y una camisa de manga larga, salí de mi habitación y me dirigí al comedor para desayunar.
-Hola, buenos días. - dije mientras me sentaba en una silla. - ¿Que haremos hoy?
-Ir a la playa a nadar. - dijo Emeth mientras se tomaba su jugo de naranja.
-Eso está super bien, pero ¿dónde están todos los demás?. - Pregunté mientras me acomodaba el cabello.
-Se adelantaron, seguramente en estos momentos ya están en la playa disfrutando del sol. - dijo William un tanto tranquilo.
Cuando terminamos de desayunar tomamos nuestras cosas y cuando estaba a puntó de tomar las llaves de mi moto, William me dijo que iría con él en la suya, no dije nada así que solo agradecí con la cabeza y me monte en la parte de atrás pasando mis manos por su cintura y sujetándome fuerte. William le encantaba manejar a velocidades muy altas, le gustaba mucho la sensación del aire en su cuerpo, mi hermano mayor era un hombre muy dedicado y con un carácter muy fuerte, me gustaba que fuera así. William tenía el cabello rubio como su papá, media 1.95 centímetros y su complexión era delgada aunque todo su cuerpo era musculoso, sus ojos eran color verde, su nariz afilada y sus labios delgados, era realmente guapo, por otro lado mi hermano Emeth de igual manera era rubio y de ojos verdes, media 1.90 centímetros, su cuerpo era delgado, pero en cierta forma me gustaba mucho su físico, lo hacía ver mucho más atractivo aunque el era igual de guapo que su hermano William.
Cuando llegamos a la playa, Jace y Arturo traían puesto una bermuda color rojo y que por otro lado, la novia de Jace traía un traje de baño color azul. Pasé por enfrente de ellos y me senté en un camastro,Emeth me aventó una toalla en la cara cuando empecé a reírme.
-Enana, quítate ese pantalón y vamos a nadar. - Me dijo Emeth mientras corría hacia el mar.
-¡Ya voy!. - le grite con entusiasmo.
A los pocos segundos me empecé a quitar el pantalón y la camisa y dejé al descubierto mis atributos, sentí que me miraban y en efecto, Jace y Arturo me miraban con unos ojos de deseo que por un segundo me sentí incomoda, pero mejor me puse a caminar hacia donde estaban mis dos hermanos.
El agua del mar se sentía tan bien, era hermoso sentir la arena en mis pies descalzos, pero lo mejor de todo era sentir a mis hermanos cerca de mi, disfrutar de su compañía era lo máximo, caí en cuenta que los tres estábamos riendo a carcajadas cuando jugábamos a lanzarnos la poca arena que podíamos tomar en nuestras manos, sentí que alguien me miraba y allí estaba Jace observándome con tal detenimiento que me estremecí, sentí como su mirada me desnudaba por completo, pero pronto sentí mi rostro muy caliente, me había sonrojado. Mi hermano William se dio cuenta y se abrazo.
-¿Te incomoda la presencia de Jace? - me susurro al oído.
-No claro que no. - le conteste un tanto nerviosa.
-Puedo decirle que deje de mirarte.
-Estas loco, que va a pensar de mi.
-Hermanita ya no eres la niña que conocí hace diez años, mírate, ya eres toda una mujer, y una mujer muy hermosa, que hombres como Jace desean tener en su cama.
-¿Tu crees eso?
-No lo creo, estoy seguro, yo sería el primero en querer tenerte como algo más, pero a veces no todo lo que se desea se puede cumplir. - me tomo de la mano y me llevo a donde estaban sus amigos.
-Me preguntó ¿cuando dejaran de ver así a Míriam? - les preguntó William a los dos hombres que tenía enfrente.
-Vamos William, sabes que Míriam es hermosa y que llama mucho la atención. - respondió Arturo.
-Debería sentirse alagada por qué la miran con deseo. - dijo Jace.
Cuando escuche sus palabras me sonroje tanto y lo peor enfrente de él.
-Eres una mujer hermosa Míriam, el tiempo te a beneficiado tanto, que hasta podría decir que me gustas. - dijo Jace con una sonrisa en su rostro.
-Para con eso Jace, Míriam es una chica que no quiero que toques con tus sucias manos . - William respondió de una manera muy agresiva.
-¿Que pasa William? ¿Acaso piensas que no podría hacer feliz a Míriam?. - Jace se puso de pie.
-No te atrevas Jace, te lo dije muchos años atrás, ella nunca va hacer para ti.
-William, William, parece que tu deseas más a Míriam o ¿me equivoco?
-Vamos a bajar la temperatura de esto, ustedes son muy buenos amigos y no se van a poner a pelear por una chica que, además, es tu hermana William. - dijo Arturo poniéndose en medio de los dos.
No sabía cómo tomar toda aquella conversación, como un cumplido o una amenaza, me agradaba la idea de pensar que le gustaba a Jace, pero me aferraba a la idea de que William sintiera algo por mi, solo podría sentir un hermoso cariño de hermanos, nada más, pero la idea de que William se estaba enamorando de mi me retorcía la mente, no podía permitir que eso pasara, no podía, el era mi hermano a pesar de que no lleváramos la misma sangre yo lo quería y así seguiría siendo siempre.
De regreso a la casa Jace y su novia estaban discutiendo en la entrada del jardín, no quise pasar por donde ellos estaban así que subí a mi habitación y me encerré en ella, lo malo fue que mi ventana daba al jardín justo donde ellos tenían una fuerte discusión.
-¿Porque no quieres un hijo mío? - decía la chica morena.
-No quiero tener hijos contigo, solo te quiero para tener sexo. - Jace estaba muy enojado.
-Quiero una familia contigo, yo te amo Jace.
-Yo no te amo, carajo. - Dijo Jace mientras levantaba un poco más la voz.
-Esta noche quiero que me hagas el amor sin condón.
-No haré eso porque en este maldito instante te llevaré al aeropuerto para que tomes el primer vuelo de regreso. - la tomó del brazo con fuerza.
-No me hagas esto Jace, por favor- la chica empezó a llorar.
-Quiero que te largues de mi vista y que desaparezcas de mi vida.
-Te juro Jace que esto que me estas haciendo no se va a quedar así. - la chica se limpio las lágrimas con la palma de la mano.
-Entra al maldito auto.
-No me voy a subir, tomaré una maldito taxi, maldito hijo de perra.
-Haz lo que quieras, ya no eres mi problema.
En ese momento Jace entró a la casa y dejó a la chica en el jardín, la cual por unos minutos se quedó pensativa para después tomar sus cosas y salir de la propiedad. Algo dentro de mi sentía pena por ella, pero sabía claramente que sí te metes con hombres como Jace saldrías muy perjudicada y lo mejor era no enamorarse. Llegaron a mi muchas preguntas después de ver el rompimiento de una pareja, si Jace era así, ¿que esperaba que hiciera conmigo? ¿El realmente amaría a una mujer con todo el corazón algún día? No se que respuesta darle a esas preguntas pero una parte de mi tenía miedo a conocerlo y salir peor de lo que había salido esa chica.
Me metí a bañar, cuando salí del baño me puse un short super corto y una playera de tirantes, me metí a la cama y pocos segundos después me levante de la cama porque tenía sed, baje a la cocina y tome un poco de agua fría, deje el vaso en el fregadero y entonces vi luz en la sala, camine hacia la sala y lo vi, Jace estaba sentado en el sofá con un trago de whisky en sus manos, al percatarse de mi presencia sonrió, me invitó a pasar con un movimiento de su cabeza, quería huir pero algo dentro de mí se detuvo.
-¿Que haces despierta a estas horas?. - me pregunto mientras se acercaba el vaso a la boca.
-Tenía sed, y a todo esto ¿a ti que te importa lo que haga?. - le dije mientras me ponía de pie.
-Me gusta controlar todo, así que no te molestes, acostúmbrate a mi mal humor
-Pues es horrible que te dirijas a una dama de esa manera. - Me volví a sentar muy alejada de él.
-No me importa ese tema, la mujer que quiera estar conmigo lo hará sin mirar mis defectos.
-En eso te equivocas, a una mujer le gusta que sean muy caballerosos no unos patanes. - levante un poco mi voz.
-Ya veo que lo que me dijo tu hermano William de ti, era cierto. - levantó una ceja y me miró de pies a cabeza. -¿ No crees que esa ropa que te haz puesto deja ver mucho más de tu piel?
-¿Que? - le conteste mientras miraba mi ropa y en efecto no traía ropa interior solo lo que estaba cubriendo mi piel, y en realidad era poca tela, pero lo mejor de todo no era transparente.
-Me gusta tu cuerpo, pero más me gustan tus nalgas. - al instante se levanto y se sentó junto a mi. - ¿Pero sabes donde se verían mejor?
-No quiero jugar tu juego de la seducción.
-¿Por qué te niegas a sentir placer? - me dijo mientras acariciaba mi barbilla.
-No me gusta lo que haces conmigo.
-¿Y que es lo que hago contigo?. - me miró a los ojos.
-Mirarme de esa forma. - al instante me separe de él y me levante del sillón.
-Me gustas Míriam, y todo lo que deseo será mío.
-Sigue hablando, nadie puede escucharte, ni siquiera tu.
Subí rápidamente las escaleras, entre a mi habitación y me encerré en ella, mi corazón latía al mil por hora y una sensación extraña me invadió entre mis piernas, cuando caí en cuanta, mi short estaba húmedo, ¿acaso me había excitado con lo que me había dicho Jace?, no podía creer que eso había sucedido, me sentía apenada conmigo misma por haber dejado que aquel hombre con una simple caricia haya hecho que me mojara a tal grado que tuve que cambiarme de ropa. Esa noche no pude dormir muy bien, pero en la mañana me metí a bañar y me puse un traje de baño separado color n***o, me había comentado mis hermanos que no estarían en casa, ya que saldrían muy temprano a solucionar unos asuntos de la oficina. William era arquitecto y Jace, ingeniero arquitecto, mi hermano Emeth, administrador de empresas y Arturo, contador, todos ellos excelentes amigos desde hace muchos años, y bueno, hacían una mancuerna hermosa en los negocios que gracias a ello podían disfrutar de grandes sumas de dinero en sus bolsillos. Baje a la cocina y descubrí que los empleados no estaban, pues había olvidado que era su día libre, así que, solo desayune un jugo y fruta picada, entre a la sala y encendí el reproductor de música, me gustaba la música muy animada pero más el reggeton, me puse a bailar muy provocativamente y si, también a perrear ,de ese perreo que no es nada decente, cuando terminó la canción gire a ver al sillón y ahí sentado estaba Jace, disfrutando de mi baile por no decirlo erótico, cuando lo mire me dio mucha vergüenza que solo me quede parada, inmóvil, ante sus ojos azules y su semblante frío.
-No sabía que movías tan bien el trasero, bueno todo el cuerpo. - me dijo mientras se mordía el labio inferior.
-Se suponía que ustedes estarían en una junta. -le dije mientra me ponía un pareo en la cintura.
-Vine por unos papeles, pero al escuchar la música en la sala me vine para acá y te encontré bailando muy sexy y decidí quedarme.
-¿Y con ese descaro lo dices?
-No tiene nada de malo disfrutar de una mujer casi desnuda que baila muy provocativamente. - se puso de pie y me tomó por la cintura muy fuerte para pegarme a él. - ¿Lo sientes?
-¿Que quieres decir?
-Esta así porque te vio bailar y te desea tanto o más que yo.-me atrajo más a su cuerpo. - Si lo sientes, estoy seguro que lo sientes.
En ese instante caí en cuenta que en mi ombligo sentía un bulto muy duro que me presionaba mi piel, no sabía que sentir, sentía sus grandes manos en mi cintura y su respiración en mi cuello, donde cada vez se acercaba más a mi piel, me estremecí tanto que mis pezones se pusieron duros y él al notar ese cambio, pasó su mano por mi pierna hasta llegar a mi glúteo y le dio una fuerte nalgada, yo solo gemí muy bajito pero el logro escucharlo y entonces me dijo al oído.
-Me vuelves loco.
Me soltó poco a poco y se fue caminando tranquilamente hacia el despacho, mientras me quedaba echa un mar de sensaciones y mi respiración agitada, decidí sentarme en el sillón y relajarme, porque sabía que si lo buscaba esto acabaría mal, y en verdad no quería que esto terminará con sexo en cualquier esquina, no me iba permitir que mis instintos fueran a controlarme, tenía que pensar las cosas antes de actuar, tenia que poner muy en claro lo que siento y lo que deseo para mi.