Episodio 13

1522 Words
- ¿Y qué le dijiste? - cuestiona Ana mientras mete un puñado de palomitas en su boca. - Nada, me quedé pasmada, no sabía que decir o que hacer. Harry regresó a la mesa, yo hice lo mismo y desayunamos en silencio, él tenía su típico rostro de piedra, ni si quiera me miró. - digo mientras miro el techo de la habitación de Ana. - Esa cara si que debe dar miedo, pero supongo que también es como ver una escultura hecha por los mismos dioses, solo que un poquito enojada. - miro divertida a Ana y ruedo los ojos. - Camila está muy enamorada de Harry. - ¡Oh no! Esa perra está obsesionada con tu esposo. - dice Ana poniéndose de rodillas en la cama. - Ana, hay muchas cosas que no se de Harry y por un lado desearía saber más pero por otro me da un poco de miedo. - Si todos sus secretos son tan locos como Camila, yo si tendría miedo. - miro a Ana y escondo el rostro entre mis manos. - Pero creo que deberías involucrarte un poco más en su presente, con el tiempo él se abrirá y te involucrará en su pasado. - Tienes razón, pero no se como hacerlo. - digo y Ana me quita las manos de la cara. - Invitalo a cenar, cocina para él, que sea una cena para dos. - ¿Una cena romántica? - cuestiono levantando una ceja. - Lo de ustedes no es un romance, sería una cena amistosa para limar asperezas y conocerse más. - la miro y muerdo mis uñas. - ¿Me ayudas? - digo haciendo un puchero. - De hecho creo que podríamos hacerle una invitación a mano, sabes que amo la caligrafía y podrías ir a su empresa a entregársela personalmente. - ¿Ir a su empresa? - Si, ese será un gran detalle. - me guiña un ojo y se levanta con mucha emoción. - ¿Que quieres que diga la invitación? - Amm, no lo sé. - me levanto quedando sentada enfrente de una de las ventanas de la habitación de Ana. - "Querido Sr. McBride, es un honor invitarlo esta noche a una cena para dos en nuestro hermoso y acogedor departamento. Atentamente su esposa". - Oh my good, me encanta. - volteo para mirarla y tiene una enorme sonrisa. - Comenzaré a escribirla. - Por cierto, ¿Podrías prestarme ropa? No creo que sea bueno que vaya con este conjunto deportivo. - Si, puedes tomar lo que quieras pequeña. - responde sin despegar su mirada del papel. Comienzo a buscar entre la ropa de Ana hasta que suena mi celular indicando que llegó un mensaje. - Número desconocido: Hola, soy Imanol. Se que te preguntas de dónde saqué tu número, eso te lo puedo explicar en el almuerzo. - ¿En el almuerzo? - digo en voz alta y me tapo la boca rogando que Ana no me haya escuchado. - ¿Que? - cuestiona Ana asomando la cabeza al vestidor. - No, nada. - digo y ella rueda los ojos mientras vuelve a su posición anterior. - Yo: Hola. ¿Podría ser otro día? - Imanol: Mi vuelo sale en la noche, quería despedirme de ti antes de irme. - Yo: ¿Te vas? ¿A dónde? - Imanol. Jajaja que preguntona Ali. - Yo: No, perdón, ¿Podemos vernos en algún lugar cerca de la empresa de tu familia? - Imanol: ¿Cerca de la empresa? ¿Vas a trabajar con mi hermano? - Yo: No, emm, ¿Puedes a las dos con treinta? - Imanol: Si, te mandaré por aquí la ubicación del restaurante. Nos vemos. - Yo: Si, nos vemos. Me asomo para ver a Ana y ella está concentrada haciendo la invitación. Después de mensajear con Imanol seguí buscando la vestimenta adecuada, Ana terminó la invitación, vimos un par de películas y después me arreglé para ir a la empresa, intenté contarle a Ana sobre el almuerzo pero no pude, se que me iba a regañar por aceptar la invitación de Imanol. Así que solo salí de su casa directo a la empresa, justo ahora estoy en la entrada y siento que las piernas me tiemblan, el edificio es más grande que el de mi padre y también es muy imponente. Entro al edificio y me acerco a la recepción, intento caminar tal y como me lo enseñó mi madre, levanto el rostro, enderezo mi columna, modero el movimiento de mis brazos y lo más importante es el equilibrio con estos enormes tacones. - Buenas tardes señorita, ¿En qué puedo ayudarle? - cuestiona una mujer de apenas unos veinticinco años, porta un uniforme de la empresa y al parecer es la recepcionista. - Buenas tardes, necesito hablar con el Sr. McBride. - digo intentando sonar amable. - Lo siento, el Sr. McBride está con su esposa en estos momentos. - miro a la mujer y comienzo a reírme, ella se ve confundida y decido explicarle. - Oh no, lo siento, no me expliqué bien, busco a Harryson McBride. - ¿Al joven McBride? - me mira y yo asiento con la cabeza. - ¿Tiene cita? - Amm, no. - la miro confundida y ella me sonríe. - Lo siento, el vicepresidente no acepta visitas sin una previa cita, ya sabe, tiene una agenda apretada, pero si gusta dejarle un recado yo se lo daré con mucho gusto. - ¿Ni si quiera de su esposa? - digo en un susurro y la recepcionista intenta escucharme pero al parecer no lo logra. - ¿Perdón? - cuestiona y yo niego. - Nada, solo dígale que vino su esposa. - digo y de inmediato me doy la vuelta para salir. - ¡Espere, espere! - escucho los gritos de la recepcionista y giro para verla. - Debió haberme dicho antes que era su esposa, el vicepresidente dio órdenes de dejarla pasar incluso cuando él no estuviera. La miro extrañada y frunso el ceño. No sé si a Harry realmente le guste cubrir las apariencias o es que realmente se está tomando este matrimonio en serio. - Siganme Sra. McBride. - dice y yo me siento incómoda al escucharla. Caminamos hasta llegar al elevador, subimos en el hasta el piso catorce y caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una gran puerta, frente a ella se encuentra un escritorio y una mujer joven sentada detrás de el. - Buenas tardes Rebecca, ella es la Sra. McBride y viene a ver al Sr. McBride. - Buenas tardes, ¿Así que usted es la Sra. McBride? Es más bonita en persona. - dice con emoción y yo solo sonrío. - Rebecca, lleva a la Sra. Con el vicepresidente, por favor. - Rebecca asiente y me toma del brazo, comienza a dar unos cuantos golpes hasta que se escucha a lo lejos la voz de Harry. - Pasa Rebecca. - ¿Como sabe que es Rebecca? ¿Acaso tienen un sonido secreto de los golpes en la puerta? - Sr. McBride, lo busca su esposa. - dice Rebecca mientras asoma la cabeza dentro de la oficina. - Que pase por favor. - veo a Rebecca asentir y yo me decido a entrar. Al entrar me encuentro con una enorme y hermosa oficina, con vista a los edificios aledaños y al mar. - Hola, ¿Que te trae por aquí? - cuestiona Harry y yo me percato que Rebecca nos está mirando desde la puerta. - Rebecca, cierra la puerta por favor. Pide Harry y ella lo hace. Vuelvo mi mirada a Harry y él se está arreglando el cabello con rapidez, algo que me hace reír un poco y él se da cuenta. - ¿Viniste a reírte de mi? - cuestiona y yo niego dejando de reírme. - Vine a darte esto. - digo sacando la invitación de mi bolso y dandoselo a Harry. - ¿Que es? - toma la invitación y rosa mis dedos al hacerlo. - Abrela. - Harry lo hace y comienza a leer. - ¿Una cena para dos? - Si. - digo sonriendo y él también lo hace. - Tendrás el privilegio de degustar la comida tan exquisita que prepara tu amada esposa. Harry sonríe y se acerca a mi. - ¿Quieres que lleve algo de tomar? - cuestiona acercándose más a mi. - Vino tinto, irá bien con la cena. - Harry me mira y relame sus labios. - Tengo hambre, ¿Quieres ir a comer? - lo miro y abro los ojos como plato. - Me gustaría pero iré a comprar las cosas para la cena que le haré a mi esposo. - Harry ríe y pone su mano derecha en mi rostro. - Eres bonita Ali. - frunso el ceño y siento que mi corazón se acelera. - M-me tengo que ir. - digo torpemente y salgo de inmediato de ahí. ¿Que diablos fue eso? En definitiva Harry estaba borracho o algo así, se comportó muy diferente a como lo hace siempre y yo, yo solo vi sus hermosos ojos.
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