- ¿Y qué le dijiste? - cuestiona Ana mientras mete un puñado de palomitas en su boca.
- Nada, me quedé pasmada, no sabía que decir o que hacer. Harry regresó a la mesa, yo hice lo mismo y desayunamos en silencio, él tenía su típico rostro de piedra, ni si quiera me miró. - digo mientras miro el techo de la habitación de Ana.
- Esa cara si que debe dar miedo, pero supongo que también es como ver una escultura hecha por los mismos dioses, solo que un poquito enojada. - miro divertida a Ana y ruedo los ojos.
- Camila está muy enamorada de Harry.
- ¡Oh no! Esa perra está obsesionada con tu esposo. - dice Ana poniéndose de rodillas en la cama.
- Ana, hay muchas cosas que no se de Harry y por un lado desearía saber más pero por otro me da un poco de miedo.
- Si todos sus secretos son tan locos como Camila, yo si tendría miedo. - miro a Ana y escondo el rostro entre mis manos. - Pero creo que deberías involucrarte un poco más en su presente, con el tiempo él se abrirá y te involucrará en su pasado.
- Tienes razón, pero no se como hacerlo. - digo y Ana me quita las manos de la cara.
- Invitalo a cenar, cocina para él, que sea una cena para dos.
- ¿Una cena romántica? - cuestiono levantando una ceja.
- Lo de ustedes no es un romance, sería una cena amistosa para limar asperezas y conocerse más. - la miro y muerdo mis uñas.
- ¿Me ayudas? - digo haciendo un puchero.
- De hecho creo que podríamos hacerle una invitación a mano, sabes que amo la caligrafía y podrías ir a su empresa a entregársela personalmente.
- ¿Ir a su empresa?
- Si, ese será un gran detalle. - me guiña un ojo y se levanta con mucha emoción. - ¿Que quieres que diga la invitación?
- Amm, no lo sé. - me levanto quedando sentada enfrente de una de las ventanas de la habitación de Ana. - "Querido Sr. McBride, es un honor invitarlo esta noche a una cena para dos en nuestro hermoso y acogedor departamento. Atentamente su esposa".
- Oh my good, me encanta. - volteo para mirarla y tiene una enorme sonrisa. - Comenzaré a escribirla.
- Por cierto, ¿Podrías prestarme ropa? No creo que sea bueno que vaya con este conjunto deportivo.
- Si, puedes tomar lo que quieras pequeña. - responde sin despegar su mirada del papel.
Comienzo a buscar entre la ropa de Ana hasta que suena mi celular indicando que llegó un mensaje.
- Número desconocido:
Hola, soy Imanol. Se que te preguntas de dónde saqué tu número, eso te lo puedo explicar en el almuerzo.
- ¿En el almuerzo? - digo en voz alta y me tapo la boca rogando que Ana no me haya escuchado.
- ¿Que? - cuestiona Ana asomando la cabeza al vestidor.
- No, nada. - digo y ella rueda los ojos mientras vuelve a su posición anterior.
- Yo:
Hola. ¿Podría ser otro día?
- Imanol:
Mi vuelo sale en la noche, quería despedirme de ti antes de irme.
- Yo:
¿Te vas? ¿A dónde?
- Imanol.
Jajaja que preguntona Ali.
- Yo:
No, perdón, ¿Podemos vernos en algún lugar cerca de la empresa de tu familia?
- Imanol:
¿Cerca de la empresa? ¿Vas a trabajar con mi hermano?
- Yo:
No, emm, ¿Puedes a las dos con treinta?
- Imanol:
Si, te mandaré por aquí la ubicación del restaurante. Nos vemos.
- Yo:
Si, nos vemos.
Me asomo para ver a Ana y ella está concentrada haciendo la invitación.
Después de mensajear con Imanol seguí buscando la vestimenta adecuada, Ana terminó la invitación, vimos un par de películas y después me arreglé para ir a la empresa, intenté contarle a Ana sobre el almuerzo pero no pude, se que me iba a regañar por aceptar la invitación de Imanol.
Así que solo salí de su casa directo a la empresa, justo ahora estoy en la entrada y siento que las piernas me tiemblan, el edificio es más grande que el de mi padre y también es muy imponente.
Entro al edificio y me acerco a la recepción, intento caminar tal y como me lo enseñó mi madre, levanto el rostro, enderezo mi columna, modero el movimiento de mis brazos y lo más importante es el equilibrio con estos enormes tacones.
- Buenas tardes señorita, ¿En qué puedo ayudarle? - cuestiona una mujer de apenas unos veinticinco años, porta un uniforme de la empresa y al parecer es la recepcionista.
- Buenas tardes, necesito hablar con el Sr. McBride. - digo intentando sonar amable.
- Lo siento, el Sr. McBride está con su esposa en estos momentos. - miro a la mujer y comienzo a reírme, ella se ve confundida y decido explicarle.
- Oh no, lo siento, no me expliqué bien, busco a Harryson McBride.
- ¿Al joven McBride? - me mira y yo asiento con la cabeza. - ¿Tiene cita?
- Amm, no. - la miro confundida y ella me sonríe.
- Lo siento, el vicepresidente no acepta visitas sin una previa cita, ya sabe, tiene una agenda apretada, pero si gusta dejarle un recado yo se lo daré con mucho gusto.
- ¿Ni si quiera de su esposa? - digo en un susurro y la recepcionista intenta escucharme pero al parecer no lo logra.
- ¿Perdón? - cuestiona y yo niego.
- Nada, solo dígale que vino su esposa. - digo y de inmediato me doy la vuelta para salir.
- ¡Espere, espere! - escucho los gritos de la recepcionista y giro para verla. - Debió haberme dicho antes que era su esposa, el vicepresidente dio órdenes de dejarla pasar incluso cuando él no estuviera.
La miro extrañada y frunso el ceño. No sé si a Harry realmente le guste cubrir las apariencias o es que realmente se está tomando este matrimonio en serio.
- Siganme Sra. McBride. - dice y yo me siento incómoda al escucharla.
Caminamos hasta llegar al elevador, subimos en el hasta el piso catorce y caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una gran puerta, frente a ella se encuentra un escritorio y una mujer joven sentada detrás de el.
- Buenas tardes Rebecca, ella es la Sra. McBride y viene a ver al Sr. McBride.
- Buenas tardes, ¿Así que usted es la Sra. McBride? Es más bonita en persona. - dice con emoción y yo solo sonrío.
- Rebecca, lleva a la Sra. Con el vicepresidente, por favor. - Rebecca asiente y me toma del brazo, comienza a dar unos cuantos golpes hasta que se escucha a lo lejos la voz de Harry.
- Pasa Rebecca. - ¿Como sabe que es Rebecca? ¿Acaso tienen un sonido secreto de los golpes en la puerta?
- Sr. McBride, lo busca su esposa. - dice Rebecca mientras asoma la cabeza dentro de la oficina.
- Que pase por favor. - veo a Rebecca asentir y yo me decido a entrar.
Al entrar me encuentro con una enorme y hermosa oficina, con vista a los edificios aledaños y al mar.
- Hola, ¿Que te trae por aquí? - cuestiona Harry y yo me percato que Rebecca nos está mirando desde la puerta. - Rebecca, cierra la puerta por favor.
Pide Harry y ella lo hace. Vuelvo mi mirada a Harry y él se está arreglando el cabello con rapidez, algo que me hace reír un poco y él se da cuenta.
- ¿Viniste a reírte de mi? - cuestiona y yo niego dejando de reírme.
- Vine a darte esto. - digo sacando la invitación de mi bolso y dandoselo a Harry.
- ¿Que es? - toma la invitación y rosa mis dedos al hacerlo.
- Abrela. - Harry lo hace y comienza a leer.
- ¿Una cena para dos?
- Si. - digo sonriendo y él también lo hace. - Tendrás el privilegio de degustar la comida tan exquisita que prepara tu amada esposa.
Harry sonríe y se acerca a mi.
- ¿Quieres que lleve algo de tomar? - cuestiona acercándose más a mi.
- Vino tinto, irá bien con la cena. - Harry me mira y relame sus labios.
- Tengo hambre, ¿Quieres ir a comer? - lo miro y abro los ojos como plato.
- Me gustaría pero iré a comprar las cosas para la cena que le haré a mi esposo. - Harry ríe y pone su mano derecha en mi rostro.
- Eres bonita Ali. - frunso el ceño y siento que mi corazón se acelera.
- M-me tengo que ir. - digo torpemente y salgo de inmediato de ahí.
¿Que diablos fue eso? En definitiva Harry estaba borracho o algo así, se comportó muy diferente a como lo hace siempre y yo, yo solo vi sus hermosos ojos.