CAPÍTULO VEINTE Will se apartó del camino agachándose para evitar esquirlas de piedra cuando una ronda de cañón impactó en un muro que había por allí cerca. Notó que algo le arañaba la mejilla y, al tocarla, su mano acabó empapada de sangre. Pero no tenía tiempo para comprobar la profundidad del corte, pues Lord Cranston estaría esperando la información más reciente del avance del asedio. —Parece que este será duro, su alteza —exclamó un soldado del regimiento de Lord Cranston, haciendo gestos con su mosquete. A Will le llevó un instante decidir que el hombre no se estaba riendo de él, sin importar lo incómodo que ahora podría estar al ser príncipe consorte. —Será incluso más fácil que sacarte dinero jugando a las cartas, Johaness —le respondió. El hombre rio y parecía que iba a decir