CAPÍTULO CINCO Endi, Duque de Ishjemme, escuchaba el rechinar de las grandes estatuas mientras sus hombres las arrastraban hasta la orilla. Odiaba el ruido, pero le encantaba lo que esto representaba. Libertad para Ishjemme. Libertad para su pueblo. El día de hoy sería un símbolo y una señal que la gente no olvidaría. —Hace años que deberíamos haber destrozado las estatuas de los Danse —le dijo a su hermano. Oli asintió. —Si tú lo dices, Endi. Endi percibió el tono de duda. Le dio golpecitos en el hombro a su hermano y notó que este se encogía—. ¿No estás de acuerdo, hermano? Venga, a mí me puedes decir la verdad. No soy ningún monstruo que solo quiere a la gente diciendo que sí. —Bueno… —empezó Oli. —En serio, Oli —dijo Endi—. No deberías tenerme miedo. Tú eres mi familia. —Solo e