Los viajes deberían ser de horas, no de días.
Estamos a un paso de la capital de Marian, después de casi un mes de viaje y repentinamente nos detenemos.
Algo está pasando.
En la otra vía hay un tren detenido y muchas personas en el pasillo que separa las vías, el duque baja del tren y nosotros lo seguimos, no muy lejos se encuentra el príncipe también rodeado de sus caballeros, Mirsella se cubre el rostro y se esconde entre ellos.
– Alteza – alza la voz un hombre que viene corriendo desde el otro tren – gracias a Verium que está usted presente – es detenido por uno de los caballeros que lo ve como una amenaza y él se queda sin aliento – es la señorita Vantini, la señorita…
El príncipe frunce el ceño y se acerca a él – ¿qué sucedió?
El hombre traga saliva – la señorita Vantini venía e
