Katherine tampoco podía creer que el hombre que golpeó, fuese el único al que le permitió que la tocara en el club. Katherine soltó un leve chillido que apagó con un carraspeó y cuando sujetó el brazo del hombre para colocarlo de pie. Él continuaba hipnotizado con ella, cuando Katherine se acomodó el casco y el chaleco. —Eres la mujer de anoche —repitió él. Katherine le recogió el tubo de plástico y lo estampó en su pecho. También le recogió la carpeta, y repitió el proceso. —Debe haber una confusión —dijo ella girando para alejarse—. Quizá tiene una contusión. Su frente no luce nada bien. Logan no se limpió la tierra fina y amarillenta que ensució su traje, y siguió a Katherine hasta el camión de donde salió. —Nunca estuve más lúcido en mi vida —dijo Logan cuando la siguió trastab