Andrea estaba muy emocionada, porque Gris, una de sus mejores amigas le dijo que Felipe su novio, era muy amigo de George Curi, el chico de la prepa que la traía de cabeza. Sus amigas le decían que estaba loca, si, el niño si estaba guapo, pero era un nerd “súper ñoño” a ella no le importaba. Era muy alto y tenia un cuerpo muy atlético, aunque usaba lentes no eran tan gruesos y llevaba siempre el cabello muy bien peinado, a ella le encantaba y le habría gustado comérselo a besos, tenia una voz clara y profunda, lo escucho una sola vez en clase y se enamoro, se imaginaba que le hablaba muy cerca del oído y se estremecía de solo pensarlo. Ella aun era virgen a diferencia de sus amigas y quería como cualquier colegiala tonta que fuera muy especial, estaba segura qué si perdía la virginidad con George Curi nada podría ser mas especial que estar con él.
Despertó a las seis de la mañana, irritada por ese sueño estúpido. Era un sueño recurrente, aunque hacia meses que no lo tenia y casi lo había olvidado, era seguro que cualquiera de estos días soñaría la segunda parte, si la segunda y la peor parte del sueño. Se quedo un rato mas en la cama, pero ya no pudo volver a dormir. Darío se había ido a media noche, la situación de la empresa era terrible, su capital de inversión no era ni la octava parte de lo que se necesitaba. Tendrían que vender activos de la empresa, los coches, la casa de Darío e incluso su departamento y, aun así, todavía faltaría cubrir la indemnización de los inversionistas, eso sin contar los gastos de operación para que la empresa siguiera trabajando con normalidad y además de los gastos del abogado defensor de Darío. No podía permitir que Crystal y sus padres se quedaran en la calle.
Los abogados de Kuribreña estaban trabajando en soluciones integrales para el problema, podría al menos por unas horas, olvidarse del problema y seguir su día normal, hasta la hora de la reunión no podía hacer nada. Se pregunto que ganaría Jorge Kuribreña con todo esto, se estaba tomando muchas molestias para ayudarlos y no podía ser que, solo lo hiciera porque eran miembros de la Asociación. ¿Y si pretendía quedarse con la empresa? ¿Y si él planeo todo y le puso una trampa a Darío? Era un gran inversionista, que le podría interesar de una empresa tan pequeña, si estaba acostumbrado a las grandes transnacionales y los monopolios internacionales. Seria un tiburón en una piscina. Decidió que como no podía hacer nada, iba a disfrutar del desayuno y tratar de ser positiva.
Había una sala de conferencias en el hotel, ahí se llevaría a cabo la reunión con los Franco, serian ellos dos con su abogado y su gerente financiero, por su parte eran: su asistente, sus dos abogados financieros, su gerente de adquisiciones, su abogado penalista y su abogado civil para redactar el acuerdo que Andrea tenia que firmar.
Cuando los Franco llegaron él ya estaba sentado presidiendo la mesa. Aline, su asistente estaba sentada a su derecha y enseguida de ella todos los demás. A su izquierda se sentó Darío y al lado de este Andrea, después el abogado y su gerente. Los saludos fueron demasiado formales y sin perder tiempo pasaron una hora exponiendo la situación y una vez que todos estuvieron de acuerdo en que se entendía a la perfección la crisis financiera por la que atravesaba Franco Consultores, pasaron a exponer las consecuencias y después de dos horas, por fin se expuso sobre la mesa las posibles soluciones y el nivel de control de daños que cada una ofrecía. Andrea no supo como paso el tiempo tan rápido que ya eran las 8 de la noche, tenia la cabeza a punto de estallar, Darío estaba completamente descompuesto y ninguna de las soluciones era tan buena, las habían analizado una y otra vez, todas y cada una tenían cierto nivel de daño que no terminaba de convencerla, tenia que renunciar a una u otra cosa y no estaba dispuesta a renunciar a nada, en pocas palabras necesitaban un milagro. Y en todo ese tiempo, Jorge Kuribreña no dijo una sola palabra, se limito a mirarla tan intensa y fijamente que ya estaba harta y quería gritarle. Solo se limitaba a comentarle cosas a su asistente en voz baja, después de una de esas veces, ella anuncio que podían hacer una pausa para tomarse un respiro y comer algo, afuera ya esperaba una cena tipo buffet. Todos respiraron aliviados y se levantaron rumbo a la puerta.
Andrea se levanto, le puso una mano sobre el hombro a su hermano y salió de la sala. Entro a los servicios de la sala de conferencias, estaban desiertos, obviamente al ser solo dos mujeres en la mesa. Eran lujosos y muy limpios, salió de un cubículo, una chica le dio jabón liquido, se lavo las manos y le entrego una toalla para secarse, al verse en el espejo se noto cansada y fastidiada, casi al borde de la depresión. No tenia idea de que opción tomar, ninguna era realmente buena, no como pensó que serian y las dudas en contra de Kuribreña se despejaron, pero eso no ayudaba en nada. Su hermano estaba perdido, no había ninguna opción viable y eso lo tenia casi al borde del llanto, esperaba que fuera lo suficientemente fuerte para no hacer el ridículo delante de todos. Cuando regreso todos seguían afuera, unos comiendo y otros fumando, entro a la sala y vio a Darío llorando inclinado sobre la mesa muy cerca de Jorge, este movió la cabeza en su dirección y Darío rápidamente se limpio las lagrimas y se giro para verla.
_¿Que pasa? – Jorge la miro fijamente, ya la tenia harta, en cualquier momento iba a perder los estribos y le gritaría, le ponía los nervios de punta que no hablara y solo la observara.
_Nada Andy. – se aclaro la garganta para pasar el nudo que le cortaba la voz.
Iba a decir algo, pero el sonido de las conversaciones se apago y poco a poco todos regresaron y fueron tomando su lugar. Al final, Aline llego con un camarero, el chico retiro la taza y el platito que estaban frente a su jefe y e retiro cerrando la puerta. Ella fue directo a su lugar, pero no se sentó, todos la miraron cuando comenzó a hablar.
_¡Señores, Señorita Franco! Ya se ha expuesto la situación, se han analizado las potenciales soluciones, se han calculado los riegos y se ha determinado el control de daños. La situación es muy complicada, no hay solución sin perdida. La único que falta es que el Sr. Darío Franco y su hermana la Srita. Andrea Franco tomen una decisión y nos informen cual es el plan a seguir. Mañana mismo, sea cual sea su decisión, podemos iniciar el proceso y tomar las medidas necesarias, ya que, como saben todos, nos hemos preparado de antemano para cualquiera de los escenarios y no perder tiempo. Sr. Darío Franco y Señorita Andrea Franco, ustedes tienen la ultima palabra.
Después de eso se sentó y presto atención a lo que su jefe se dijo en voz baja, ella asintió y abrió su iPad. Darío levanto la cara, miro a su alrededor, luego miro a Jorge con expresión suplicante – odiaba verlo así ¿que era lo que le suplicaba a ese hombre que se mostraba tan frio e inexpresivo? – Luego miro a su hermana, la expresión de su cara era desesperada y sus ojos suplicantes. Se aclaro la garganta y hablo.
_De ante mano les agradezco a todos su apoyo y la asesoría. Si es una situación muy complicada, ahora veo que fui muy estúpido. No hay solución que pueda contener todo el daño y evitar la ruina de mi familia. Así que tomo la decisión que nos conviene más y voy a afrontar las consecuencias…….
_¡No, Darío no! – su voz apenas era un susurro, sabia bien lo que eso significaba – No voy a permitir que vayas a la cárcel.
_Andy, esta bien, déjalo así. Vamos a vender todos los activos de la empresa, los autos y mi casa, tengo algunas inversiones al igual que mi hermana. Jorge me asegura que podríamos llegar a una clase de acuerdo y que en seis meses puedo salir en libertad condicional. Pero lo que mas me interesa es llegar a un acuerdo para que los bienes de mis padres no se toquen. Podríamos, no se, solicitar un crédito.
_Con la situación actual de la empresa, no creo que ningún banco nos otorgue un crédito – dijo el gerente de finanzas.
_Pero Jorge puede, ¿no es así? En nombre de nuestra amistad.
Tanto odiaba verlo suplicarle y frente a todos, antes que él pudiera decir una sola palabra, Andrea se levanto y golpeo la mesa.
_¡No lo hagas! No sigas humillándote de esta manera. Haremos lo necesario, venderé mi departamento, incluso liquidaremos el fideicomiso, lo que sea.
_¡Cálmese, Señorita Franco! – incluso se sorprendió así mismo cuando hablo.