Andrea lo miro airada por el tono de voz que uso para hablarle. De hecho, todos se mostraban incomodos con la situación y se removían en sus cómodos asientos llenando el silencio con tosesitas falsas y ruidos de papeles yendo y viniendo, haciéndose consultas unos a otros en voz baja. Ninguno de los dos dejaba de mirarse retadoramente. Ella, la personificación exacta de la rebeldía y la indignación y él, de la arrogancia y el orgullo desmedido.
Aline se levanto entonces para llamar la atención de Andrea, intentando suavizar la situación.
_Señorita Franco, si me hace el favor de tomar asiento, les daré los detalles de una ultima propuesta que, si todos los presentes la analizan a fondo, estarán de acuerdo en que es la única opción que puede poner puntual solución a la situación en un plazo muy breve de tiempo.
Andrea retiro la mirada y tomo asiento. Aunque lo siguiente que dijo mordazmente fue:
_Si tenían la solución perfecta… ¿Por qué esperar hasta el ultimo minuto para ponerla sobre la mesa? Nos habríamos ahorrado horas de estrés.
_Así lo indico el Sr. Kuribreña debido a que, podrían suscitarse especulaciones desagradables con respecto a la naturaleza de la propuesta. Y todos deberían estar ciento por ciento seguros de que no hay ninguna otra solución mejor que esta.
_¿Y en que consiste esta solución milagrosa? –lo dijo con todo el sarcasmo y el desdén del que fue capaz porque todavía se sentía incrédula y ofendida.
_Realmente es muy sencilla. El Sr. Kuribreña esta dispuesto a realizar una inyección de capital a la Empresa. Dicha suma será suficiente para pagar el desfalco, subsanar las finanzas, pagar las indemnizaciones a los inversionistas del proyecto fallido, tambíén se cubrirán los presupuestos de los proyectos vigentes y los gastos de operación por seis meses. En ese plazo, la empresa ya debería estar lo suficientemente solida para seguir trabajando sin dependencia financiera y no habría ninguna necesidad de liquidar activos fijos o moviles de la empresa, tampoco se venderían activos móviles o fijos de los accionistas, ni mucho menos se liquidarian las inversiones o se tocarían los fideicomisos personales y bajo ninguna circunstancia, se tocaría el patrimonio del matrimonio Franco Villegas. Aunado a esto, el Sr. Darío no pasaría un solo día en la cárcel.
Dario levanto la cabeza sorprendido y los murmullos de los presentes haciendo cálculos y análisis se dejaron escuchar. Los gestos de asentimiento y las sonrisas de alivio y esperanza eran moneda corriente. Solo Andrea no sonreía, se limitaba a mirar fijamente a Kuribreña tratando de descifrar que tramaba. Era una propuesta demasiado generosa.
Él sonrió, no a ella, fue para si mismo y se le veía muy satisfecho. Era la clase de sonrisa que le dedicas al enemigo vencido. Entonces Andrea tuvo un mal presentimiento, “especulaciones desagradables sobre la naturaleza de la propuesta” -recordó-, ¿qué quería a cambio? Porque… algo quería, eso seguro.
_Y, dígame Sr. Kuribreña –todos se quedaron callados al instante cuando ella hablo- ¿Qué es lo que quiere a cambio? Porque, es una propuesta demasiado generosa, no puede ser a cambio de nada ¿o sí?
_El Sr…
Andrea levanto el dedo índice para indicarle a la asistente que no había terminado.
_Una disculpa, Srita… ¡Lo siento! No sé tu nombre.
_Aline.
Jorge seguía mirando a Andrea sin inmutarse, incluso parecía divertido.
_Aline, perdóname, no quiero ser grosera. Me gustaría que él mismo respondiera mi pregunta. ¿Hay algún problema con eso? Ya demostró que sabe hablar, ¿cierto?
Aline miro a su jefe, igual que todos en la sala. Él se irguió en su silla, a un simple gesto suyo, su asistente tomo asiento. Se levanto de la silla con movimientos firmes e inexpresivos, desabrocho la chaqueta de su traje oscuro hecho a la medida, rodeo la mesa y se acerco a la ventana, unos segundos después se giro sorpresivamente tomandolos por sorpresa. La mayoría desvío la mirada rapídamente menos Andrea, ella incluso levanto la cara y adelanto la barbilla con valentía, indicando que seguía esperando una respuesta.
_Estas en lo correcto, Andrea –ella parpadeo sorprendida por su atrevimiento al llamarla confianzudamente por su nombre de pila frente a todos, pero él continuo– Tengo solo una condición. Comprenderás que no es una cantidad corriente de dinero, aunque a decir verdad, tampoco es demasiado. No obstante, todo inversionista que se precie de ser un “tiburón”, quiere asegurar su inversión –quiso hablar pero la interrumpió levantando el dedo índice imitandola– No he terminado. Tú empresa no me interesa lo mas mínimo. Es lo que te preocupa ¿cierto? Sin embargo, si tengo un interés de índole muy diferente.
Andrea se tenso al escuchar sus palabras que tenían una clara doble intención. En automático su rostro se ruborizo y, en contraste con el clima frío de la sala, su temperatura subió dramáticamente. Todos alcanzaron a notar una mueca, algo así como una sonrisa antes de que Jorge se volviera de nuevo contra el ventanal. Era obvio que había notado el rubor de la humillación en sus mejillas y no solo él, todos los demás en la sala, tambien. Aline se levanto nuevamente.
_La propuesta del Sr. Jorge Kuribreña es: La inyección de capital a la Empresa Franco Consultores y Filiales, a cambio de que la Señorita Andrea Franco Villegas acepte su proposición de matrimonio.
_¿Que? –se levanto furiosa de la silla como impulsada por un resorte- ¿De que demonios estas hablando?
_¡Andrea! –Darío también se levanto de la silla y la tomo por los brazos intentado hacer que lo mirara- ¡Andy! ¡Calmate! Por favor, escúchame ¿quieres?
_¡No! ¿Qué estúpida broma es esta, Darío? –lo miro por un instante negando enfáticamente– ¡No, no, no y no! Ni lo piensen. Yo no soy una mercancía, no van a usarme como moneda de cambio –fulmino la espalda del tipo que seguía sin inmutarse vuelto hacia la ventana dandole cobardemente la espalda. Su hermano le tomo la cara entre las manos para obligarla a mirarlo.
_¡Mírame, ¿sí?! ¡Porfa, Andy! Yo se que esto no esta bien, yo mismo no quise aceptarlo cuando Jorge me lo propuso…
_¡¿Que?! ¿Tu ya lo sabias y no me lo dijiste? Yo no… es que… como…
_¡Tranquila! ¡Tranquila! Respira ¿sí? ¡Ya esta, ya esta! –la abrazo, le acaricio el cabello y después de unos minutos la separo para verle la cara- ¿Estas bien? ¿Quieres un vaso de agua? –ella negó con la cabeza.
Se sentó con la ayuda de Darío que se arrodillo frente a ella, mientras le frotaba las manos que de pronto se le habían puesto heladas.
Aline despidió a todos los presentes y les pidió que mañana a primera hora estuvieran listos para seguir los protocolos necesarios y solo quedaron en la sala los cuatro.
Dario le dio un vaso de agua a su hermana y después se acerco a Jorge. Andrea se termino el agua y dejo el vaso sobre la mesa. La asistente de Jorge se había quedado cerca de la puerta y había tomado asiento en una silla pegada a la pared. Aparentemente muy concentrada analizando cifras en un expediente
Andrea se recargo contra el respaldo y cerro los ojos. Tenia que obligarse a pensar con la cabeza fría. Se sentía como el Rey Ricardo III que estaba dispuesto a cambiar su reino por un caballo, solo que, en este caso, su reino era su libertad y el caballo era esa gran inversión. ¿Había pedido un milagro? Pues ahí lo tenia, Jorge Kuribreña era el Arcángel Gabriel encarnado dispuesto a obrar el milagro por el que ella rogó. Solo tenia que decir acepto. Capto un movimiento y se giro, Aline salió de la sala dejando la puerta abierta. Los dos hombres que habían estado absortos en su conversación, se giraron al mismo tiempo, pero Andrea ya no esta ahí.