Era el momento de hablar, de enfrentar a Roberto. Después de todo lo que había escuchado de la conversación que tuvo con Hugo, estaba más confundida que nunca y sabía que Roberto me ocultaba información importante, estaba segura, y lo demostraba más gracias a la expresión de sorpresa que se le marcaba en el rostro. — ¿Qué haces aquí?. — Murmuró Roberto poniéndose ceñudo. — Creo que es obvio, te seguí. — Crucé mis brazos sobre mi pecho. — Vete a tu habitación ahora mismo. — Soltó amenazante, entrecerrando los ojos. — ¿Piensas que me iré solamente porque tú me lo dices?. — Levanté el rostro, altanera. — Mayra… — Se apretó la base de la nariz con sus dedos pulgar e índice. — ¡Basta de mentiras, Roberto! ¡Estoy cansada de todo esto!. — Levanté la voz con autoridad. — Nunca te he mentido