Aless.
Preferí darles privacidad y esperar a que el médico venga para informarle que Brandon está aquí. Sólo ruego que el si sea compatible porque se me terminan las posibilidades.
Camino de un lado a otro para calmar mis nervios. Las palabras de Brandon resuenan en mi cabeza una y otra vez. Mi miedo a perder a mi hija me cegó de tal manera que lo arruiné todo. Ahora el sentimiento es de culpa. Yo misma logre que el me mirara de esa manera.
Después de calmarme un poco noto que mi hermano se cansó de estar en el pasillo y seguramente entró. No puedo perder el valor y debo entrar yo también. Mi hija me necesita.
Vuelvo a respirar profundo y abro la puerta.
Noemí duerme al lado de Brandon, quien también parece estar dormido. Mi hermano me observa y me pregunta.
-¿No ha venido el doctor aún?
-No Darien. Quizá esta ocupado con las rondas, pero no debe demorar.
-Tienes que comer y bañarte, Aless- me recrimina.
-Cuando venga el doctor lo hago, no te preocupes.
Mi hermano solo asiente con su cabeza.
-Puedes ir tranquila que yo me quedo con la princesa- habla Brandon.
No puedo verlo a los ojos porque no tengo valor para eso y el aún tiene los suyos cerrados, pero tengo que hablar.
-Cuando hablemos con el doctor, Darien puede ir por ropa para mí y me baño acá. No te preocupes.
-Ok. como quieras. - es lo único que responde.
Nos quedamos con mi hermano hablando trivialidades mientras esperamos. Brandon ni siquiera nos mira. Solo se dedica a observar y acariciar a nuestra hija hasta que llega el doctor y se incorpora en la cama despertando a Noemí.
-Bran, no te vallas. - lo mira en estado de pánico y mis emociones fluctúan de la culpa al miedo una y otra vez.
- No mi vida, no me voy a ningún lado. - Le acaricia su rostro delicadamente- solo vamos con mami a hablar con el doctor para que puedas ir a casa, ¿si? solo un momento. Tío Darien se queda contigo solo un ratito y vuelvo. - levanta su meñique en señal de promesa.
Mi hija mira entre su mano y su rostro, que congela una sonrisa para ella.
-Esta bien.- une su propio meñique con el de Brandon- No se tarden.
Ambos seguimos al doctor afuera y sé que es mi momento.
-Él es Brandon Ferreira y el papá de Noemí.
-Buenas tardes, también soy doctor asique puede hablar con claridad- Bran le extiende la mano.
-Muy bien señor Ferreira.- extiende y estrecha la mano y comienza a hablar el médico. - Le explico la situación. Su hija tiene una leucemia muy rara. Sabemos que la quimioterapia le puede ayudar a mantenerse estable pero no es una cura. Para lograr curarla por completo necesitamos realizarle un trasplante de médula osea. Como su esposa le debe de haber comentado, ni ella ni su hermano o sobrino son compatibles.
Cuando dice ' su esposa' bajo la mirada.
-Puede existir una posibilidad de que usted si lo sea, aunque sea poco factible- aclara el médico.
En realidad pensé que el es una buena opción. Pensé que era la última opción. No lo comprendo.
-Solo en el 50 por ciento de posibilidad ¿o me equivoco?- le pregunta Brandon y yo cada vez comprendo menos.
-Está en lo correcto. Podemos hacer el análisis de compatibilidad y dependiendo de los resultados veremos como proceder. - guarda silencio mientras se miran directamente- Sabe que es el protocolo.
-Si doctor. Ya mismo lo hago. Gracias.
Se saludan de nuevo y me pide que lo lleve a hacerse el análisis. Mientras camino, exterioriza mis dudas.
- ¿Porque solo el 50 por ciento, Brandon?- no puedo evitar preguntar.
-Porque es una combinación genética tuya y mía. Las posibilidades de que uno de los padres comparta más del 30 por ciento de los genes con un hijo son muy raras. - aclara.
Señalo el consultorio cuando estamos frente a él.
Me quedo procesando lo que me dijo mientras ingresa al consultorio y se hace el análisis.
Al salir, ambos caminamos en silencio hasta el dormitorio de Noemí. Por un momento pienso en preguntarle que sucede si el no es compatible, pero cuando quiero acordar ya estamos ingresando a la habitación de mi pequeña y me doy cuenta de que no es el momento para preguntar.
Debemos esperar a que estén los resultados. No queda de otra. Realmente van a ser horas eternas hasta que estén en manos del doctor.
-Ya volvieron- nos dice nuestra pequeña y ambos nos acercamos para abrazarla.
-Te dije que íbamos y volvíamos, princesa. Nunca rompo mis promesas.
Él no desaprovecha el tiempo y se miman entre ellos, mientras que yo no puedo hacer más que mirarlos.
-Voy a tu casa por tus cosas así te bañas, Aless- me dice mi hermano y cuando asiento se retira.
Tomo su lugar en el sofá y admiro como Brandon toma su cabello y lo peina una y otra vez. La acaricia con delicadeza, como si tuviera miedo de que se rompa con solo una caricia. Sus ojos la recorren una y otra vez y cada vez que los ojos miel de mi hija hacen contacto con los suyos, le sonríe con amor.
Mi casa está a cinco minutos de este hospital, por lo que no demora en regresar.
-Gracias, Darien. - la recibo a la vez que lo abrazo
-De nada. - me devuelve el abrazo y besa mi mejilla - Voy a subir la maleta de Darien y me voy a tu casa con mi esposa y mi hijo. Avisen si necesitan algo más. - nos mira cuando se aparta un momento.
-Yo no, Gracias - le dice Brandon aún sin sacar su vista de mi pequeña.
Yo niego con mi cabeza y me encamino al baño de la habitación para higienizarme.
Me va a servir para poder llorar a solas con tranquilidad y pensar lo que puede pasar.