Dioses de Verium (3)

2113 Words
La primera vez que el corazón de Dominick latió apresuradamente fue frente a la escultura de una mujer con grandes alas, el brazo extendido y una expresión de pánico, tenía diez años, su grupo visitaba por primera vez el museo y él se sintió petrificado ante los rasgos de aquella escultura que retrataba el sufrimiento, el dolor y la desesperación. Visitó el museo muchas veces preguntándose de dónde venía esa sensación y por qué le pasaba solo a él. La segunda vez fue en la entrada del museo, tenía doce años y una persona chocó con él, su corazón latió apresuradamente, trató de encontrar a esa persona, pero había mucha gente y no lo consiguió. La tercera vez fue a los quince años. La fila afuera del baño era larga y esperó por varios minutos junto a dos amigos. Rebeca salió del baño y tomó de inmediato el brazo de Dominick – me encantó la película, el amor obsesivo y las relaciones toxicas son mis favoritas, Nick, ¿qué te pareció? – Fue una basura – respondió. Rebeca se sintió molesta y sonrió para ocultar sus expresiones – es porque mi Nick es alérgico al amor. – Yo creo – dijo la otra chica en el grupo – que Nick se parece un poco a Jonás, ¿no lo creen? El personaje principal de la película era un hombre adinerado, dueño de su propia compañía, colmado de mujeres, coches, lujos y culpable de todas las perversiones conocidas, y tras llegar a los cuarenta años la vida dejó de tener sentido, el éxito empresarial era vacío, las apuestas aburridas y el sexo insatisfactorio, lo único que le producía placer era el sufrimiento de otros y se volvió un adicto a ello. La actriz principal era una mujer traumada, temblorosa, débil y sumisa que iba a terapia para luchar con los demonios de su pasado, el psicólogo era un deudor, al no poder pagar sus deudas, vendió los expedientes de sus pacientes y así, Jonás encontró a Gracia, se acercó a ella, la sedujo y la llevó a una cabaña para atormentarla, él era el villano y el héroe, la aterraba de noche y la reconfortaba en el día, Gracia se estremecía ante el menor sonido, hacerla sufrir era tan fácil que terminó produciendo una obsesión. En un punto de la historia, Gracia logra escapar de la cabaña, y detiene un coche que pasaba por la carretera, y a un paso de su libertad, da la vuelta para volver con Jonás porque el hombre adinerado, lleno de lujos y sumido en la depravación, tenía un trauma que jamás pudo superar y que provocó su disgusto por la vida. Dominick no se identificó con un personaje tan sombrío. – Tienes razón, los dos tienen la misma barbilla – bromeó Rebeca y abrazó a Dominick – dime la verdad, los Kilian tienen una cabaña escondida en lo profundo del bosque y vas a llevarme un día de estos – sonrió de forma coqueta. – Sí mi familia tuviera una cabaña, te enviaría ahí y me iría a otro lado – respondió Dominick y apartó las manos de su novia – me voy a casa – se alejó. – Es un cretino, ¿por qué sales con él? – Porque tiene dinero – respondió Rebeca con los brazos cruzados – por qué más. El clima era frío a mediados de octubre y repentinamente el viento soplaba trayendo consigo una ligera lluvia, eran las nueve de la noche y Dominick caminó por la acera con las manos en los bolsillos, el aire frío era refrescante y el ruido tan ensordecedor que callaba sus pensamientos. Al final de la calle un joven miraba la vitrina de una tienda, llevaba una chaqueta azul, tenía el cabello rubio y pasaba el peso de su cuerpo de sus talones a las puntas de sus pies con avidez, en un segundo su mirada bajó y giró hacia la izquierda encontrándose con los ojos de Dominick. En las relaciones interpersonales estamos programados para buscar similitudes. Los estafadores se reconocen con una mirada, los creativos eligen los mismos puntos de reunión, los codiciosos se buscan, los idealistas se encuentran y los rotos se atraen. Es como una feromona en el aire o una impresión en el código genético, podemos sentirlo, así como la actriz de aquella película miró a un millonario que lo tenía todo y supo que por dentro estaba tan roto y dañado como ella. Dominick experimentó esa sensación por primera vez mirando una escultura, y la segunda vez en la entrada del museo, en ese entonces aún era un niño, demasiado joven para entender lo que sucedía o poner en palabras aquella extraña sensación que lo abrumaba, años después, caminando por la calle a mediados de octubre y mirando al joven al final de la calle pudo formar la frase que escapó de su mente a los diez años – tú no eres humano. El joven con la chaqueta azul dio la vuelta y empezó a correr. Dominick sonrió, no era su sonrisa usual, era una expresión de felicidad que no había sentido antes, persiguió al extraño de cabello rubio sin perderlo de vista ni un solo segundo y continúo corriendo por las siguientes tres cuadras, las personas que los veían se apartaban de su camino sin que eso cambiara sus días. El joven giró en una esquina, Dominick lo siguió y se encontró solo en un callejón con paredes altas, ventanas cerradas y una luz parpadeante que venía del interior de una tienda, su sonrisa se volvió más pronunciada cuando levantó la cabeza y pudo ver la silueta en el techo de un edificio de cinco pisos. Saltar esa altura en un parpadeo era humanamente imposible y saberlo hizo a Dominick inmensamente feliz, alzó el brazo, señaló al joven con el dedo y susurró – te encontraré y te mataré – no era un asesino, la frase fue sacada de la película que acababa de ver y que llamó “basura”, pronto empezó a llover y Dominick sonrió. Había personas en el mundo que no eran normales, tampoco humanas, él podía sentirlas, y como el investigador a cargo de una muestra experimental, anhelaba atrapar a uno de ellos y aprisionarlo entre sus manos. ***** – Bienvenidos al pabellón de Verium – anunció la guía frente al grupo de estudiantes y de espaldas a la escultura de una mujer con grandes alas y la mano extendida – para quienes no lo sepan, la mitología de Verium se basa en triadas, los tres dioses principales son la representación del tiempo, el espacio y la materia, ellos son Tiempo, Dimensional y Celestial – se detuvo frente a una gran pintura que mostraba a los dioses – y al conjunto de casas en las que viven, se le llama, Verium. Una estudiante bostezó. – Esta es una de las esculturas más representativas de la mitología, ¿alguien identifica qué diosa es? Alguien alzó la mano – la diosa de la tempestad. – Es correcto, Tempestad es retratada como una mujer alta, de largo cabello sosteniendo un arco, con una aljaba en la espalda y, observen bien, una flecha negra, la única arma conocida en todo Verium con el poder para matar a un dios – finalizó esperando algunos comentarios y el grupo permaneció en silencio sin prestar interés – sigamos. Visitar el museo era una tradición y una obligación para todos los estudiantes que pasaban por el quinto grado y entre bostezos la guía continúo con el recorrido – esta es una pintura que ha causado mucha controversia, se titula, “Suminas” – mostró una gran pintura rectangular con varias mujeres semi desnudas en rededor de una cascada – las suminas son mujeres que fallecieron ahogadas, sus almas y cuerpos fueron recolectados por la diosa de los Manantiales y convertidas en inmortales, por siglos su imagen fue romantizada y estereotipada, hasta el siglo XIX cuando una corriente literaria definió a las suminas como mensajeras, guerreras y videntes que ayudaban a los seres humanos a guiar su camino, un concepto muy diferente al que los artistas del siglo XV quisieron mostrar. Varios estudiantes miraban sus celulares. – Continuamos con la representación más aceptada del inframundo – alzó la voz la guía para hacerse escuchar – aquí vemos al dios de las tinieblas rodeado de sus hijos, las calamidades, Odio, Epidemia, Obsesión, Lujuria, Violencia y Corrupción, el inframundo ha sido descrito como una exposición del exceso y la perversión desmedida, un lugar para englobar los pecados que aquejaban a la baja edad media, y por aquí tenemos “Jardín de Otoño”, en la mitología este es el lugar a dónde iban las almas en espera de sus seres queridos y en preparación, antes de la reencarnación – continúo – esto es algo que ha causado revuelo, la diosa del amor, madre de las estaciones, cambió su género dentro de la mitología y fue representado como un hombre, hay ciertas teorías sobre la idea de que posee ambos géneros, como una simbología de la libertad en el amor. Un estudiante chocó con una cinta de advertencia por mirar su celular y observó la vitrina con un libro de pasta negra y el grabado de una flor – señora, ¿qué es esto? La guía de veinticuatro años tragó bilis y sonrió – esa es una de las joyas de nuestro museo, lo que están mirando es “el martillo de Onilas” – lo describió y el grupo se reunió en rededor de la vitrina protegida – escrito en el siglo diecinueve, dictado por Lujuria y mejor conocido como, “el libro que no debe leerse” Los estudiantes de pronto prestaron más atención. – En su interior se encuentran hechizos que invocan demonios, abren las puertas del inframundo y provocan la muerte de todo aquel que lo haya leído, este libro es tan peligroso que a finales del siglo XIX existió un grupo denominado “los nocturnos”, cuyo único propósito era encontrar y quemar todos los ejemplares, en la actualidad solo sobreviven tres, uno está aquí en el museo y los otros dos son parte de colecciones privadas. – ¿Es real? – preguntó el estudiante que chocó con la cinta. – Es muy real – respondió Dominick, dibujaba la portada del libro en su celular y lo apagó para mirar al grupo de estudiantes – según un consejo científico las páginas del libro contienen veneno que se absorbe por la piel – mostró sus manos – todas las personas que lo han tocado, han muerto. Hubo varias reacciones y la guía se interpuso – me disculpan un momento, no se vayan, quédense con su maestra – empujó a Dominick – ¿qué estás haciendo? – Lo que me pediste, pude decirles que el libro da inicio a una cuenta regresiva que termina con la muerte de quien lo leyó y todos los que estuvieron a su alrededor, fui muy diplomático – guiñó un ojo. La guía se sonrojó – el director ya habló contigo, no venderá el libro, es ridículo que estés aquí para comprarlo, ¡esto es un museo!, no una galería. – Lo sé y ya no importa, encontré otra copia – dijo Dominick ante la mirada sorprendida de la guía. – ¡No es posible! – Tampoco lo creí, los nocturnos se están volviendo muy ineficientes sí copias de este libro siguen apareciendo. – Luces adorable cuando crees que todo esto es real, pero no lo es – susurró la guía. Dominick tenía veintisiete años, trabajaba como vendedor de antigüedades y se presentaba como coleccionista, su fascinación estaba en la mitología de Verium – trabajas con sus reliquias, es triste que no tengas fe. Su contacto para la copia del martillo de Onilas era Adam Seldwyn, un oficinista endeudado cuyo único valor era ser descendiente de una de las familias de cazadores de brujas más reconocidas, según su investigación. El problema era, que el libro no pertenecía a Adam, sino a su tía y comprarlo no era tan simple. Cerca de la medianoche caminaba rumbo a su camioneta pensando en cómo hacer para conseguir el libro – drogas – susurró una mujer a su izquierda y el corazón de Dominick latió apresuradamente. Sí tuviera que describirlo, sí tuviera que definir esa sensación que lo abrumaba, Dominick tendría que decir que era similar a estar muerto, ser un zombi viviente que transitaba por la calle como cualquier otra persona normal y repentinamente, en un segundo fugaz, su corazón empezaba a latir. Fue lo que sintió al ver a Alexa, y a partir de ese momento, empezó a seguirla.
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