La señora Seldwyn entró a la habitación cargando uno de los libros contables y vio a una empleada peinando el cabello de Josephine, no necesitó dar órdenes, solo con ver su expresión la empleada salió de prisa dejando a las dos mujeres solas – ¿qué le estás haciendo a mi casa?
La frase, ¡mi casa!, puso a Josephine de mal humor – le dije a mi esposo que lo natural, es que sea yo quien administre las cuentas, suegra, usted…
– No me llames así – la interrumpió y colocó un libro pesado sobre la mesa – ocho personas desaparecieron, todos trabajadores – empezó a hablar y vio la mirada desdeñosa en el rostro de Josephine – pensé que eran accidentes, los plebeyos mueren, nadie llora por ellos, ¡así es como funciona!, pero luego vi un nombre familiar y recordé al empleado que contrataste para lim
