CAPÍTULO 18

2251 Words

Mariel resopló el aire de sus pulmones, todo, hasta la última gota o gramo, no sabía cómo se medía el aire; cubrió su rostro con sus manos y lo talló del centro a los lados, estirándolo. La rubia de ojos miel estaba cansada, en serio muy cansada, y su madre había llegado de la nada a su casa, presagiando problemas. —¿Cómo está tu esposo? —preguntó la mayor y la joven volvió a suspirar, terminando en sonreír, a pesar de que ese título para el hombre casi le hacía llorar. —Bien, madre, Mauro está bien —respondió la joven, desganada—. Tiene ya una semana yendo a la oficina, así que eso lo demuestra que pronto estará mucho mejor. —Me alegra mucho —aseguró la mujer de cabello cenizo que revisaba las tarjetas de los cinco arreglos florales que adornaban distintas mesas en la casa de esa j

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