Gracias al cielo el hombre recordaba quién era y, aunque no recordaba los proyectos en especifico en que ahora trabajaba, pudo hacerse cargo de parte de eso, así que, mientras Mauro estuvo en el hospital, esa habitación fue la oficina de Mauro de la Mora y Mariel Pazcón, su nueva asistente.
Por su parte, Samuel se hacía cargo de acompañar a la mujer a donde Mauro no podía ir y de dirigir la oficina mientras entrenaba al nuevo asistente que, sin consultar a nadie, decidió que fuera un hombre, para ahorrar problemas.
Y es que, por instrucciones del médico, al hombre no se le debían dar datos exactos sobre los años de memoria perdidos, por eso en el entorno cercano a ellos nadie podía mencionar a Teresa y, por eso también, ese hombre mayor pensó que un asistente del sexo opuesto no repres
