—¿Recuerdas todo? —preguntó el médico al hombre que visitaba en esa habitación de hospital para una revisión luego de que él declarara que, tras la caída, había recuperado la memoria. Pero lo que Mauro había recobrado no era la memoria completa. Ahora ese azabache de ojos cafés sabía cosas que había hecho, pero no recordaba la razón de haberlas realizado, así que su memoria debería seguir incompleta. —No lo creo —respondió el hombre—, siento como si faltaran cosas aún, pero puedo recordar algunas cosas ya... Por ejemplo, recuerdo el accidente, y a... recuerdo a Teresa, de ella me había olvidado por completo. —Su cerebro le estaba protegiendo de la pérdida de su prima —explicó el médico y Mauro de la Mora se mordió la lengua para no romper a llorar. Que ese hombre pensara que la joven