Cuando Catalina Martín volvió al auto de su amiga, abrió la puerta del conductor, pidiéndole a Mariel que se moviera al otro asiento para ella poder conducir, porque ya no podía confiarle más su propia seguridad a esa joven que solo sabría el cielo cómo había llegado hasta ese lugar con lo mal que se encontraba. Luego de cambiar de lugares, y de que Mariel se pusiera los tenis, la castaña arrancó el auto y comenzó a conducir, seguida por su hermano, para llevar a su mejor amiga hasta un departamento que ambas ya conocían bien y al que entraron solas. Al llegar al edificio de departamentos, Anuel se quedó abajo, haciendo algo en la administración del edificio, y subió hasta bastante rato después cuando Mariel y Catalina tomaban un té en completo silencio. Catalina había estado esperand