—No sabía que cambiaste de asistente —declaró la rubia de ojos miel una vez que se encontró de nuevo con su esposo, en ese restaurante al que Mauro la había invitado a comer luego de que ella le pidiera comer juntos. —Estoy en proceso de cambio —declaró el hombre, recibiendo su copa de vino y viendo cómo su esposa se negaba a aceptar una—. Teresa es muy buena, aprende rápido, así que, desde hoy, ella se hará cargo de las cuestiones externas a la empresa, como los proyectos que trabajas, en lugar de Samuel. —¿No crees que debiste avisarme al respecto? —preguntó la rubia, que esa mañana casi fue puesta en ridículo por una de esas tantas “amigas” que no hacían más que querer lucirse pisoteando a los demás—. Quieres que aparentemos ser un buen matrimonio y ni siquiera sé quien es tu asisten