CAPÍTULO 24

1635 Words

—¡No, Mauro, por favor! —pedía a gritos Mariel, intentando quitarse de encima a su ebrio marido—... Mauro, no quiero, por favor, no. Pero su marido no la escuchaba, y ella no tenía tantas fuerzas como para quitárselo de encima, al menos no tantas como las que ese hombre usaba para someterla, y aun así no se quería rendir, porque no quería tener que pasar por eso que estaba por ocurrir. Sin saber de dónde sacó fuerzas, empujó al hombre con sus rodillas que, en el forcejeo con él, había logrado meter entre los cuerpos de ambos; y, al estar apoyándose en la orilla de la cama, el hombre terminó resbalando al piso con el empujón. Los apretones que el hombre le dio, la fuerza con que la sostuvo y esos besos que le estaban asqueando, le dejarían marcada la piel por un tiempo, así que Mariel

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