Sara. —Señorita, ¿Me escuchó? ¿Necesita que le vuelva explicar alguna cosa? Esta pálida señorita. —No, entendí solo que me vino de sorpresa la noticia nada mas. —con toda razón me puse pálida y temblorosa. —Me dijo que usted una mujer casada. —deja de escribir en la hoja—. ¿Pasa algo?. —Mi esposo no quiere hijos y no se como decírselo ahora. —¿Y es de su esposo el bebé?. —alza las cejas negando cuando me paro de la sillas mas que indignada—. Porque si él no quería hijos señorita, debió ser mas precavido nada mas. —aprieto la cartera en mi vientre pensando—. Bien... Discúlpeme señorita, pero ya esta muy avanzado su embarazo, no puede hacer nada sin que usted no salga perjudicada gravemente. —No lo iba a hacer tampoco, es mi hijo, voy a asumir la responsabilidad aunque mi esposo no lo