Después de la conversación con Harry, llegue a mi casa muy tarde, quería evitar hablar con mi padre, solamente quería dormir, llevaba noches sin tener un buen sueño, al otro día enfrentaría mis problemas.
Como por arte de magia, esa noche fue un solo suspiro, me levanté temprano, me puse mi mejor ropa y decidida me fui para la mansión, ni siquiera se lo había comentado a mi padre, entre más rápido saliera de eso, mucho mejor.
Toque el timbre de la casa de Benjamín, las manos me estaban sudando, y aunque dudé dos veces en irme antes de que me abrieran, ya había parte del contrato firmado y por lo visto mi padre parecía que se había esfumado con el dinero, unos cuantos minutos más tarde, Rose, la empleada del servicio me abrió.
—Cariño, has llegado temprano, el señor está en su despacho, te está esperando
—Gracias Rose, si he llegado temprano en contra de mi voluntad—no tenía ni idea de que en la casa la mayoría estaban informados del gran suceso del matrimonio por contrato, porque ella me hablaba como si me estuvieran esperando, cuando entré al gran despacho de Benjamín, él estaba detrás de una pantalla gigante de un computador, su imagen estaba espectacular, se arreglaba como si fuera a trabajar en una gran oficina, pero simplemente se quedaba en su casa.
—Buenos días, Madison, espero que hayas dormido bien, ¿lista para firmar? —me preguntó sin sacar los ojos de su pantalla.
—Buenos días, señor, no estoy lista porque su abogado no me ha llamado, pero creo que no tengo más opción ¿o sí?
—Claro que tiene más opciones señorita Parker, pero por lo visto usted no es muy amante a los correos electrónicos y no leyó el contrato, si quiere regrese en un par de horas cuando ya lo haya revisado.
Me quede congelada al ver como hablaba, era el hombre mas calculador que habia conocido en mi vida, y eso me daba algo de temor, aunque físicamente era un hombre espectacular, su forma de ser era espantosa, poco a poco encontraba porque en los susurros lo llamaban el monstruo.
—No hace falta señor Thompson, confío en que usted no me hará una mala jugada, solo quiero decirle que el dinero me lo debe entregar a mí, porque soy quien se va a casar con usted, ¿entendió?
Benjamín se levantó de su asiento, se ajustó la chaqueta y se fue directo hacia mí, él era mucho más alto que yo y podía verme por debajo de su hombro, me sentía tan indefensa a su lado, pero ya estaba, lo hecho, hecho estaba.
—Me parece muy bien que usted tenga sus aires de autoridad señorita Parker, y claro el dinero se lo entregaré a usted directamente, pero tambien debe entender que tengo unas reglas que debe cumplir a cabalidad, a partir de este momento dejara de trabajar en el jardín
Abrí mis ojos como platos y lo interrumpí
—No, claro que no, el jardín está así es gracias a mí, y yo no lo descuidare, seré su esposa por contrato, tengo derechos ¿no? Y mi elección es seguir trabajando en el jardín.
—No, no los tiene, se equivoca, su contrato dice claramente que su único derecho es al p**o de lo acordado, que se hará la mitad cuando nos casemos y la segunda mitad cuando nos divorciemos, es lo único que tendrá de mi parte, si está de acuerdo, perfecto firmamos sino, devuelva mis dos millones que pague por adelantado o su padre se ira a la cárcel.
Zapateé en el suelo como una niña pequeña, refunfuñando por sus absurdas condiciones, mi padre me había hecho una mala jugada. Tragué entero el nudo en mi garganta para no llorar, y lo miré fijamente.
—Está bien Benjamín, lo haremos como usted diga, iré a leer el contrato, mantengame informada sobre la fecha del matrimonio, hare lo posible por estar ese día
Me iba a retirar, cuando él me llamó de nuevo.
—No es así tan fácil mi querida jardinera, debemos empezar por tu transformación, si vas a hacer mi esposa durante dos años, debes empezar por cambiar tu atuendo, y ciertos malos hábitos que tienes, por ejemplo, tu impuntualidad, no tolero la gente que llega tarde todos los días.
—¿Qué? ¿tengo un horario?
—Sí hubieras leído tu contrato, yo no tendría que estar diciéndote estas cosas, claro que lo tienes, aunque será solo estos días mientras nos casamos, no habrá un compromiso, pero si una fiesta de bodas, y debes estar perfecta para la ocasión.
Negué con la cabeza incrédula de sus palabras, mordí mi labio inferior para evitar decirle un montón de improperios, pero ya había aceptado.
Asentí con la cabeza y simplemente moví mis manos en rendición.
—Está bien señor, haré lo que me diga, dinero es dinero, leeré ahora el contrato y pues bueno, haremos lo necesario porque esto funcione.
Benjamín me miraba de una forma intimidante, era como si él ejerciera un extraño control sobre mi y me pusiera demasiado nerviosa, era mentira si decía que él me gustaba o algo similar, pero era como si su rostro me pareciera conocido, como si lo hubiera visto en algun lugar antes, pero no podía ser posible, debía estar volviéndome loca por la situación.
—Otra cosa, tienes dos días para que te vengas a vivir aquí, te quiero cerca, te quiero segura y por supuesto, no te quiero dando espectáculos fuera de la mansión.
—¿Qué? Claro que no, yo no quiero vivir aquí, mire que lugares este, no, entonces no me caso. Esto no es lo que quiero. —me crucé de brazos frente a él.
—No es lo que usted diga Madison, pero si quiere anular el contrato, ya sabe que debe hacer, y tiene 24 horas para que lo decida, ah por cierto a su casa llegó un sobre con una tarjeta azul, debe cambiar su forma de vestir, su cabello luce horroroso, y debe pagar unas cuantas clases de glamour, para el día de matrimonio usted debe estar casi que perfecta.
Mis mejillas se sonrojaron ante sus insinuaciones, me quiso decir que yo en general era un desastre y aunque estaba lejos de ser lo contrario, solamente me estaba juzgando por mi apariencia.
—¿Por qué está haciendo esto señor? —le pregunté confundida, todos tenían una razón para el falso matrimonio, menos yo.
—A ti no te interesa las razones por las cuales me tengo que casar contigo, pero si debes saber que tampoco te elegí, ni estoy de acuerdo, ahora vete, tengo cosas que hacer.
Aprete los labios, y me fui detrás de él hacia la salida, pero me sentí fatal cuando me di cuenta de que una de sus piernas era falsa y por eso caminaba despacio, lo pude notar cuando al caminar su pantalón se levantó un poco en la bota y expuso su prótesis.
Me sentí mal por él, pero, por otro lado, comprendía que la belleza no radicaba en algo físico, lo que importaba era lo que se llevaba dentro y él por lo visto no tenía nada.
Me fui de su oficina, quise despedirme, pero Benjamín no me dio la cara, quedé en un salón muy grande de su mansión, todo estaba oscuro, frío, sin un rastro de luz, y eso era a lo que mi padre me había condenado.
Obedecí las ordenes de Benjamín y me fui para mi casa, quise hablar con mi padre, pero solo encontré una nota.
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Rompí su nota en mil pedazos, ¿si me amaba? ¿Por qué se habia ido dejándome con este gran problema?
Me senté en mi viejo sillón a llorar desesperada, el mundo estaba desmoronándose completamente a mis pies, no era si quería aceptar, es que me tocaba, mi padre ya había gastado el dinero, y esa suma no la vería ni trabajando una vida completa.
Despues de haber dejado todas mis energías en el compulsivo llanto, me desplace hacia el buzón de mensajería, allí había un sobre, y una tarjeta con todas las instrucciones, una cantidad de citas en peluquerías, boutiques y demás para comenzar con mi transformación
Suspiré demasiado afligida, mi padre me había abandonado por completo sin decirme una sola razón, pensé que me amaba, que de verdad hacía las cosas por amor conmigo, pero solamente me utilizó para obtener el dinero de Benjamín e irse quien sabe para donde.
Me serví un tazón de avena y me bebí hasta el ultimo sorbo, me quede llorando desconsolada sin saber que hacer con mi vida, estaba condenada a casarme con ese excéntrico hombre y lo peor, es que mi novio tambien me lo había pedido, en ese momento no sabía en quien confiar, pues los hombres que más decían amarme me estaban jugando una mala pasada.
Al día siguiente con los ojos hinchados de tanto llorar, salí de la casa dispuesta a cumplir con todas las citas que Benjamín había programado para mí, la primera fue en la peluquería, una estilista muy reconocida comenzó a arreglar mi cabello, y el cambio era demasiado drástico, mi opaco color fue desapareciendo a medida que ella cortaba las puntas quemadas, y daba un tono más claro a mis rizos.
Me sentía otra cuando salí de allí, luego pase a una boutique, y allí me compre una cantidad de ropa preciosa, desde ese momento los pantalones rotos y las blusas cortas habían quedado de lado, estaban siendo reemplazados por hermosos trajes tonos pastel y tops que se combinaban perfecto con mi cuerpo.
Cumplí con dos citas más, en donde me transforme en otra mujer completamente diferente a la que era, aunque eso solamente era un cambio físico, pues mi corazón seguía siendo el de una chica rebelde y enamorada de un bandido, pero por él haría lo que fuera.
Finalmente, Williams me recogió en el centro de la ciudad para llevarme a la mansión, desde ese momento viviría con el monstruo a su petición, despues de todo, no tendría que ser tan mala la idea de un matrimonio por contrato.
Cuando llegamos, Benjamín estaba bebiendo vino en su sala de estar, cuando me presenté ante él, sus ojos se llenaron de sorpresa y era como si delante de él hubiera otra mujer, estaba impresionado.
—te ves muy bien Madison, me gusta tu nuevo look
—Gracias señor, aunque no es mi estilo, fueron sus ordenes y me adaptare, gracias por la tarjeta y las citas programadas me sentí muy bien.
—Es lo menos que puedo hacer, ven, vamos a la habitación que te corresponde.
Cuando escuche eso, no sé porque sentí un profundo alivio, por un momento pensé que tendría que dormir con él y eso no estaba entre mis planes.
Lejos estaba de imaginarme que ese sería el comienzo del verdadero infierno que traería consigo el matrimonio por contrato con Benjamín Thompson