Madison
Cabizbaja regresé donde mi padre, cuando él abrió la puerta, simplemente hizo lo que yo necesitaba, me dio un fuerte abrazo.
Me aferré tan fuerte a sus brazos, que sentí como un poco de paz invadió mi alma, sacó un pañuelo de su bolsillo y me limpio las lágrimas.
—No me digas nada papá, tal vez en el fondo tengas razón y Harry no es el hombre adecuado para mi —le dije con la voz entrecortada
—No te diré nada, por fortuna para los dos, te estás dando cuenta tu sola, vamos te sirvo un poco de avena caliente
—¿Con una torta papá?
—Si cariño, con una torta —me senté al lado de mi padre, y me comí lo que él me habia traído, no dijimos una sola palabra más después de la discusión que habíamos tenido, eso era completamente innecesario.
De repente levantó su teléfono al escuchar una notificación y leyó un mensaje, le dio un último sorbo a su pocillo, y se quedó viéndome fijamente.
—Mañana tienes que hablar con Benjamín, Williams me envió un mensaje confirmando la entrevista.
Mire a mi padre con tristeza, no comprendía porque insistía en esa loca idea de que me casara por contrato con mi jefe.
—Papá por favor, ya te dije, yo no me quiero casar con él, ese hombre es un monstruo, todos dicen que después del accidente quedo convertido en alguien irreconocible, por eso no abre las ventanas, por eso es así.
—¡Ay por favor! Deja de actuar como una niña pequeña, mañana ponte tu mejor ropa, no creas todo lo que dicen, tendrás una entrevista con él, Madison tienes que ser la esposa de Benjamín.
—¿Por qué la insistencia padre? — los ojos de mi padre se llenaron de lágrimas, se acercó lentamente y me tomó de las manos.
—Vamos a perder la casa, lo único que nos queda Madison, además no puedes quedarte siendo una simple jardinera, será solo por dos años, y con el dinero que recibas pagáremos la hipoteca de la casa y tendrás para pagar tu universidad, serás la diseñadora más grande que siempre has querido ser.
Un enorme vacío se posó en mi pecho, mi padre me estaba utilizando, o me estaba cobrando lo que había hecho por mí, yo amaba a harry perdidamente, estaba enamorada, casarme sin amor, y por solo interés, no estaba entre mis planes, quería tener una familia, un par de hijos, y una casa hermosa, mi padre estaba trocando mis sueños.
—Padre, que egoísta eres —me solté de sus manos y me fui hacia la habitación, ni siquiera pude dormir, pero eran sus órdenes, no las desobedecería, pero si hiciese lo imposible porque Benjamín no me eligiera, no me casaría con un monstruo como él.
al día siguiente
A regañadientes obedecí las órdenes de Albert, a mi padre cuando se le metía algo en la cabeza no había fuerza humana que se lo sacara, de todas maneras, tenía que ir a la mansión, pues allí trabajaba yo, era una empleada más de Benjamín, y aunque para él no existía, debía cumplir con mi trabajo.
Williams me recibió en el corredor de la mansión, yo jamás había ingresado dentro, los empleados lo teníamos prohibido; su mirada era algo descortés, por lo visto estaba enojado conmigo.
—Madison, ¿Por qué has llegado tan tarde? Le dije a Albert que deberías llegar temprano, el señor te está esperando.
—Se me hizo tarde —le respondí tajante, cuando crucé el umbral de la mansión, un enorme frío calo mis huesos, una sensación de soledad era más que evidente y parecía más bien como si estuviera llegando a un frígido castillo, de fondo sonaba una música clásica, y eso me hizo pensar en la extrañeza de Benjamín, cuando hablaban de que era un monstruo, me lo imaginaba deforme, en silla de ruedas y con un montón de marcas en su piel
—Sigue por favor —Williams me dio la orden de entrar a un gran salón, el olor de un perfume masculino invadió mis fosas nasales, y eso me gustaba, tímidamente continué hasta el gran sillón en donde debía sentarme.
Cuando la imagen de Benjamín se apareció frente a mí, las manos me comenzaron a temblar de inmediato, él caminaba cojo y despacio, pero su físico era perfecto, ¿en dónde estaba el monstruo? El único defecto que tenía era el pálido de sus mejillas a falta de la luz, pues sus ojos grises y su cabello oscuro ordenado a la perfección, lo hacían ver espectacular.
Ni hablar de su cuerpo, era como tallado por los mismos dioses, su nariz casi perfecta y sus labios rosa, despertaban verdadera admiración.
—¿Con que tú eres Madison Parker? —se acercó a mi y me extendió la mano, yo estire la mía con algo de desconfianza, y solamente rozamos los dedos.
—Sí señor, soy yo, llevo cinco años trabajando para usted
—Sí, eso me dijo Williams, perdona si no lo había notado, es que no me intereso en los empleados. —me respondió con un tono algo sarcástico, ya desde ahí había empezado a perder su belleza.
—Claro me imagino señor, entonces, dígame ¿a qué debo este placer?
—A que simplemente estoy conociendo a la esposa que voy a tener por contrato, mi abogado estará en contacto con usted y le hará firmar una cláusula, simplemente será un matrimonio fingido por dos años, no tendremos intimidad, no habrá contacto entre los dos, solamente será una matrimonio por conveniencia.
Sus palabras me trillaban en el cerebro como una completa ametralladora, que sin parar disparaba demasiada información, él estaba asumiendo que yo había aceptado el matrimonio sin ni siquiera habérmelo preguntado, esto debía ser obra de mi padre.
—No, a ver señor Benjamín, es que yo no me voy a casar con usted, es que no se quien le dijo a usted que ya había aceptado la propuesta.
—Pues según Williams, tu padre ya firmó la cláusula para el primer p**o, él lo tiene en sus manos, sino cumplen te iras detenida, bueno tu padre se ira detenido a la cárcel por estafa —sus palabras eran tan frías y directas, todo bajo mis pies sucumbía, ¡esto debía ser una broma!
—¿Cuándo es el matrimonio? — Le pregunté en un hilo de voz, sin más alternativas
—En dos semanas —respondió tajante
Me levanté de la silla sin decir una sola palabra más, mi padre me había vendido como una mercancía sin valor, y aun no me había dicho la razón, salí de la mansión como si me hubieran puesto un par de esposas y me llevara presa directo al matadero, me tenía que casar con un hombre que apenas conocía, estando enamorada de otro que llevaba conmigo tres años de mi vida, mi único amor, el único hombre con el que había estado y quería casarme.
El resto del día arregle el jardín entre lágrimas, pues mi destino estaba marcado sin ni siquiera mi aprobación, todos los días tenía que hacer la misma función en el gran jardín de la mansión, cuidar de las flores que le gustaban a la dueña, pero de ahí a casarme con su hijo, era otro nivel, mi padre me mencionó una suma que, aunque exorbitante, no era el precio por mi amor y mi libertad.
Ya estaba por irme a casa cuando de repente Harry apareció en su remolque para recogerme.
—¡oye! Ven, vamos por unas cervezas —me quedé mirándolo fijamente consumida por la tristeza
—No quiero beber hoy Harry, ¿podrías llevarme a comer? —le pedí nostálgica
—¿Tienes dinero? —me preguntó algo descarado
—Claro que si tengo— le dije, me subí con él y nos fuimos a comer algo rápido.
—preciosa, lamento lo de la otra noche, pero es que me hiciste quedar en ridículo con mis amigos, no te puedo recibir en mi remolque, somos muchos.
—No pasa nada cariño, está bien, me quedaré a vivir con mi padre, pero tengo algo que decirte —Harry levantó la mirada y rodo sus ojos
—Que no vayas a estar embarazada Madison, porque te juro…—antes de que dijera algo más cruel, simplemente lo interrumpí
—No claro que no, no es eso, es que mi padre me vendió con mi jefe —solté sin más
Harry arrojo la comida que se estaba llevando a la boca y me miró con furia
—¿De que carajos estas hablando Madison? ¿Qué tu padre hizo qué?
—Pues que mi padre firmó un contrato de matrimonio con el monstruo, ahora tengo que casarme con él —enseguida me derrumbe sobre la mesa, ahogada en un profundo y desgarrador llanto, decírselo a mi novio, era completamente trágico para mí, no sabía cuál sería su reacción y eso me rompía aún más el corazón.
—¿Un matrimonio por contrato Madison? Tu papá está loco ¿y a cambio de qué?
—Debo estar casada con el dos años, pues a cambio voy a recibir 10— le dije en medio del llanto
—¿diez que Madison? ¿diez qué? —preguntó ansioso
Levanté mi cara y con el llanto aún más agudo le respondí —¡diez millones!
Harry me levanto el mentón y se quedó mirándome fijamente
—¿Me estás haciendo una broma Madison?
—¿Una broma? Claro que no, es la verdad, yo no me quiero casar con ese hombre por dinero, porque yo te amo es a ti Harry
—Madi mi amor, cálmate, son 10 millones ¿te imaginas lo que haríamos con ese dinero? Viajaremos por el mundo, seríamos millonarios y estaríamos como reyes sin siquiera trabajar
—No, ¡eso no está bien! No sería un dinero bien ganado
—¿De cuándo acá tu con valores? mujer Simplemente acepta el contrato y ya está, vamos a ser felices con ese montón de dinero.
—¡Pues no lo haré! —le respondí decidida, sin importar las consecuencias que eso trajera
Harry me tomó de nuevo por el mentón, pero esta vez ejerciendo un poco de dolor.
—Si lo harás Madison, si quieres seguir conmigo, si lo harás, ahora, lárgate a descansar, mañana a primera hora irás donde tu jefe y le dirás que sí, si te casaras con él.
Harry se levantó de la mesa y me dejó allí sola, no podía creer lo que él me estaba pidiendo, pero si lo miraba desde otro modo, tenía la razón, con ese dinero haríamos todos nuestros sueños realidad, aunque no me parecía correcto la forma en que me trataba, ya había aceptado su fría forma de ser, total, él era lo único que tenía en el mundo, estaba mi padre, pero por su trabajo siempre estaba ausente, y despues de haberme vendido, lo único que quería, era no volver a hablar con él.