Engaño

1467 Words
Llegar a mi oficina es un acto que disfruto, amo mi trabajo. Es lo que quise. —Jefa, la esperamos en edición, ya tenemos listo el último producto —me informa mi asistente, mientras dejo mi bolso en uno de los casilleros. —Estaré allí en un momento —contesto, cuando de repente recibo una llamada. Me apresuro en contestar y veo el número de Pax. —Hola —respondo. —Imagino que ya leíste la nota que te dejé. —Sí, la leí antes de salir al trabajo. —Muy bien, pero no está de más recordártelo. Haz lo que quieras, pero mantente alejada de ese lugar. —¿Pero por qué? ¿Acaso tienes cadáveres allí? —Tú solo obedece, no me importa lo que hagas en la casa, incluso fuera de ella, pero ni se te ocurra subir al ático. —¿Tú has oído hablar de ese dicho del gato? —A mi me valen tres rábanos el mentado refrán del gato. Es una orden, María. Recuerda que esto es un contrato y sigo siendo tu jefe. —¡Está bien! No he dicho nada. —Ahora, a lo segundo que te llamé, ¿cómo está mi hermana? —Ella está bien, se quedó en casa con su marido. —De modo que la haragán sigue en casa, ya lo suponía. Ese tipo solo es un dolor de cabeza andante. Por primera vez estoy de acuerdo con él, pienso exactamente lo mismo de Zack. —Bueno, ya debo irme, también trabajo aquí. —Escúchame, llamaré todos los días a esta hora, tienes que contestarme. —¿A esta hora? Pero es el momento en el que empiezo el trabajo. —Es la única hora en la que tengo tiempo libre, así que, no hay otra opción. —¿No podrías llamarme en la noche? Así te podría dar un informe completo todo el día. —He dicho que no, María. A pesar de no estar frente a mí, puedo suponer que trae esa cara toda seria. —Pues tendrás que esperar. No soy una máquina contestadora, puedo retrasarme, así que si no te contesto en la primera llamada, sigue intentándolo, que en algún momento del día podré contestar. —María, tú me estás entendiendo. —¡Por supuesto que lo entiendo, más bien creo que el que no me entiende es otro! —¿Estás alzándome la voz? —Bueno, usted quería eso, ¿verdad? No le gustan las personas que son sumisas y calladas. —María, una cosa es que seas de carácter fuerte, y otra que me faltes es el respeto. —Me encantaría seguir hablando con usted, pero me están llamando. —¿Pues quién te llama? —Mi esposo —lo digo a propósito— Ya lo sabe, acabo de decírselo hace un momento. Tengo trabajo, adiós. Guardo mi celular en el bolso después de colgar la llamada. Puedo imaginar la cara de rabia que debe estar haciendo en este momento, pero le resto importancia. Él sabe el horario que yo manejo, por lo tanto, debería tener consideración.. —Jefa, la esperan —me vuelven a llamar, y tengo que ir. —————————— POV Zack —Pero yo quería que te quedaras un poco más. —Yo también quiero hacerlo, amor. Pero quedé en reunirme con un cliente cuando regresara. Arya ajustó mi corbata, y se puso de puntillas para besar mis labios. —Pobre de mi amorcito, siempre tan trabajador y preocupado. —Sabes que me encantaría quedarme y pasar todos los momentos contigo. Este tiempo que he estado fuera no he hecho otra cosa más que pensarte y extrañar esa boquita tan dulce que tienes. —Yo también te he extrañado mucho, mi amor, especialmente en las noches frías, donde necesito tu calor para abrazarte y dormir juntitos. —Bueno mi amor, ya habrá tiempo, pero ahora debo irme, se me hace tarde. Antes de que Arya me salga con alguna de sus ideas, decido apartar sus manos de mis hombros y retroceder hasta tomar mi maletín. —Nos vemos en la noche —me dice. —Ten por seguro que estaré antes de la noche, mi vida Ten un hermoso día por mí, te amo —le respondo antes de salir por la puerta. Camino por el largo pasillo que me lleva a las escaleras, saco en ese momento mi celular para responder el mensaje insistente, cuando miro una foto no puede evitar morder mis labios y que la sangre se me ponga dura en la entrepierna. —¿Llegará a almorzar, señor? —me pregunta Gretta, apareciendo inoportunamente al pie de las escaleras. —No, tengo otros asuntos que atender, además comeré muy bien fuera. Atiende a mi esposa, que parece estar aburrida por estar tanto tiempo sola. —Lo haré, señor. Sacando las llaves de mi auto, salgo afuera, mientras recuerdo el último viaje que tuve. Uno de los mejores donde todo fue perfecto, sin tener los mensajes o llamadas de Arya interrumpiendo. —Llegaré en un instante, espérame preparada —le mandó un mensaje de voz antes de conducir. … Tengo que manejar lejos de la ciudad, pues no puedo arriesgarme o que alguien me descubra, sobre todo porque la familia de Arya es ampliamente conocida. Pero luego de varios minutos de manejar, finalmente llego al lugar que ha sido testigo de más de uno de nuestros encuentros. —Estás hermosa —le digo, cuando apenas ella abre la puerta y me recibe con un beso en los labios, razón que me lleva a tirar mi maletín dentro y cargarla en mi cintura, cerrando la puerta de una patada para que ocurriera lo que debía pasar. Annet, esta mujer cuyo cuerpo es como la miel, tan dulce, suave y exquisito. Ni siquiera nos da tiempo a llegar a la habitación, simplemente desatamos nuestros deseos en el sofá del recibidor, hasta que nuestros cuerpos cayeron agotados del placer mutuo. —¡Santo cielo! Hoy has estado como un toro salvaje, ni siquiera en el viaje estuviste así —afirma mordiendo sus labios, mientras aún está desnuda sobre mi pecho. —Digamos que pasó algo que no esperaba. —¿No me digas que Arya te provocó todo eso? —No, pero ni te lo imaginas. Solo de recordar, vuelvo a sentir las ganas de poseerla y está vez me la llevo a su habitación, donde continuamos con la segunda parte. —————————— POV María Siendo ya de noche y después de salir del trabajo, el taxi me deja cerca al café en el que había citado a Keith. Y no es ninguna sorpresa cuando veo a mi amigo esperándome fuera del café. —¡Hey! —dice, levantando la mano para llamar mi atención. —Lamento la demora, tenía que hacer algunas cosas en la oficina —me excuso. —Eres la única mujer a la cual espero, pero que no se te haga costumbre. Soy yo quien las mantiene ansiosas. —Por supuesto —le sigo la corriente—. Vamos adentro, antes de que me arrepienta de haber venido. —Las damas primero. Apartamos una mesa en la que después de que atienden nuestros pedidos, Keith bebe su café para luego prestarme atención. Bueno si me citaste aquí es para contarme algo importante No creo que solo hayas querido venir a ver mi cara de profesor —él bromea y vuelve a beber su café. —Me casé —le respondo sin tanto rodeo, provocando que el café en su boca termine salpicando en la mesa. —Creo que escuché mal, debo estar teniendo alucinaciones, o tal vez corregir los exámenes de esos demonios me está dejando el cerebro afectado. —No has escuchado mal. Ya te lo he dicho, me casé. —No puedo creerlo —dice atónito —No me dio tiempo ni explicarte, todo fue muy rápido y… —¿No me invitaste a mí? ¿A tu mejor amigo? ¿A tu casi hermano? Yo que tanto te quiero y te aprecio como si fueras de mi sangre. —Ay Keith, por favor no empieces… —Bien, estoy exagerando. Solo trato de procesar todo lo que acabas de decirme, ¿y lo conozco? No, seguro ni lo conozco, si tú no tenías novio. —Pax —respondo, llevándome una cucharada de mi pastel a la boca. Él me mira con confusión, pero luego termina riendo. —Qué curioso, se llama como tu jefe, el señor Palmieri, ¿verdad? —Mi esposo es el señor Palmieri. Observo a Keith abrir la boca para decir algo, pero luego la cierra, vuelve a abrirla y nuevamente queda en silencio. —Es el fin del mundo.
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