—Ahí está, mirala, es ella la de la foto. —¡Qué horror! ¿Cómo puede haber gente que engañe a sus esposos? Y más a un hombre tan guapo y hermoso como lo es Palmieri. Todas ellas únicamente juzgaban, no se cuestionaban ni dudaban, simplemente preferían creer lo que la revista mencionaba. Pero entonces recordé mi regla principal, perder la calma y exaltarse, jamás sería una buena respuesta ante los eventos de estrés. Quien haya escrito este artículo, quería desprestigiarme o me odiaba, eso estaba más que claro. —Espera María, ¿a dónde vas? Salí de la tienda sin amilanarme o sentirme menos por lo que se decía en ese artículo sobre mí. He recibido golpes más fuertes que ese, por lo que si querían verme humillada y hundida, no lo lograrían. —María, ¿estás bien? —¿Por qué no debería estarl